“Volvió la política de los acuerdos”, le dijo el diputado DC Miguel Ángel Calisto a su par de la UDI Jorge Alessandri, mientras estrechaban sus manos en el hall de El Pensador en el Congreso Nacional. Eran pasadas las 17:00 horas del martes 9 de agosto y, solo minutos antes, la comisión de Constitución de la Cámara Baja había aprobado por casi unanimidad el proyecto de ley que permitía rebajar los quórum de reformas constitucionales a 4/7.

“Quiero destacar lo histórico de este proceso”, dijo en un punto de prensa esa tarde el jefe de bancada de RN, Andrés Longton, quien estaba acompañado en el podio de otros dirigentes como Alessandri, Calisto, el Evópoli Francisco Undurraga, la diputada RN Camila Flores e incluso la descolgada del Partido Republicano, Gloria Naveillán.

Había otros testigos del hecho que esperaban su turno para hablar: Marcos Ilabaca, del PS, por ejemplo, y estaba la “presencia especial” de los senadores DC Matías Walker y Ximena Rincón, impulsores de dicha reforma constitucional de los 4/7.

Los Republicanos no se aparecieron: su representante en la comisión de Constitución, Luis Fernando Sánchez, había votado en contra de esta iniciativa y antes presentó una indicación para resguardar de ese quórum artículos relacionados a los derechos fundamentales. No obtuvo ni un respaldo en dicha instancia.

Los miembros del Frente Amplio y del Partido Comunista, de Constitución, en tanto, miraban esta escena desde el segundo piso del edificio de la Cámara, a lo lejos. Karol Cariola (PC), Catalina Pérez (RD) y Gonzalo Winter (CS) comentaban entre ellos y observaban a la centroderecha y a la DC celebrar. Si bien ellos sí dieron su voto a favor de la reforma, no se hicieron parte de ese momento público. “Que venga Winter”, gritó Longton mientras los presentes dirigían su vista hacia arriba. Pero el llamado fue en vano.

Undurraga y Alessandri, por su parte, agradecieron luego al Partido Socialista que había retirado una indicación para modificar Las Leyes Orgánicas Constitucionales (LOC) que, dijeron, hubiese atrasado la discusión. “El más ‘Apruebista’ de todos cedió y los Republicanos no”, decía en privado un dirigente opositor al hacer el contrapunto con las indicaciones en la comisión.

Longton, en el punto de prensa, más tarde, enfatizaba en otra idea que han buscado instalar desde ese sector: “Esta es una nueva generación de la centroderecha, que no solo está dispuesta a los cambios sino que está dispuesta a que operen las mayorías como corresponde en los países democráticos”.

Esa escena fue la previa de la votación en la Sala que se dio al día siguiente -este miércoles 10 de agosto- que obtuvo 130 votos a favor, 15 en contra (los 14 de la bancada republicana y Viviana Delgado, del Partido Ecologista Verde) y una abstención (Jaime Naranjo, PS).

El martes, en todo caso, los Republicanos habían notificado a sus pares de Chile Vamos que votarían en contra de los 4/7. Su estrategia fue intentar no hacer una noticia demasiado extendida de esto. Es más: la visión republicana es que los 4/7 solo desvían el foco de la campaña -que, dicen, debe ser ‘rechazar’ y hablar solo de la propuesta constitucional, de ‘lo malo que es el texto’- a tal punto de que, creen, cuando hubo una baja significativa del Rechazo en las encuestas fue cuando se impuso el tema de los 4/7 en la agenda y, agregan, ‘dejamos de hablar de contenidos’.

Para Chile Vamos, en la interna, este hito de los 4/7 no solo cambia el escenario de la papeleta del 4 de septiembre sino también empieza a ser el “inicio del gran acuerdo” que se debiese dar post plebiscito, sobre todo si triunfa el Rechazo.

“(Quiero) recordarle al Presidente de la República que este Parlamento, cuando él era miembro, generó un Acuerdo por la Paz y una nueva Constitución; por eso, invito al Presidente de la República a que, una vez el 4 de septiembre gane el Rechazo, volvamos a tener un Acuerdo por la Paz”, dijo, en tanto, este miércoles el diputado Undurraga una vez que se despachó a ley la rebaja de quórums.

