Bloomberg

Sin duda que lo que pasa en China repercute en la economía de Chile, dado que es su principal socio comercial. Las mineras productoras de cobre de nuestro país dependen hoy más que nunca del comportamiento del mayor comprador del metal rojo en el mundo. 

Esto es motivo de preocupación para economía más rica de América Latina, que ha pasado los últimos 30 años tratando de diversificarse. Por el contrario, su dependencia de un mercado único y una sola materia prima se ha vuelto más pronunciada dado que los precios del metal siguen cayendo y la turbulencia económica de China llena de incertidumbre y volatilidad a los mercados mundiales.

Un cuarto de las exportaciones en el primer semestre de 2015 fueron representandas por las ventas al gigante asiático, más que cualquier otro país del continente americano.

Sin embargo, para un país que destaca en el vecindario por una gestión económica sólida, es una dificultad. El gobierno chino ha destinado más de US$400.000 millones a una compra de acciones para evitar un colapso en el mercado bursátil local y la inversión crece en su nivel más bajo desde 2000. Al mismo tiempo, la industria lidia con una sobrecapacidad. Por lo tanto, este no es el momento ideal para confiar en un crecimiento inmobiliario chino y en el precio del metal que ha retrocedido 28% en el último año.

Además, se ve un descenso en las exportaciones de cobre hacia Europa, Japón, Corea y Estados Unidos, en comparación con la fortaleza relativa de las ventas a China. Si bien las exportaciones chilenas cayeron 12 por ciento en el primer semestre del año en medio de la agitación mundial, las ventas a China bajaron sólo 3,6 por ciento y 80 por ciento de éstas corresponden al cobre.

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