Estados Unidos decidió esta semana incluir en su lista negra a 28 compañías chinas argumentando que participan en abusos contra la etnia musulmana uigur en la región china de Xinjiang, en el occidente del país.

China calificó las acusaciones de infundadas.

La medida les impedirá comprar productos tecnológicos de firmas estadounidenses sin la aprobación de Washington.

El Departamento de Comercio incluyó en su selección a 8 gigantes tecnológicos especialmente mimados por China, que desarrollan sistemas de seguridad.

Entre ellos, se encuentran destacadas empresas como Hikvision, el fabricante de equipos de videovigilancia más grande del mundo, o SenseTime Group Ltd., la start-up de inteligencia artificial más grande del globo.

También compañías dedicadas a la tecnología de reconocimiento facial como Dahua Technology o Megvii Technology Ltd.

Según el medio especializado Bloomberg, Pekín cuenta con estas empresas para impulsar avances en tecnologías revolucionarias y han recibido para su desarrollo miles de millones de dólares de inversores extranjeros.

Limitar expansión

"La demanda, el talento y el capital riesgo para invertir en empresas de software son tres factores presentes en Pekín", explica Matthews Asia, una firma que lleva casi 30 años invirtiendo en China.

"Mientras a menudo se conoce a Shenzhen como el Silicon Valley chino, Pekín atrae cada vez más empresas de inteligencia artificial y programación de software", añade.

Así que muchos analistas consideran que esta cuidada selección de Washington podría asestar un duro golpe al sector tecnológico del gigante asiático y minar su expansión.

Además, las 28 empresas pasan a formar parte de la misma lista en la que las autoridades estadounidenses colocaron en mayo a Huawei, gigante tecnológico chino especialista en infraestructuras de telecomunicaciones.

China reaccionó con enfado, desestimando las acusaciones de Estados Unidos.

Una excusa para interferir

"No existe tal cosa como los llamados 'problemas de derechos humanos' como alega Estados Unidos", dijo el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores Geng Shuang.

"Estas acusaciones no son más que una excusa para interferir deliberadamente en los asuntos internos de China", añadió.

La decisión se produce dos días antes de que Estados Unidos y China reinicien las conversaciones sobre la guerra comercial y antes de que se haga realidad la amenaza de imposición de nuevos aranceles sobre los bienes chinos, que entra en vigor el 15 de octubre.

Para Paul Donovan, economista jefe de UBS Global, la inclusión de las empresas tecnológicas chinas en la lista negra "reduce las posibilidades de incluso un acuerdo comercial parcial" en la cita programada para el jueves.

El economista cree que esto dañará el consumo y el crecimiento estadounidense, "con lo que esto implica para el crecimiento global", apunta.

"La incertidumbre generada por el enfoque de Donald Trump está haciendo que todos los escenarios económicos y financieros sean un desafío", explica Igor de Maack, gestor de fondos de DNCA.

"Algunos se aferran a la esperanza de que los chinos y los estadounidenses lleguen a un acuerdo provisional o parcial. Sin embargo, al final del día, todo eso son solo esperanzas y opiniones, no son hechos".


Por Karishma Vaswani, especialista de la BBC en Asia

Este movimiento de Estados Unidos sin duda afectará las ambiciones tecnológicas de China, al menos a corto plazo.

Las compañías seleccionadas son algunas de las estrellas tecnológicas más grandes del país en lo que se refiere a inteligencia artificial (IA): la industria en la que China está apostando su futuro.

Pero los chips de los procesadores utilizados para entrenar algoritmos de IA están dominados actualmente por empresas estadounidenses como Intel y Nvidia, de las que dependen las empresas chinas.

Sin embargo, cada vez más, las medidas de Estados Unidos para restringir la tecnología estadounidense disponible para las empresas chinas están impulsando a estas compañías a acelerar su autosuficiencia.

Por ejemplo, después de que Huawei fuera incluida en la lista negra a principios de este año, lo que limitaba el acceso de sus celulares al sistema Android de Google, el proveedor de equipos de telecomunicaciones más grande del mundo dijo que comenzaría a desarrollar su propio software operativo para integrar en sus teléfonos.

También se están desarrollando alternativas chinas a otras tecnologías estadounidenses.

A medida que la guerra comercial de Estados Unidos y China se convierta cada vez más en una batalla por la tecnología, los consumidores eventualmente tendrán que elegir entre productos chinos y estadounidenses.


¿Cuál es la situación en la región de Xinjiang?

China ha lanzado una operación de seguridad masiva en la región de Xinjiang (también llamada Sinkiang), al noroeste del país, en los últimos años.

Grupos de derechos humanos y la ONU denuncian que China ha reunido y detenido a más de un millón de uigures y otras minorías étnicas en vastos campos de detención sin ningún tipo de juicio previo o cargo.

Allí se ven obligados a renunciar al Islam, hablar solo en chino mandarín y aprender a obedecer al gobierno comunista, subrayan.

Las autoridades chinas aseguran que se tratan de "centros de formación vocacional" creados para "educar a aquellos influidos por el extremismo religioso que cometieron pequeños delitos" con el fin de evitar que "se conviertan en presas del terrorismo".

El veto de Estados Unidos a estas firmas tecnológicas se produce en un momento en que las prácticas de China en Xinjiang están en el punto de mira, así como la utilización de nuevas tecnologías para objetivos controvertidos en esta y otras partes del país.

Un ejemplo de ello es el informe que publicó la organización Human Rights Watch, que destapó detalles de una aplicación utilizada para las autoridades en la región en la que recogen información de todo tipo de los ciudadanos, desde tipo de sangre hasta su "atmósfera religiosa" o "el uso poco habitual de electricidad", y "controlan los movimientos de todos".

La semana pasada, el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, alegó que China "exige que sus ciudadanos adoren al gobierno, no a Dios" en una conferencia de prensa en el Vaticano.

Y en julio, más de 20 países en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU firmaron una carta conjunta criticando el trato de China a los uigures y otros ciudadanos de religión musulmana.

Pero, ¿quiénes son los uigures y por qué son motivo de polémica?

Una etnia musulmana

Los uigures son una de las etnias de China, de religión musulmana y lengua de origen túrquico, y se ven a sí mismos como una población más cercana culturalmente a las naciones de Asia Central que a China.

Viven fundamentalmente en Xinjiang, que oficialmente se denomina Región Autónoma Uigur de Xinjiang, una región autónoma de China como lo es Tíbet en el sur.

Xinjiang fue durante años una región convulsa, con incidentes de violencia y enfrentamientos entre la minoría uigur y la etnia han, la mayoritaria en China y en el gobierno.

Uigures en el exilio, por su parte, atribuyen la violencia ocurrida a la política "represiva" de Pekín contra su cultura y su religión, mientras el gobierno chino considera los sucesos como "atentados terroristas" llevados a cabo por grupos separatistas islámicos con vínculos en el extranjero.

Las autoridades ensalzan que la zona no ha registrado ese tipo de incidentes en los últimos años y lo atribuyen a sus políticas en la zona, como los "centros de formación vocacional", de los que hasta poco negaban su existencia.

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