Para la DC, asimismo, esta reforma constitucional es un retorno, general, a los acuerdos pues, acuñan, los altos quórum, como 2/3 y 3/5, imposibilitaban aquello. “Este es un hecho histórico que deja en el pasado estos entrampes de la dictadura de quórum altísimo de 2/3 y 3/5; con ellos no se podía llegar a ningún acuerdo, porque finalmente el Congreso estaba capturado por minorías circunstanciales”, dice a T13.CL el diputado Calisto.

En esa línea, el parlamentario complementa que “la votación expresada en la discusión de los 4/7 es el reflejo de que estamos frente a una nueva etapa de la política chilena. Y los extremos justamente fueron los que se negaron al Acuerdo del 15 de noviembre, los partidos políticos que hoy aprobamos esta reforma fuimos partícipes de la construcción del Acuerdo de la Paz y la nueva Constitución”.

“Para Chile se abre una luz de esperanza, una luz de esperanza de moderación, de acuerdos políticos desde el Partido Socialista hasta la UDI”, aseguró, por su parte, Alessandri, tras el despacho del proyecto.

En el Congreso, así, se instaló por estos días que los 4/7 vendrán a inaugurar una nueva etapa donde los extremos pueden quedar fuera de las discusiones relevantes. Porque el quórum de los 4/7 en la práctica significa que las reformas constitucionales podrán ser aprobadas por 89 diputados. Y si se suma la composición de la actual Cámara se ve que, sin el FA, ni el PC ni el comité Ecologista Verde ni el Partido Republicano, sí se puede alcanzar ese quórum -y de sobra-. El desglose es el siguiente: RN (25 diputados), UDI (23), Evópoli (4), Partido De la Gente (8), DC (8), bancada radical-liberal (8), PPD (9) y el PS (13), lo que suma 98 diputados. ¿Cómo se rebajará el naipe post plebiscito? Esa es la duda que acecha por estos días a los partidos.

La centroderecha, asimismo, se ha esforzado esta semana por dejar claro ante la opinión pública que los 4/7 no es una manera de “mantener la actual Carta Magna” sino de dar paso amplio a un tercer texto: “Una nueva y buena Constitución”.

El incipiente duelo entre “puristas” y “pragmáticos” en el Partido Republicano

El debate de los 4/7 dejó sobre la mesa la siguiente reflexión: ¿el Partido Republicano estará sentado en la mesa del eventual “gran acuerdo” post plebiscito?

Tanto en la bancada como en la directiva de la colectividad que fundó José Antonio Kast indican que no han abordado en extenso la estrategia que tendrán luego del 4 de septiembre. ¿Por qué? Una vez más, recalcan, no quieren mover el eje de la discusión: el objetivo es que el Rechazo se imponga en el referéndum, porque, dicen, “la rueda de la fortuna no está clavada”. Y para eso, mencionan, aún no hay que anticiparse a otros escenarios. “No queremos adelantarnos a nada, hay que esperar al 4 de septiembre, y aparecer lo menos posible en la prensa y en los medios de comunicación”, dice un dirigente.

Esta semana, en la discusión de los 4/7, en la UDI dicen haber hecho esfuerzos para que los Republicanos se sumaran a apoyar la iniciativa. El martes, por ejemplo, en la cafetería del Senado, se vio a los timoneles Javier Macaya (UDI) y Rojo Edwards (P. Republicano) conversar latamente. Según conocedores de ese diálogo se abordó la reforma de los 4/7, pero el senador republicano solo enfatizó en las razones que tendrían para rechazar el proyecto de ley. Ya ese día en la mañana, los diputados de la bancada le habían notificado a sus pares de Chile Vamos que no estarían disponibles para aquello.

En todo caso, al interior de la colectividad reconocen que si la iniciativa hubiese corrido el riesgo de ser rechazada, otra habría sido la posición del grupo.

¿Hubo algún mensaje de Kast previo a la votación de los 4/7? Dicen que tal es el esfuerzo de su excandidato presidencial de estar totalmente fuera de la discusión del plebiscito de salida que solo envió un escueto mensaje de que cualquier decisión que tomaran fuera en unidad. No dijo si estaba a favor o en contra.

En el debate en Sala, en tanto, los diputados enfatizaron en el discurso que han venido sosteniendo en las últimas semanas: que este tema no concita la atención de la ciudadanía y que el gobierno solo ha estado concentrado en la agenda previa a una elección y no a las “urgencias sociales”.

