Según los resultados del Simce de Escritura, publicados por el Ministerio de Educación este jueves, los niños y niñas del sistema educacional chileno son capaces de escribir mejor cuando narran que cuando informan u opinan.

Las cifras fueron presentadas esta mañana por la titular de esa cartera, Adriana Delpiano, quien explicó en la ocasión que la escritura “es una habilidad básica en sociedades que son letradas, sociedades en las cuales leer y escribir son partes fundamentales de su funcionamiento”.

“El objetivo es ver de qué manera los niños son capaces de poner por escrito sus ideas”, añadió.

Resultados

El secretario de la Agencia de Calidad de la Educación, Carlos Henríquez, explicó que la evaluación realizada en octubre de 2014 incorporó “habilidades que son más complejas”, apuntando a que se incluyeron preguntas no de selección múltiple, sino de desarrollo.

Según el informe presentado por Henríquez, los tres factores más importantes asociados al rendimiento en escritura, fueron el Clima de Convivencia Escolar (7 puntos de diferencia), la retroalimentación docente (5 puntos de diferencia) y el involucramiento de los padres (3 puntos de diferencias).

Detalles

La prueba de Escritura contempla cinco importantes criterios: adecuación al propósito comunicativo, desarrollo de ideas y vocabulario, coherencia, cohesión y convenciones ortográficas: puntuación; los que se evalúan en cuatro niveles del 1 al 4, donde el 1 es el menor rendimiento y el 4 el mayor.

La adecuación al propósito comunicativo evalúa que el estudiante escriba acerca del tema y el propósito que se le pide. La prueba de Escritura evaluó tres propósitos: informar, narrar y opinar. Por ejemplo, si a un estudiante se le pide escribir un artículo informativo sobre el picaflor de Arica, este efectivamente escribirá un texto informando de este tema. Si no cumple con esta petición y, por ejemplo, se dedica a expresar una opinión sobre el picaflor, entonces no está cumpliendo con el propósito.

“Es considerable que el 51 % de los estudiantes escribe adecuándose al propósito comunicativo, es decir, si se le pide narrar: narran, si se les pide informar, informan y si se les pide opinar, opinan”, destacó Carlos Henríquez.

El desarrollo de ideas y vocabulario considera que quien escribe sea capaz de plasmar sus ideas y desarrollarlas adecuadamente para evitar omisión de información o detalles relevantes. Además, un uso adecuado del vocabulario enriquece los textos. Por ejemplo, para dar una opinión, un escritor no solo debe expresar su postura, sino también explicar las razones de estas y profundizar sus ideas. Al igual que al narrar no se deben solo enumerar acontecimientos o al informar hacer listados descriptivos, es importante que el escritor desarrolle sus ideas para que lector logre una mayor recreación de lo escrito.

 En este ítem el 12 % de estudiantes alcanzó el nivel 4, es decir, desarrollan adecuadamente las ideas del tema sobre el que escriben.

“Un nivel 4 significa que el estudiante, en su texto, desarrolla el tema propuesto y lo enriquece con ejemplos, descripciones y un vocabulario que permiten comprender lo que se expone. Si bien un 12 % de las respuestas posee un excelente desarrollo de ideas, tanto en narrar como en opinar e informar, lo interesante es destacar que casi el 40 % de las respuestas se encuentran en el nivel 3, lo que implica un desarrollo adecuado, con algunas omisiones de información, que puede ser fácilmente potenciado y desarrollado en los estudiantes al momento de escribir los textos, para así alcanzar un nivel 4”, dijo el Secretario Ejecutivo.

Por su parte, la coherencia de un texto hace referencia a la comprensión global del escrito por parte de cualquier lector. Si en un texto hay digresiones temáticas, ideas que no se relacionan con otras o falta de lógica en la organización de estas, es poco probable que quien lea pueda entender el texto y formular una imagen global de lo que se escribe. Por lo tanto, un texto que tiene problemas de coherencia obligará necesariamente al lector a detenerse constantemente e inferir qué se quiso decir en las ideas y cómo se relacionan unas con otras.

En esta prueba, la mayoría de los textos escritos por los estudiantes son coherentes y se comprenden globalmente.

 “La habilidad de producir textos coherentes, es decir, que se comprendan por quien los lea, es fundamental a la hora de pensar en la escritura como una habilidad comunicativa”, explicó Henríquez.

Añadió que entre los estudiantes que se encuentran en el nivel 4 –textos que se leen fácilmente– y el nivel 3 –textos que se comprenden, pero que tienen problemas de coherencia local–, hay un 65 % de los textos que se comprenden en su totalidad.

La cohesión de un texto implica que los estudiantes sean capaces de usar conectores, marcadores discursivos (por ejemplo, había una vez, en ese día, etc.) o recursos de correferencia (evitar repetir palabras, usando sinónimos o reemplazándolas por pronombres) que permitan unir las ideas u oraciones aportando fluidez e ilación al texto. La falta de cohesión, o su mal uso, repercute en la comprensión y lectura de un texto.

En este ámbito el Secretario Ejecutivo de la Agencia de Calidad de la Educación destacó que tenemos un desafío como país, pues solo el 13 % de las respuestas de los estudiantes presentan variados y pertinentes recursos de cohesión, mientras que el 35 % se ubican en el nivel 3, esto es que los estudiantes en sus textos sí emplean recursos de cohesión que unen adecuadamente sus ideas, aunque en algunas ocasiones los repitan o utilicen erróneamente.

La autoridad agregó que “el 32 % de los textos se encuentran en el nivel 2, lo que implica que utilizan escasos conectores o recursos de cohesión, además de emplearlos erróneamente. Por lo tanto, es importante que les enseñemos a los estudiantes la importancia de la cohesión: por qué se deben utilizar estos recursos y cómo hacerlo, y eso debe hacerse mostrando buenos ejemplos”.

La puntuación es el último criterio evaluado y consiste en utilizar adecuadamente mayúsculas, así como coma, punto seguido y final, y punto y coma al interior del texto.

En esta área, el 23 % de las respuestas de los estudiantes cumple adecuadamente con la puntuación en los textos, es decir, ellos ocupan mayúsculas al comienzo del escrito y punto final, además de algunas comas y puntos bien utilizados al interior del texto.

El 25 % usa mayúscula al inicio, punto final y, en ocasiones, puntos seguidos bien utilizados al interior del texto.

 Sin embargo, la puntuación es el aspecto que presenta el mayor porcentaje de respuestas  en el nivel 1. De hecho, el 17,5 % de los textos escritos no presenta ningún signo de puntuación, o solo una mayúscula al inicio o un punto al final, aun cuando el texto pueda poseer una extensión considerable.

“Los parámetros exigidos en este criterio de evaluación son bastante básicos: mayúscula al inicio, puntos y comas al interior del texto y punto final conforman el nivel 4.

La importancia de la puntuación radica en que es relevante para la eficacia comunicativa de un texto, ya que establece límites entre ideas y, al no utilizarla o emplearla de manera equivocada, se puede cambiar el sentido de un texto”, dijo Carlos Henríquez.

Es importante destacar que la escala de puntajes de la prueba de Escritura 2014 se mantuvo con relación a 2013, ya que la prueba, preguntas y pautas están experimentando cambios, producto de nuevos énfasis curriculares de la asignatura y de recomendaciones de un equipo de expertos. Lo anterior permitirá reportar resultados comparables según estándares de aprendizaje en futuras evaluaciones.

            

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