Carlos Amauri Venegas Chamorro, conocido simplemente como Amauri Chamorro, es un tipo afable, de barba prominente y pelo casi cano. En toda la campaña presidencial no se ha despegado de Marco Enríquez-Ominami. En su tercera aventura, ME-O no da ni un solo paso que se escape del control de Chamorro. A este periodista de origen ecuatoriano-brasileño, de formación de izquierda y que ha servido en campañas de Rafael Correa y Lenin Moreno, se le atribuye el tono de virulencia de la campaña del abanderado del PRO. Dicen que reinventó a ME-O y es el responsable de que recupere el terreno perdido tras sus vinculaciones a SQM y la polémica por el avión de OAS que utilizó en la campaña anterior. Lo cierto es que Chamorro no es desconocido para la izquierda tradicional chilena. Un grupo de dirigentes del PS lo conoció en foros internacionales y un alto integrante del comando de la entonces candidata Michelle Bachelet lo recomendó en 2013 para hacerse cargo de las redes sociales de la campaña de la segunda vuelta de ese año.

Chamorro viajó a Chile a reunirse con integrantes del comando -entonces ubicado en una casona de calle Tegualda en el barrio Italia-, dicen varias fuentes consultadas. El periodista hizo una completa e informada presentación sobre la campaña. Pero su propuesta fue considerada demasiado vanguardista. Según quienes conocieron el contenido de la propuesta, Chamorro proponía una “campaña sucia” contra Evelyn Matthei, la abanderada del entonces oficialismo. Hoy al ver la campaña de ME-O, varios recordaron dicho episodio, donde primó el análisis de que la entonces candidata no necesitaba una campaña de ese tipo para imponerse, como ocurrió, en la segunda vuelta para volver a La Moneda. 

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