Por Juan Cristóbal Villalobos

En los últimos meses Daniel Mansuy, analista político y ex militante UDI, se ha transformado en uno de los críticos más duros y agudos de la derecha y de Sebastián Piñera, siempre desde la vereda conservadora. “Soy menos pesimista que antes de la elección, pero me reservo un juicio hasta conocer el gabinete y ver cómo funciona el gobierno en los primeros meses”, dispara el académico de la Universidad de los Andes, investigador del IES, y hoy columnista y panelista habitual en varios medios de comunicación.

-¿De dónde viene tu pesimismo si a Chile Vamos le fue muy bien en la elección?

-Efectivamente la derecha logró un respaldo que hace mucho tiempo no tenía y un gran espacio para jugar. Sin embargo, al ver las  improvisaciones que se produjeron en la segunda vuelta creo que existe el peligro de desperdiciar lo logrado. Pero le doy el beneficio de la duda.

Si las cosas se hacen bien, considerando además la brutal división ideológica y debilidad estratégica de la centroizquierda, la derecha podría gobernar por ocho años.

-¿Por qué teme que no se aproveche este buen momento?

-Tengo dudas de que hayan tomado plena conciencia de lo difícil que es gobernar en el Chile actual. Tienen a un Frente Amplio al lado, a una gratuidad a la que se suscribió bajo presión y sin debate interno, a un Congreso fragmentado y a una sociedad descontenta consigo misma.

-¿Qué expectativas tiene ante el primer gabinete de Piñera?

-Este será el gabinete más importante desde el que nombró Patricio Aylwin. Su relevancia está en que reflejará de manera muy fiel la visión que tiene Piñera de los problemas del país y de cómo enfrentarlos. Vivimos un momento político muy incierto y el Presidente tiene muchas jugadas posibles. Aparte de Andrés Chadwick, pareciera que su gabinete está totalmente abierto y con muchas alternativas de nombres. Por eso, cada opción será muy ilustrativa de lo que se viene.

-¿En qué hay que fijarse?

-En cuántos ministros surgen del sector privado, cuántos del mundo político, cuántos son caras nuevas, cuántos se repiten el plato.

Además, hay que ver cuán representativos de los partidos son los ministros y si cuentan con peso político más allá de su cercanía con una directiva específica.

-¿Cuál cree que será el sello del primer gabinete?

-Piñera está muy consciente de los problemas que tuvo el 2010, aunque, y aquí espero equivocarme, soy escéptico de que realmente se haga cargo de los problemas del país. Además, no creo que logre sacudirse de esa mirada gerencial con que enfrenta los problemas, lo que lo lleva a preferir ciertos perfiles de colaboradores.

-Más técnicos que políticos.

-Exacto. El Presidente tiene que hacer un esfuerzo contra si mismo para darle verdadera importancia a la política; le cuesta mucho creer en ella y lo termina traicionando su naturaleza. Piñera podría trabajar con personas con las que no hay confianza personal pero sí política, pero le cuesta mucho. Por eso, la clave será ver si el gabinete está lleno de cortesanos y si llegaron ahí por su peso específico o por integrar el círculo íntimo del Presidente.

-¿Teme que hayan muchos cortesanos?

-Veamos… Ojo, no utilizo el término “cortesanos” de modo peyorativo.  Obviamente que el Presidente debe tener confianza personal con algunos de sus ministros, pero no puede ser solo eso.

-¿Cecilia Pérez sería un ejemplo de “cortesana”?

-Ella es muy cercana a Piñera, lo que no me parece mal, pero su peso político guarda directa relación con esa cercanía. La base de una coalición debe ser mucho más amplia que eso.

-¿Andrés Chadwick también se ha convertido en un “cortesano”?

-Él junta tres cosas –que lo convierten en un “bicho extrañísimo”-: es un histórico de la UDI, aunque ese partido ahora lo reniegue; tiene gran habilidad política; y es primo del Presidente. Chadwick encarna las virtudes y defectos del “modelo piñerista”, por lo que uno puede preguntarse: si no fuera primo, ¿estaría en un lugar tan cercano?

-¿Qué piensas tú?

-Que no, lo que no significa que carezca de talento político.

