Los errores en las estimaciones realizadas por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) y el posterior recambio de su titular, no es algo nuevo. En los últimos diez años el servicio se ha puesto en entredicho por acciones u omisiones que en ciertos momentos han mermado su credibilidad.

Uno de los casos en los que el INE vio afectada su reputación -y quizá uno de los más recordados- fue durante la entrega de los resultados del Censo 2012, y que cifró a la población chilena en 16.634.603, cuando en realidad la cantidad correspondiente superaba a los 17 millones de habitantes. 

Un error que le costó la salida al -hasta ese entonces- director del INE Francisco Labbé, quien renunció al cargo que mantuvo por dos años. Una situación similar a la ocurrida con la inexactitud que registró el último registro del IPC presentado a inicios de febrero de este año, que dejó a Guillermo Pattillo fuera de la dirección del Instituto Nacional de Estadísticas y que según el actual ministro de Economía, Lucas Palacios, es una prueba más de que "el INE necesita modificaciones sustanciales". 

 

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