China entra al mercado petrolero mexicano. A tres años de la controvertida reforma energética del Gobierno mexicano, presidido por Enrique Peña Nieto, la empresa estatal China National Offshore Oil Corporation (CNOOC) ha adquirido licencias de explotación en el norte del Golfo de México, a pocos kilómetros de la frontera marítima entre México y Estados Unidos.

En la cuarta y hasta ahora más atractiva ronda de ofertas por los campos petroleros mexicanos, la CNOOC se hizo a inicios de diciembre con dos de los ocho lotes licitados y se aseguró así la mayor parte. Antes habían tenido lugar tres licitaciones más pequeñas, en las que la demanda internacional había sido extremadamente modesta.

La empresa fundada en 1982, con el Estado chino como principal accionista, estaba tan decidida a obtener los derechos de explotación que prometió al Gobierno mexicano una participación en la ganancia de hasta el diez por ciento más que sus competidores.

¿Nueva era?

El secretario mexicano de Energía, Pedro Joaquín Coldwell, celebró que "si estos contratos consiguen que las relaciones con China se restablezcan, será una de las grandes aportaciones de la reforma energética." La controvertida reforma generó controversia en suelo mexicano, pues puso fin al monopolio que la empresa estatal Petróleos Mexicanos (Pemex) mantenía desde 1938 y abrió el sector energético mexicano a los inversores extranjeros.

El interés de la CNOOC en México es sintomático de la ofensiva china en toda la región. A fines de noviembre, el presidente chino Xi Jinping visitó Ecuador, Perú y Chile. Firmó más de 40 acuerdos bilaterales de cooperación en diversos sectores. Era la tercera gira latinoamericana de Jinping desde que asumiera el cargo en 2013. Tras esa visita, el Gobierno chino difundió un ambicioso documento estratégico, para abrir una "nueva era" en las relaciones entre China y América Latina.

Respuesta de Pekín a Trump

China dio a conocer sus nuevos planes de inversión en América Latina justo en el momento en que se supone que Estados Unidos, bajo su recién electo presidente Donald Trump, se refugiará en el proteccionismo. Trump ha prometido erigir un muro en la frontera con México, deportar a millones de inmigrantes latinoamericanos indocumentados, salirse del tratado de libre comercio con Canadá y México (NAFTA), y no ratificar el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TTP), del que participan entre otros Chile, México y Perú.

China quiere aprovechar la oportunidad para extender su influencia en México y la región. El documento estratégico de 11 páginas, divulgado el pasado 24 de noviembre por medios estatales chinos, no contiene muchos detalles, pero sí un mensaje claro: China se concentrará con más fuerza en América Latina y tiene para ello un metódico plan. Mejor dicho: 39 planes de cooperación en ocho sectores –política, economía, comercio, sociedad, cultura, cooperación internacional, paz y seguridad. Un documento similar le había precedido a este en 2008. Aquel fue el disparo de arrancada para una más fuerte presencia china en el hemisferio.

¿Le conviene China a la región a largo plazo?

Según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el gigante asiático es hoy el segundo socio comercial de América Latina, con una participación del 13,7 porciento del comercio exterior de la región el pasado año. El comercio con cuatro países −Brasil, Chile, Colombia y Perú− constituyó en este marco la mitad del volumen total, que asciende ya a 263.000 millones de dólares (más de veinte veces más que hace 15 años).

El objetivo chino en los próximos 15 años es, de acuerdo con el magacín oficial China Policy Review, sustituir a Estados Unidos como primer socio comercial de la región. De ahí que un nuevo documento estratégico chino venga a sustituir al primero, de hace ocho años, cuyos objetivos se cumplieron en gran medida. "Nadie le ha hecho a América Latina hasta ahora una oferta como esta", ha dicho el analista español José Egido a la agencia de noticias china Xinhua.

"Se trata de sentar la base para un gran desarrollo de la región, gracias a una cooperación en la que China plantea una relación ganar-ganar, que puede cambiar el rumbo del desarrollo económico para lo que queda del siglo XXI", afirma Egido, para quien Latinoamérica podría deshacerse de su rol primario como suministrador de materias primas, si entra en una relación más estrecha con China.

Nuevo centro geopolítico

En efecto, China invierte con fuerza en el sector energético y de infraestructuras en Brasil. Ambos estados negocian, además, un fondo de inversión bilateral al que china aporta 15.000 millones de dólares. Empresas chinas encabezan la planeada construcción de un canal interoceánico que cruzará Nicaragua. En Cuba, se amplía el puerto de Santiago con capital chino. China invierte en una línea ferroviaria transamazónica de Brasil a Perú, así como en otra a través de los Andes, de Argentina a Chile, para conectar el Atlántico y el Pacífico.

El centro geoeconómico y geopolítico del mundo se desplaza crecientemente desde Atlántico −donde se concentraron en el pasado las relaciones entre los países del mundo occidental y las desiguales relaciones norte-sur− en dirección a Asia y el Pacífico. El interés de China en América Latina es expresión de ello. Aunque aún quede por demostrar si se tratará realmente de una relación de "ganar-ganar".

Publicidad