El 11 de enero fue reinaugurado el Jardín Japonés del Parque Metropolitano, tras dos años cerrado para su remodelación. Sin embargo, en sus primeros días abierto al público, algunos de los visitantes causaron daños en el lugar, lo que causó una ola de indignación.

Fotos difundidas en las redes sociales mostraban a personas pisando las plantas del lugar, a otros sentados en el pasto haciendo pícnic, e incluso a niños y hasta perros bañándose en las lagunas interiores del jardín.

Este comportamiento no solo molestó a los trabajadores del lugar, sino también a quienes estuvieron a cargo del proyecto, como Juan Manuel Gálvez, arquitecto máster en paisaje de la Universidad de Chiba, Japón, quien conversó con T13.cl.

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"Lo que busco es enseñar qué es un jardín japonés y explicar de qué se trata. Estos tienen una vocación de paz, de tranquilidad, de contemplación. Yo quiero invitar a eso, sin la intención de criticar al chileno", aseguró Gálvez.

¿Qué es un jardín japonés?

El arquitecto explica que "teóricamente para los orientales un jardín japonés es la materialización del paraíso en la tierra. Esto tiene su origen en el budismo, desde la realización de la persona, que para el budismo inicia con la visualización".

"Esa visualización ocurre al observar la naturaleza del jardín. Porque, según el budismo, cuando el alma deja el cuerpo, al visualizar el paraíso en la tierra, llega más fácilmente al paraíso espiritual", complementa Gálvez.

El experto en paisaje de la Universidad de Chiba del país nipón agrega que "lo principal es la contemplación dentro del jardín, y eso va muy ligado al silencio. Tu observas la belleza de lo pequeño, y la grandeza de lo lejano, porque siempre detrás de los jardines japoneses hay mucha naturaleza, como montañas o bosques que le dan continuidad".

¿Qué elementos lo componen?

Gálvez explica que en los jardines japoneses hay varios elementos que conducen al visitante a esa observación, donde lo central no es el objeto, sino el sujeto.

El arquitecto indica que el visitante debe comprender que todo lo que hay en el jardín artificial: la caída del agua, los árboles, las flores, y que todo eso está pensado para generar una sensación de paz.

"En el jardín japonés hay una idea de triangulación, donde el número 3 es el número sagrado, y una manera de mostrarlo es con los tres elementos que componen el mundo, que son el agua, la tierra y la madera", indica Gálvez. 

"El agua representa el movimiento, la tierra y las rocas la fuerza de la montaña, y la madera es como un intermedio, porque el árbol nace en la tierra y el agua lo alimenta", agrega el experto en jardines japoneses.

"El jardín trabaja a través de estos elementos y muchos otros para reconstruir una naturaleza, para que el visitante se conecte con ella, pero a través de la observación y la contemplación, no a través del tacto", concluye.

Su reacción ante los daños

Lo ocurrido en el jardín durante sus primeros días abierto al público primero sorprendió a Gálvez, quien pensaba que vendría gente, pero no tanta.

"Había gente sentada en el pasto comiendo, escuchando música muy fuerte, niños en los canales. Hubo gente que puso coches de guagua arriba de las plantas, y pensé ¿por qué no cuidan el jardín?".

"Ya en la tarde sentí que la cosa se salió de control, deben haber habido unas mil personas adentro, ya no había espacio. Algunas personas estaban paradas en lugares muy peligrosos para sacarse fotos, como en el borde de la cascada. También hubo gente que puso bebés en elementos de piedra, y pensé que en cualquier momento iba a haber un accidente", agregó el arquitecto.

"El jardinero estaba muy afectado con toda esta vorágine, él me decía que estaba cansado, que quería que cerrara el parque y que la gente se fuera, porque después él tiene que mantener todo eso. Entonces, me imagino que se sintió muy frustrado por ver como destruían su trabajo", indicó Gálvez.

"Había plantas sacadas de raíz: helechos, jazmines y otras, que la gente al pasar sacó de raíz, porque estaban plantadas hace muy poco", detalla.

¿Cómo visitar el jardín?

Gálvez recomienda disfrutar del silencio, caminar muy pausadamente, bajar la velocidad de tu caminar, y respetar el sentido sagrado del lugar: "escuchar las aves, el agua, y todos los sonidos de la naturaleza, con mucho ruido de fondo, no se puede escuchar el jardín, porque desaparecería".

"No puedes llegar al lugar a comer o a escuchar música fuerte, sería como entrar a una iglesia a comerte un completo. Nada contra los completos, pero hay lugares y lugares, y este tiene un sentido contemplativo", aclara el arquitecto.

Además sugiere seguir los senderos de forma pausada y tomar las curvas lentamente, pues están para disminuir la velocidad del caminante: "sino habríamos hecho una diagonal directamente hacia la rueda. El jardín está lleno de senderos, entonces se recomienda ir varias veces para descubrirlos.", explica.

"Por otro lado, el agua es un elemento que se debe respetar, entonces no hay que meterse al agua", agrega el arquitecto.

"Todos tenemos que aprender, y yo creo que nos falta aprender a comportarnos en espacios públicos específicos. Porque no es necesario comportarse así en el Parque O'Higgins o en el Parque Forestal, pero sí en el jardín japonés", dice Gálvez.

A esto se suma que "la gente en Santiago está muy estresada y el jardín japonés está precisamente para desconectarse de la vorágine de la ciudad y disfrutarlo lentamente".

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