El pago con dinero en efectivo va en retroceso en los países desarrollados y también en las mayores economías latinoamericanas.

Cada vez más personas usan tarjetas de plástico -de débito o de crédito- para pagar en el supermercado, en las tiendas o en sus compras online.

En la región, los países que más las utilizan son Costa Rica, Brasil y Chile, según el Informe de Tendencias en Medios de Pago de la consultora Minsait, con sede en España.

Aunque Brasil registra el volumen más alto de pagos con tarjeta por su tamaño (más de 200 millones de habitantes), proporcionalmente no ocupa el primer lugar.

El ranking está liderado por Costa Rica, al comparar la cantidad de dinero gastado en relación a su economía: US$13.028 millones en 2017, equivalentes a un 22,4% de su Producto Interno Bruto (PIB).

En segundo lugar está Brasil con un 18,4% del PIB y luego sigue Chile con un 17,8%.

Sin embargo, muchas personas no se fían de las tarjetas por la gran cantidad de casos de clientes que reclaman por cobro de comisiones o intereses considerados abusivos.

Por eso, aunque la tecnología para los pagos electrónicos avanza y se masifica, existe reticencia.

De hecho, el estudio detectó que las personas que prefieren pagar con dinero en efectivo lo hacen por temor a que les cobren intereses o a ser víctimas de un fraude, entre otras razones.

Costa Rica: el país que más usa tarjetas

"De los países que analizamos, Costa Rica tiene una clase media más amplia", le dice a BBC Mundo Verónica López, investigadora de la consultora Analistas Financieros Internacionales (AFI), quien colaboró en el informe.

Además, "el país ha hecho una apuesta desde hace un par de años por la inclusión financiera que está focalizada en el pago electrónico".

"Esa estrategia busca garantizar que todo el mundo tenga una cuenta asociada a una tarjeta de débito", agrega.

Incluso las autoridades tienen un plan para eliminar el efectivo en cualquier transacción que se hace desde la administración pública, incluyendo transferencias y pagos de subsidios.

Pero para eso, explica, deben asegurarse que las personas puedan pagar y recibir dinero electrónico.

"El objetivo es universalizar el pago digital", apunta.

Esa política se ha implementado en un país que ha tenido un crecimiento económico estable en los últimos 25 años, una esperanza de vida de 79 años, un ingreso per cápita superior al de sus vecinos centroamericanos y una alta inversión en políticas sociales.

"Tener el mayor pago con tarjetas es un símbolo de modernidad que facilita el acceso a los bienes", dice Miguel Ángel Prieto, director de Medios de Pago de Minsait, en conversación con BBC Mundo.

Sin embargo, una quinta parte de la población de Costa Rica está sumida en la pobreza, la desigualdad ha aumentado en la última década, el desempleo se mantiene alto y el déficit fiscal sigue en la lista de sus principales desafíos.

¿Más pagos con tarjetas significa más personas endeudadas?

No necesariamente, dicen los expertos, dado que la mayor parte de las tarjetas utilizadas en la región son de débito.

Y por otro lado, el uso de una tarjeta de crédito no implica la solicitud de un préstamo con intereses.

Una modalidad frecuente de uso de la tarjeta de crédito es el pago en tres cuotas sin intereses, por ejemplo, una forma de pago que no endeuda a los usuarios.

Pero claro, también es una práctica común utilizarla como si se tratara de un préstamo, y en este escenario los intereses pueden llegar a ser tóxicos para las personas o las pequeñas empresas que no pueden pagar a tiempo.

También es cierto que en la medida que crece el uso de las tarjetas de crédito, también las personas contraen más deudas a través de este sistema.

Chile, por ejemplo, es el país que experimentó el mayor crecimiento de tarjetas de crédito entre 2012 y 2017.

Emitió un total de 6,5 millones de tarjetas adicionales, duplicando el número de estos plásticos en seis años.

Y al mismo tiempo, Chile es el país donde los clientes tienen más deuda con tarjeta de crédito.

¿Por qué ha aumentado el uso de tarjetas en la región?

Una de las razones que explican el mayor uso de dinero plástico es el grado de "bancarización", es decir, el número de personas que entran al sistema bancario y dejan de hacer transacciones en la economía informal.

Por ejemplo, en muchos países de la región, las personas de menores ingresos han abierto cuentas con tarjetas de débito para que les depositen el salario y poco a poco han comenzado a hacer pagos electrónicos con ellas.

Otra razón del crecimiento en el uso de de tarjetas es la instalación de máquinas que permitan el pago.

En la medida que más negocios aceptan ese medio de pago, más personas utilizan los plásticos.

Y también influyen los hábitos de las personas en cada país. Pero sin duda, en las economías más desarrolladas, el plástico le gana al afectivo.

El dinero en efectivo va en retroceso

"El efectivo es más arriesgado, es más incómodo, más sucio", dice Verónica López.

"Es el método preferido de las mafias para blanquear dinero, para la evasión fiscal o el narcotráfico".

A nivel global, Corea del Sur ya no usa monedas.

Dinamarca y Suecia son pioneros en la reducción de pago con moneda tangible y Estocolmo apunta a convertirse en una sociedad sin efectivo para 2030.

De hecho, menos del 1% del valor de todos los pagos se hace con monedas o billetes.

En ese escenario, es probable, dicen los expertos, que América Latina siga la tendencia global, en la medida que más personas salgan de la economía informal y mejoren su nivel de ingreso.

Así lo muestra el aumento de las operaciones de pago con tarjetas en la región entre 2016 y 2017.

En Chile subió 20,4%, en México 14,7% y en Brasil 12,8%, incluyendo débito y crédito.

Esa alza, apuntan los autores del estudio, habla del dinamismo que han alcanzado las mayores economías de la región y proyecta una tendencia de crecimiento en el futuro.

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