“Aquí se están arreglando los bigotes”, dijo la diputada republicana Chiara Barchiesi, sobre los 4/7, y añadió: “Para mí, al igual que todos los chilenos que están afuera de este edificio, este proyecto es prioridad ‘z’. Volvamos a preocuparnos de las urgencias sociales”.

Mientras, el jefe de bancada, Cristóbal Urruticoechea, hizo alusión explícita, en la Sala, al acuerdo del 15-N, al que no adhirieron en 2019: “El llamado Acuerdo por la Paz del 15 de noviembre fue una mentira, las demandas sociales y la violencia solo aumentaron. También fue uno de los actos de mayor torpeza, porque dio origen al engendro ese llamada propuesta de nueva Constitución”, señaló.

Esa idea era transmitida a Chile Vamos: que los 4/7 era una suerte de 15-N 2.0, por tanto, un nuevo error. Los mismos diputados UDI y RN manifestaban que era un argumento que los Republicanos le entregaban a la hora de explicar su rechazo a la reforma. “Quién iba a pensar que estaría en el Congreso para ver que el tiro de gracia a la Constitución lo iban a dar quienes por años se llamaron sus propios defensores”, escribió en Twitter el diputado republicano José Meza.

Aunque los Republicanos no quisieron criticar directamente a Chile Vamos en la Cámara, en privado decían no entender que “la UDI destruya los cimientos que planteó su fundador Jaime Guzmán”.

“Ahora dicen ‘bajemos los quórum’: eso es el resultado al miedo al violentismo octubrista que sigue aquí. Chile Vamos está acostumbrado a arrancar de la derrota a los fauces de la victoria”, dijo en la discusión, en tanto, el diputado Johannes Kaiser.

En la reflexión política sobre los 4/7, en todo caso, surgió en la colectividad el riesgo sobre aparecer como el Partido Comunista al rechazar esta iniciativa, pues justamente al inicio de esta semana el presidente de esa colectividad, Guillermo Teillier, remarcó que no había que cambiarle nada al texto propuesto por la Convención. “Corremos el riesgo de ser lo mismo, pero hacia la derecha”, advirtió un dirigente por esos días, al fragor de la discusión.

Y es que durante la semana no solo se había dado el debate de los 4/7 -que inevitablemente desencadenaba la conversación sobre si se sumarían o no a un eventual gran acuerdo-, sino también el del feriado del 16 de septiembre. La bancada resolvió que algunos votarían en contra y otros se abstendrían. Unos propusieron salir a criticar con fuerza al gobierno en este tema, pero otros sugirieron no hacerlo de esa manera, considerando la proximidad de la elección del 4 de septiembre. Y así fue: no enviaron un comunicado, por ejemplo, ni agarraron una bandera visible. Pero sí el diputado Stephan Schubert argumentó en Sala fuertemente en contra de la medida: “No es el momento para esta iniciativa dada la economía en la que estamos”, afirmó.

La bancada de los Republicanos, eso sí, se apuran en descartar que actúen en base a cálculos políticos.

Así surge una suerte de incipiente duelo entre los “pragmáticos” y los “puristas” del partido. Los más jóvenes, dicen, son más apegados a la “ideología”, no así quienes han estado en otros periodos en el Congreso, por ejemplo, y que buscan calcular de mejor manera las repercusiones políticas de sus actos.

“El Partido Republicano defiende y ama a nuestro país como ningún partido político en Chile lo hace”, fue una frase de Urruticoechea en la Sala. Un discurso que ha sido leído como una semejanza al “purismo” que desde otros sectores políticos le atribuyen al Frente Amplio, por ejemplo.

Un escenario similar ocurre al intentar comenzar la discusión del post plebiscito: ¿se suman o no a un gran acuerdo? Unos abogan por no quedar fuera de las reformas constitucionales que se fraguarán post plebiscito -sobre todo si gana el Rechazo-, pero otros aseguran que sería una buena oportunidad para seguir perfilando al partido como el “único de derecha”, sobre todo en circunstancias de que Chile Vamos, se augura, se correrá cada vez más al centro y dejará un espacio huérfano en la derecha. “El coqueteo con la izquierda tiene consecuencias”, advierte un republicano.

