Un mes cumplió el aluvión que azotó el norte y el balance sigue siendo desolador. A la inmensa perdida humana, se suma la arqueológica.

Según informa El Mercurio, algunos tramos de la ruta Inca fueron arrasados, mientras la casa del naturalista Rodulfo Phillippi quedó con una sola pared.

“Particularmente las cuencas del Salado y Copiapó se vieron afectadas tanto por la subida de las aguas como por las que caían de las quebradas de os causes de antiguos ríos. Todos los sitios arqueológicos que estaban al borde fueron dañados, y en algunos casos, destrozados”, señaló al matutino el director de Bibliotecas, Archivos y Museos, Ángel Cabeza.

En su visita a la zona, miró como dos tambos, del Jardín y el de la Sal fueron dañados parcialmente.

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