-Las encuestas hasta hace una semana atrás daban por ganador al Rechazo. Anoche, el Apruebo dio una muestra de fuerza al reunir a miles de personas en la Alameda. ¿Cómo ves el panorama para el 4 de septiembre?

-Las diferencias entre las encuestas son extraordinarias, en las más reputadas la distancia era dentro del rango de error, la del CEP en junio, la Mori hace un mes. Otras daban rangos de 10 o 12 puntos.

Lo que he observado en la calle, poblaciones, juntas de vecinos, universidades, es un ánimo mucho más pro Apruebo que lo que dicen las encuestas. Es la observación directa, que obviamente no es decisiva, pero tampoco puede ser ignorada. El acto de ayer muestra que hay una masividad en el Apruebo. Por eso soy optimista: yo creo que va a ganar el Apruebo el domingo.

-También ha habido chambonadas como el acto de connotación sexual con la bandera en Valparaíso. De hecho, Noam Titelman advirtió que la izquierda puede perder si desprecia los símbolos patrios, tal como sucedió con el Brexit.

-Estoy de acuerdo.

-Durante el proceso constituyente hubo señales contra el himno nacional, por ejemplo.

-Hubo algunas declaraciones de Elsa Labraña al principio, que dan cuenta de una sensibilidad política que existe. Eso no se puede negar. A mí me pareció que era un error y que era absurdo plantear un discurso contra los símbolos patrios.

Tomar la declaración de una convencional, que además es bastante especial, y decir que eso constituye un punto del Apruebo, no es correcto. Y lo de Valparaíso es reflejo de lo mismo. Fue totalmente rechazado por prácticamente toda la campaña.

-Ayer hubo episodios de violencia, en el Instituto Nacional, la golpiza al hermano del Presidente. ¿El ambiente está muy crispado y puede ser complejo el domingo?

-Creo que ha habido atisbos de ese tipo de violencia, estas declaraciones de este señor en Osorno, acerca de fusilar gente. Pero se ha mantenido en la marginalidad del proceso, no creo que vaya a ser significativa en lo que viene.

-Si gana el Apruebo, por un estrecho margen, ¿estás de acuerdo en hacer cambios al texto?

-Todo el que apruebe el domingo, está aprobando también un procedimiento de reformas, y que se caracteriza porque tiene bajos requisitos parlamentarios. Y cuando se trata de reformas sustanciales, supone una aprobación popular.

Las ideas que se han escuchado tendrán que discutirse después del 5 de septiembre. Y me parece completamente razonable.

-¿Te parecía correcto que cambiaran cosas sustanciales?

-Si me siento disminuido por eso, en absoluto. Los convencionales no tienen una voz privilegiada, ya no hay Convención. Creo que después de la campaña, va a haber espacio para una discusión más razonable sobre si es necesario modificar.

Por ejemplo: en el acuerdo político de los partidos que apoyan al Gobierno, una de las cosas que proponen es eliminar la reelección presidencial por una vez. Yo no estoy de acuerdo, pero es enteramente razonable y vale la pena seguir discutiéndola si fuese necesario. Yo sólo llamaría la atención al hecho de que esa norma en la comisión de sistema político fue unánime. Todos, incluso aquellos que hoy están criticando la reelección, como Felipe Harboe, y los miembros de la Convención presentaron indicaciones en el sentido idéntico, de que se permitiera por una vez la reelección. Eso no muestra que la decisión es correcta, muestra que había unanimidad al respecto, que había buenas razones detrás de eso.

La discusión hoy día no ha sido tanto sobre si es buena o mala la reelección, sino sobre si conviene o no para ganar el el plebiscito. Cuando pase el plebiscito, habrá mejores condiciones para discutir reformas. Mi posición es que no tengo ninguna postura dogmática, habrá que escuchar los argumentos de quienes creen que es una mala idea.

-¿Estás de acuerdo con la idea de un consejo de expertos para implementar la nueva constitución?

-Eso va a ser necesario de hacerlo de todas maneras. La cuestión es cómo se designa, pero evidentemente sería conveniente y útil, darle a la labor de implementación una estructura y una organización, que la marque como algo distinto de la legislación normal.

-Estuviste en la comisión Sistema Político, que fue de las más criticadas. ¿Se le pueden hacer reformas profundas o traicionarían el espíritu de la propuesta?

-Si se adecúan a los procedimientos de reforma de la constitución no traicionan su espíritu. El espíritu está en este procedimiento: no solo un acuerdo parlamentario sino una ratificación plebiscitaria. Mi opinión sobre el sistema político general, aunque no es el que proponíamos, quedó bien. Quienes creen que quedó mal pueden tener razones dignas de ser escuchadas, y a lo mejor sea posible encontrar una modificación aquí y allá. Es parte de una discusión que necesita proceder en mejores condiciones que la campaña, porque las campañas son las peores condiciones para discutir estas cosas.

-Lo que se critica es que puede producir ingobernabilidad.

-No entiendo ese argumento.

–Lo dijo Arturo Fontaine, Genaro Arriagada…

-Por supuesto, si la sociología política fuera distinta, si en Chile hubiera solo dos partidos grandes se mantendría gobernable. Pero la constitución no fija la sociología política del país.

Hay problemas de gobernabilidad hoy día que son consecuencia de la crisis en la cual estamos. Pero no tendría mucho sentido haber puesto en la constitución una regla que dijera: desde la entrada en vigencia de esta constitución los partidos serán instituciones legítimas y representativas, y disminuirá su número. Eso no es algo que la constitución pueda solucionar.

En términos de gobernabilidad, comparando la constitución del 80 con la nueva, esta última crea un sistema político mucho más eficaz que el anterior. Porque elimina las trampas constituciones.

-Además, según estos críticos, está el riesgo de la deriva autoritaria.

-Esa crítica muestra la manera en que la filosofía de la constitución del 80 entró en las mentes de las personas. Pensar que por el hecho de que un presidente gane una elección y obtenga mayoría al mismo tiempo en elecciones separadas por un año, en la Cámara de las Regiones, y en la parlamentaria, sería un problema de riesgo autoritario, es tener una concepción bien excéntrica de la democracia.

-Si gana el Rechazo, la derecha y parte de la centro izquierda ha dicho que se inicia un nuevo proceso constituyente, una nueva convención.

-Lo único que se puede decir es que si gana el Rechazo sigue vigente la constitución del 80. Eso podría cambiar si se reforma la constitución del 80, pero para hacerlo se requiere el acuerdo de quienes siempre la han defendido. Ellos van a aprovechar, como cualquier grupo político, el hecho de de que su aprobación es requerida para los cambios. Y tratará de mantener dentro de ciertos rangos la modificación constitucional que viene. Es exactamente lo que pasó el 2005, hubo una reforma significativa, pero no afectó la cuestiones cruciales, porque la oposición se aseguró de que no cambiara lo fundamental.

-¿No le crees a la derecha?

-La derecha va a actuar como cualquier grupo político. Si gana el Rechazo su consentimiento va a ser necesario para decidir lo que pasa. Un grupo político usa ese poder para asegurar que no afecte sus intereses.

-El propio Presidente Boric ha dicho que se inicia un nuevo proceso, con convención, y un texto desde cero.

-El pueblo chileno decidió a través de un plebiscito, que iba a haber una NC, a través de una Convención. Esas cosas están decididas. El problema es que el efecto jurídico del Rechazo está lejos de esa solución política, porque sigue vigente la del 80, salvo en lo que se modifique y para eso se necesita el consentimiento de quienes siempre la han defendido.

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