La decisión, explican, como siempre será en unidad -algo que los ha caracterizado en su debut en el Congreso-, pero, de nuevo, hay quienes sostienen que la Constitución no ha sido la causa del problema social sino más bien la inoperancia de los políticos tradicionales. Por eso, la colectividad se ha posicionado en el “Rechazo a secas”. No obstante, otros se apuran en precisar que la Constitución no está escrita en piedra, pero que ahora la lógica es “simplemente Rechazo”.

Es más: diputados comentan que en reformas como salud -isapres- y seguridad, “la visión de los Republicanos no puede quedar fuera”.

La noche del 4 de septiembre, en ese sentido, será la primera señal del Partido Republicano, porque, cuentan, lo más probable, es que no “celebren” con Chile Vamos y sus declaraciones públicas sean muy estudiadas.

¿Cómo ven en Chile Vamos la exclusión de republicanos de los 4/7? Como una primera señal de que se restarán del gran acuerdo post plebiscito. Pero la UDI, dicen, seguirá insistiendo en sumarlos. No con el mismo entusiasmo los RN y Evópoli, quienes observan una posibilidad de crecer al centro sin los Republicanos dentro del esquema, “un mejor perfilamiento” para su sector, dicen.

“El Partido Republicano se comporta políticamente igual que el Partido Comunista, son partidos que no creen en los acuerdos, que no creen en la defensa de la democracia, y esta se hace a veces reflexionando y pensando en el bien del país y no solamente en la barra que apoya a un partido determinado”, dice a T13.CL el diputado Evópoli Francisco Undurraga, sobre la votación de los 4/7.

¿Hay que sumarlos al “gran acuerdo”? “Sería necesario que estuvieran porque, por cierto, tiene que ser un acuerdo nacional, pero gracias a que se bajaron los quórum a 4/7, bueno, nos tendremos que poner de acuerdo entre las fuerzas democráticas”, responde Undurraga.

Si gana el Rechazo o el Apruebo el escenario también será distinto para los Republicanos. En el diario La Cuarta, Kaiser comentó: “Si gana el Apruebo, nosotros probablemente no tengamos ningún rol que jugar en Chile. La oposición va a tener una sola opción: esperar si el sistema se desmorona por su propia incapacidad”.

¿Y si el Rechazo gana por ejemplo con un 60%? En Chile Vamos dicen que se sentarán a la mesa sí o sí, que no hay que “envalentonarse”, pero los Republicanos dudan. Dudan mucho, sobre todo ahora, porque, critican, “en Chile Vamos están sentándose a la mesa, pero no saben aún qué plato se van a servir. Hay que mirar esto con calma”.

Por qué a la derecha le importan tanto las Leyes Orgánicas Constitucionales

Una vez despejada la nueva ley de los 4/7, en la centroderecha surgió el debate respecto a qué posición tomarán frente a la rebaja de quórum de las Leyes Orgánicas Constitucionales (LOC) que hoy operan con 4/7. Senadores del PS y del PPD presentaron estas semanas una reforma para disminuir este quórum a mayoría absoluta, es decir, la mayoría de los senadores en ejercicio (26). Actualmente se requieren de 29 senadores para aprobar las LOC.

Lo cierto es que este es un debate que complica más a Chile Vamos que la rebaja del quórum de 2/3 a 4/7. “La idea es llegar hasta acá no más”, decía un importante dirigente de la centroderecha al graficar el escenario que se dio luego del despacho de los 4/7. ¿La razón? Aquí aparecen los temores del sector respecto a la posibilidad de que mayorías circunstanciales puedan influir en aspectos que, dicen, otorgan los “contrapesos” al gobierno de turno. Un senador de la UDI, por ejemplo, explica que una mayoría absoluta podría interceder en cambios relevantes, como en el funcionamiento de la Contraloría, el sistema electoral o en el poder judicial.

Justamente, dicen en el gremialismo, es un aspecto que aún no tiene resuelto el comité de la UDI, que lo integra el presidente de la colectividad, Javier Macaya. Más que todo, dicen, por los matices que han transmitido al respecto. Pero las distintas posturas no solo surgen entre los senadores UDI sino también en los diputados del partido. Por estos días, el objetivo, comentan, es que ambas bancadas conversen y tomen una postura unitaria con el fin de que la UDI esté 100% alineada.

Si bien la centroderecha, incluso la UDI -específicamente Macaya- han acuñado que la actual Constitución ya cumplió un ciclo o que ya murió, bien saben que los límites o cercos que corran en este periodo, “sentarán las bases” para un nuevo texto, una tercera propuesta constitucional. Y ahí justamente está el nudo de la discusión. Por otra parte, sostienen, deben seguir dando señales de apertura a los cambios.

