Este martes se dio a conocer que la aerolínea Latam se acogió al capítulo 11 de la Ley de Quiebras de Estados Unidos ante la baja demanda de pasajeros causada por la crisis del COVID-19 a nivel mundial.

Sin embargo, lo anterior no significa que la empresa esté en quiebra o bancarrota, sino que se trata de una oportunidad para dar paso a una reorganización que permita el pago de las deudas a fin de mantenerse en funcionamiento.

Para poder hacerlo, se requiere que la compañía en cuestión tenga algún activo y algún proveedor en ese país, condiciones que cumple Latam: su centro de operaciones se encuentra en Miami, y mantiene deudas con varios bancos allá. 

Asimismo, para ser acogido por esta ley, la empresa además de proponer el plan de reorganización, debe negociar un plan con sus acreedores.

A fin de cuentas, este capítulo de la ley estadounidense permite que la empresa no se desmembre ni se produzcan masivos despidos del personal. Se le considera a esta acción como una especie de "conmutación de pena" que permite continuar con las operaciones y así dar paso al plan de reorganización que de ser exitoso, finalmente terminará por saldar las deudas.

Según Fernando Del Sol, uno de los pocos chilenos que se ha acogido al Capítulo 11 en Estados Unidos, y el segundo en el mundo en llevar una empresa internacional a utilizar estos tribunales, "hay mucho desconocimiento de lo que esto significa, muchos creen que si se acogen están en bancarrota, pero no es así".

"El capítulo 11 es una fórmula para que las empresas solventes sobrevivan, que no es una ayuda a los accionistas, sino que a todos los actores involucrados con ella, incluidos los trabajadores, los proveedores y acreedores. Permite que las compañías se reestructuren y vivan", explicó.

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