Llevaba pocos meses de convencional cuando decidió renunciar a la UDI. Si bien durante todo ese trabajo constitucional se mantuvo cerca del Partido Republicano, Martín Arrau dice que evitó militar en la colectividad de José Antonio Kast, por “neutralidad” y “respeto”, dado que fue electo por un cupo de la UDI.

Por estos días, el exintendente fichó en la colectividad y sostiene que se debe reivindicar el rol de los partidos políticos en la sociedad. “Lo más cómodo en esto de la política es quedarse al margen de los partidos y lo que está de moda es criticar. A uno le pasa que escucha decir ‘yo soy independiente’, y eso es como algo bueno, pero no, uno tiene que tratar de aportar a un proyecto colectivo”, asevera.

—¿Qué vio en el Partido Republicano que lo cautivó a dejar la UDI?

—Vi tres aspectos fundamentales. Primero: el Partido Republicano defiende valores y principios que no solo están en su declaración sino que es consecuente y no actúa en base a cálculos electores o políticos; al contrario, defiende con fuerza sus principios. Segundo: es un partido joven que está dirimiendo sus bordes y, por tanto, hay mucho que aportar ahí; es motivante estar en un partido nuevo, hay que aportarle calma y buena letra para que tenga un buen futuro este partido. Tercero: veo que en muchos otros sectores políticos están enredados en su política actual -seguridad, economía, crisis institucional-, en cambio, el Partido Republicano tiene una lectura política y propuesta clara, que viene del sentido común y que viene a traer más esperanza a este Chile tan convulsionado. 

—¿La UDI se fue desdibujando políticamente en cuanto a la defensa de sus principios?

—Yo respeto mucho la opinión de la UDI, pero decir que el ‘convencionalismo’ solucionará todo es una lectura muy errada de la UDI. Ahí hay un error de lectura de la UDI. Porque hay que hacerse cargo de este problema en el Congreso. 

—¿Cómo ve el liderazgo del presidente de la UDI, Javier Macaya, en el diálogo constituyente?

—Yo estoy en descuerdo del camino que él ha seguido, que es poco institucional. Esto de crear una nueva Convención no se entiende. Porque, al retomar ese camino, que impide el desarrollo de nuestro país, no respetan a la gran mayoría de los votantes. Un nueva Convención solo abre paso a la incertidumbre. Veo un tremendo error del senador Macaya en el rumbo que le ha dado a estas negociaciones.

—¿Y qué le parece la idea del senador sobre que la propuesta de la nueva Constitución lleve la firma de Gabriel Boric?

—El senador Macaya comete un error al hacer esa aseveración, porque los textos constitucionales tienen un valor jurídico que se ve en las propuestas. Una firma no garantiza nada y más encima el Presidente Boric estaba dispuesto a apoyar una propuesta que transformaba a Chile en una plurinación. ¿Él quiere que esa persona firme una potencial nueva Constitución? Esto demuestra falta de seriedad. Chile se está empezando a aburrir de los gestos.

—¿Ese rol de Macaya podría ahuyentar a sus adherentes y que eventualmente opten por firmar por los republicanos? ¿advierte esa tensión?

—Cuando los partidos pierden el rumbo y pasan a ser reactivos y dejan de ser consecuentes con sus valores y principios, claramente hay una desafección por parte de los militantes. Eso es inevitable y por eso vuelvo a remarcar la importancia que tiene en el Partido Republicano en la coherencia con sus principios... y eso define a la larga el carácter de un partido.

—Habla de errores de la UDI. ¿No es un error del Partido Republicano excluirse de la mesa de diálogo constituyente?

—Esa salida es solo el ánimo de seguir una sola línea. Yo siempre he estado dispuesto a hacer reformas constitucionales incluso al sistema político, pero lo que se está proponiendo en esa mesa de negociación es hacer una nueva Convención, pasando por alto que ocho millones de personas no querían la Convención. Hoy los chilenos además están preocupados de la seguridad, de la economía, no de una nueva Convención.