En privado dicen que lo ideal sería posponer esta discusión en el Senado hasta después del plebiscito, algo que se había visto truncado cuando este martes, en la Sala, se tomó un acuerdo de comité para discutir -justamente en Sala-, al día siguiente, el proyecto de ley del PS y del PPD. Pero, en ese mismo momento, el jefe de comité, Iván Moreira, y el senador Rojo Edwards -que tiene su propio comité pese a ser un único representante republicano- salieron de la Sala, sin saber que minutos después tomarían dicho acuerdo. Matías Walker (DC), dicen en la derecha, se apresuró y pidió tomar el acuerdo.

El hecho molestó al Partido Republicano y a la UDI -a este último sobre todo por “una cuestión de procedimiento”-. Al punto de que el miércoles, por la tarde, el senador Edwards pidió en reunión de comités dejar inválido ese acuerdo, por ser, dijo, “espurio”. El parlamentario indicó que coincidentemente una senadora le pidió conversar fuera de la Sala -aunque precisó que no podía saber la intención que tuvo su par (si efectivamente era dejarlo fuera para que no se opusiera a discutir en Sala las LOC)- y que, por lo mismo, pedía repetir el acuerdo o bien correr la discusión en alusión al “derecho de las minorías” que opera actualmente. También propuso citar a una sesión este viernes o lunes, lo que no tuvo respaldo. Edwards, así, acuñó otra idea: otorgar plazo para ingresar indicaciones.

Los presentes estuvieron de acuerdo con esto último, sobre todo, para no iniciar una importante discusión con recriminaciones cruzadas. Así entonces el gobierno quitó la urgencia y la volvió a ingresar para que el martes finalmente se discuta en Sala y haya un plazo para el ingreso de indicaciones.

“En la UDI y en Chile Vamos hemos dado muestras de nuestro compromiso con una nueva Constitución si gana el Rechazo. Los 4/7 fueron prueba de ello. Y con respecto a este nuevo proyecto (LOC), vamos a seguir demostrando que estamos por los cambios. Sin embargo, siento que hay algunos parlamentarios del oficialismo y de la DC que tienen demasiada ansiedad de que se aprueben estos proyectos en 24 horas”, señala a T13.CL el senador Moreira.

De ese modo, la derecha logró “ganar tiempo” para alinear a sus filas respecto a un tema que les complica.

Los 4/7, de ese modo, se convierte en el gran paso que piensa dar la derecha, previo al plebiscito. Tampoco el objetivo es avanzar en el proyecto de ley presentado por Walker y Rincón para darle la potestad al Presidente Gabriel Boric de llamar a un plebiscito para iniciar un nuevo proceso constituyente. Es decir: no se opondrán a discutirlo, pero presentarán indicaciones y no mostrarán premura como ocurrió con los 4/7. Porque también ha existido el análisis esta semana de que un eventual triunfo del Rechazo podría igualmente darle un aire a Boric en caso de que sea él quien lidere un nuevo proceso. Así, comentan, la centroderecha no debiese evitar que ese plebiscito o ese proceso pase por el Congreso.

El tiempo está a su favor, en todo caso, porque solo restan 23 días para el plebiscito -tres semanas, de las cuales una es distrital no coincidentes entre el Senado y la Cámara, por lo que, en la práctica, sólo quedaría una semana legislativa-, de ese modo, no darían los tiempos para terminar los procesos de los siguientes proyectos de ley (las LOC y plebiscito que establezca mecanismo para una nueva Constitución).

Hay sectores de Chile Vamos, de todas maneras, que están abiertos a votar a favor de la rebaja de quórum de las LOC, sobre todo la “nueva generación”, porque, argumentan en privado, que, en estos nuevos tiempos, ya no se puede legislar “parapetados en los quórum”. Otros, en cambio, señalan que, si se trata de ceder, prefieren entregar las LOC antes de definir de antemano que sea una nueva Convención la que redacte un tercer texto.

El otro nudo, además, es que en el sector no hay una postura común, mayoritaria, sobre cuál debe ser el mecanismo para comenzar la redacción de un tercer texto. Esa discusión también la han evitado a toda costa, al menos públicamente.

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