En Palacio dicen que se dieron por vencidos. Y que ya no hay nada qué hacer para revertir la aprobación del proyecto que permite el retiro del 10% de los fondos de pensiones. Lo que hace unos días se solicitaba desde distintos frentes –hacer un plan para la clase media más contundente- se fue descartando a medida que se les vino encima el fin de semana y se concretó el desmarque de varios senadores oficialistas, que salieron públicamente a respaldar el retiro de fondos de pensiones. 

En Hacienda están afinando los últimos detalles del plan: que algunos rezagados puedan finalmente acceder al bono de $500 mil pesos, entre ellos los que se encuentran en el tramo de ingresos entre $400 mil y $500 mil, o aquellos que su sueldo se lo hacen vía propinas, Pero en La Moneda intentan que sean sus propios parlamentarios los que restrinjan el acceso al 10% de los recursos previsionales, para que los retiren sólo aquellos en extrema necesidad, algo que fue oído entre algunos senadores UDI, como José Miguel Durana y David Sandoval, que establecieron en una indicación que “sólo podrán optar los que hayan visto perjudicados sus ingresos por la pandemia y habrá que elegir entre el 10% o el bono”. 

“Un saludo a la bandera”, dicen varios en La Moneda, porque no pocos apuestan a que el proyecto se aprobará tal cual está, incluso sin que se paguen impuestos por el retiro de esos fondos, algo que economistas de distintos colores políticos han criticado con fuerza, incluido Espacio Público que salió a enfatizar el punto ayer.

Pero hay dudas al respecto, sobre todo después de que el senador Ricardo Lagos Weber intentara poner el tema sobre la mesa, recibiendo amenazas que luego lo obligaron a recular. Por lo mismo en Palacio saben que es difícil alinear al Senado en un punto que parece generar consenso entre ellos pero que enfureció a la calle y a las redes. “Aunque ofrezcamos el oro y el moro, esta discusión se volvió estéril. Ojala que este mal proyecto termine siendo una iniciativa menos mala, y más justa”, dice una fuente de gobierno.  

Mientras tanto en Hacienda trabajan el detalle del plan de subsidio al empleo y nuevas medidas de reactivación, algo que obsesiona al ministro del Hacienda Ignacio Briones, tema en el que él quiere dejar su huella. 

La idea es ofrecer a las empresas un subsidio a la contratación temporánea, de manera de presionar a la caída de desempleados que se ha generado en el país, para los suspendidos y cesantes, y que funcionará para trabajadores con remuneraciones hasta $1 millón de pesos, con una ayuda estatal de hasta el sueldo mínimo por persona.

La duración del beneficio se definirá en estos días, si bien ya se estableció que después de ese periodo, las empresas podrán acceder a un crédito tributario a la contratación, equivalente al 23% del valor de la remuneración de cada nuevo trabajador dependiente, de manera que los nuevos empleados terminen siendo permanentes en la compañía.  

Además, la idea es mejorar el subsidio actual al empleo juvenil y de la mujer de un 40% a un 60% más vulnerable, de manera de aumentar la cobertura, que junto con la anterior, dicen en Hacienda, llegaría a un universo de 1 millón de personas. En la interna, sin embargo, hay preocupación por lo que viene después de la votación del miércoles.

En Palacio explican que hay temor de que varios de los proyectos de exclusiva facultad del presidente, como los tributarios -por ejemplo el que dice relación al impuesto a los súper ricos, terminen siendo decididos por el Congreso- en un escenario en que La Moneda aparece debilitada y sin margen de acción.  

 

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