Fue uno de los temas de debate durante el juicio contra Perú en La Haya. Con la llegada de Sebastián Piñera a La Moneda cambió el enfoque en la relación política y diplomática con Lima: de un estilo duro contra el gobierno de Alan García, implementado por el último canciller de Michelle Bachelet, Mariano Fernández, a uno que buscaba eliminar las tensiones en asuntos que no tuvieran que ver con lo limítrofe. Este último fue conocido públicamente como el enfoque de "cuerdas separadas".

Ahora, se trata de uno de los asuntos que el Ministerio Público buscará indagar. Esto, en el marco de la causa sobre el negocio que Bancard, family office del ex Mandatario, realizó con la pesquera peruana Exalmar, mientras Piñera estaba en La Moneda y se realizaba el litigio en la corte internacional.

Según fuentes cercanas a la investigación, el objetivo es obtener información sobre las razones del giro en el enfoque de política exterior ante Lima. Esto, considerando que el estilo impulsado por Piñera podía incentivar un mejor clima para las inversiones chilenas en Perú, a pesar del juicio.

En ese contexto, las mismas fuentes dicen que en la lista de citados a declarar de la Fiscalía están no sólo el ex canciller de Piñera, Alfredo Moreno -cuya comparecencia ya fue informada por Radio Cooperativa- sino que también otros personeros involucrados directamente en el manejo de la relación con Perú, como el ex agente Alberto van Klaveren.

Las "cuerdas separadas" fue un diseño impulsado originalmente por Lima, que buscaba aminorar los efectos políticos de su demanda en La Haya y, además, evitar problemas para las inversiones vecinas en ambos países.

En un primer momento, Bachelet calificó la demanda peruana como "inamistosa" y asumió distancia con Perú. Sin embargo, el carril económico y de las inversiones siempre se mantuvo fuera de la tensión, como forma de evitar daños en ese campo: según cifras de Direcon a diciembre de 2015, Lima es el cuarto destino de inversión directa de Chile en el exterior, con 15%,7 del total invertido fuera, equivalente a 16 mil 755 millones de dólares.

El giro piñerista, en tanto, fue explicado en su momento por las autoridades de Cancillería como una forma de preparar el terreno para un escenario inédito: la aplicación del fallo que entregaría La Haya.

Cualquiera fuera la decisión de la corte, se entendía en el ministerio a cargo de Alfredo Moreno, habría tensiones que sería necesario manejar. Para ello, una buena relación entre los gobiernos sería clave.

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