—¿Qué responde ante los argumentos de que salirse de esa mesa es atrincherarse, y por tanto, no demostrar gobernabilidad?

—No nos estamos atrincherando, estamos defendiendo nuestras ideas. Cuando llegue a la Sala la discusión de esa nueva Convención, bueno, ahí estarán los parlamentarios presentando su opinión y si llega haber elección de convencionales tendremos que presentar candidatos. Pero

—Usted avala la idea de que las reformas sean en el Congreso, pero pese a la mala evaluación ciudadana en encuestas a la Convención, igualmente su aprobación fue superior a la del actual Congreso...

—Yo estoy convencido de que si el Parlamento hiciera su deber constitucional, de hacer reformas constitucionales, pese a que hoy día marca en las encuestas lo que usted dice, le aseguro que la gente empezaría a mirar con otros ojos el Parlamento. Mientras hagan su trabajo se va a ir validando ante la ciudadanía y seguro será un proceso lento, pero hay que hacer el trabajo. 

—El Partido Republicano se ha mostrado abierto al plebiscito de entrada, pero unos dicen que hacer esa elección sería el fracaso de la institucionalidad, ¿qué opina?

—El proceso se terminó con el plebiscito de salida del 4 de septiembre, ocho millones de chilenos votaron la opción Rechazo. ¿Es legítimo que se hagan reformas a la Constitución? Sí. Vivir en este mandato eterno no es necesario y no resiste en el tiempo. 

Arrau y su rol en SP2: “Chile Vamos perdió el rumbo”

—Usted formó parte del segundo gobierno de Sebastián Piñera, del cual los republicanos se declararon opositores. En retrospectiva, ¿cómo vio ese gobierno?

—Sí. Yo fui intendente y me tocó instalar la región de Ñuble. Me tocaron tiempos difíciles no solo por el Covid-19 sino por los desórdenes públicos y toda esas crisis de seguridad y social. Lo que a mí me tocó vivir en la región fueron momentos durísimos que se enfrentaron de manera adecuada. Era un gobierno además que no tenía apoyos en el Parlamento. En cambio, si el gobierno del Presidente Boric ahora quisiera solucionar el tema de la seguridad, podría hacerlo, sí tendría apoyo transversal, pero no lo hará, porque sigue pegado en su tesis octubrista. Nosotros, en el gobierno de Sebastián Piñera, tuvimos una oposición durísima, no había forma de que nuestras propuestas se aprobaran en el Congreso.

—¿Es crítico, como su actual partido, de cómo se abordó la seguridad en el gobierno de Piñera 2? Muchos dicen que ‘entregó’ la seguridad…

—No, no se entregó. Hay muchos proyectos de ley que se enviaron y que muchos de ellos aún están esperando en el Congreso. La crisis de seguridad no viene solo del gobierno anterior sino desde mucho antes, hay mucho activismo e intención política velada en debilitar el uso de la fuerza. Soy consciente de que se pudo haber hecho más, pero hay que mirarlo en contexto…

—Usted fue de los primeros convencionales en apoyar la campaña presidencial de José Antonio Kast, cuando Sebastián Sichel aún era candidato de Chile Vamos. ¿Qué vio?

—No me importa que hagamos cosas impopulares siempre y cuando estemos convencidos de que son buenas para el país. Margaret Tatcher lo decía: la labor de los políticos no es ser popular sino hacer las cosas que tocan hacer. En ese sentido, cuando vi que su carta no representaba los valores del pensamiento de derecha -entiéndase personas que creen en la libertad, en el esfuerzo propio…- me di cuenta de que Chile Vamos perdió el rumbo y, en ese caso, tempranamente opté por apoyar a José Antonio Kast, que sí representa esos valores que, a momentos, lo sé, no son tan populares.

Publicidad