-¿Chadwick debería el ser jefe de gabinete?

-No necesariamente. Sería un error de Piñera pensar que es un dogma el que Chadwick sea el ministro más poderoso. Lo importante es que sus nuevos colaboradores entiendan que el paso por el gobierno no es solo un paréntesis en sus exitosas trayectorias en el mundo privado.

-¿Ese fue el problema del primer gobierno de Piñera?

-Sí. Ahora se necesita gente con interés de seguir en lo público. El éxito de la futura administración se medirá en la presidencial del 2021, por eso es tan relevante que los ministros sean capaces de seguir vigentes políticamente. De los que estuvieron en su primer gobierno, uno es ahora presidente de las AFP’s, y otro dirige la CPC. Todo muy legítimo, pero se desperdició la inversión política hecha en ellos, porque dirigir un ministerio es una gran vitrina. Sé que Piñera ahora está muy consciente de no repetir eso.

-¿Cree que él considerará los nombres entregados por los partidos?

-Tiene que hacerlo, aunque sea en parte, si no la guerra civil será brutal y no puede darse ese lujo. Debe lograr un equilibrio y darle a los partidos lugares de relevancia. Recordemos que los primeros años de su anterior gobierno fueron muy difíciles porque tenía a los partidos como grandes opositores.

-Pero criticó las listas que le entregaron.

-Ahí Piñera se metió en una polémica extrañísima. El 2010 armó su gabinete pidiéndole nombres a los directores de los centros de estudio, con los resultados que conocemos. Ahora el Presidente solicitó listas que después cuestionó públicamente sin conversarlo antes con los partidos. Realmente no entiendo por qué Piñera hace esas cosas: o es una torpeza grave o algo deliberado, lo que sería un error profundo.

-¿Los nuevos liderazgos de la derecha saldrán del gabinete?

-Sí, hay que perfilar a dos o tres figuras con mucha fuerza, para que se transformen en presidenciables. El ser ministro es demasiado importante para dárselo a gente sin ambición política.

“Felipe Kast se traicionó a si mismo”

-¿Evópoli es un aporte a la derecha?

-Reconozco que han hecho un gran trabajo político, electoral y programático, pero tienen una tensión permanente: ¿qué es lo central en ellos, ser de derecha o liberal?, ¿son de “derecha liberal” o “liberales de derecha”?, ¿cuál es el sustantivo y cuál el adjetivo? Esa ambigüedad se debe resolver porque produce permanentes equívocos. Al ponerle tanto énfasis a la versión individualista del liberalismo se alejan de la matriz histórica de la derecha. Muchos piensan que Evópoli no se siente cómodo en Chile Vamos y que está ahí por motivos instrumentales.

-¿Eso se vio en posición favorable de Felipe Kast ante la ley de identidad  de género?

-Kast la apoya con tanta energía porque así se diferencia del resto de la derecha. Es tanto el afán por ser distinto, que finalmente se traiciona a a sí mismo, como sucede con esta ley que es mala, no tiene nada de liberal (es más bien constructivista) y que se ha tramitado en forma apresurada.

Esta búsqueda de Evópoli por distinguirse con temas valóricos a toda costa ha sido más un desgaste que un aporte, ya que la derecha reacciona como un regimiento. De los dos lados se han equivocado.

No creo que Felipe Kast haya sido electo senador en Angol por sus posturas valóricas, sino porque logró el apoyo de los votantes de derecha que son mayoría en la Novena Región. Evópoli es “liberal de derecha” pero parte importante de su electorado es de “derecha liberal”, o directamente de derecha.

-¿Eso les generará problemas?

-Claramente y el mejor ejemplo es que la compañera de lista de Kast, y que salió senadora por Evópoli, tiene posiciones diferentes en lo valórico. Y eso no casual.

-¿Las aspiraciones presidenciales de Felipe Kast, de Manuel José Ossandón y de José Antonio Kast serán la gran molestia para el gobierno de Piñera?

-Veremos si el futuro Presidente posee el talento político para ordenar liderazgos que son molestos, inquietos y rebeldes y si logra que le sirvan a su gestión. Efectivamente, su gobierno partió con el “síndrome del pato cojo” en la segunda vuelta, porque todos hablaban de los futuros candidatos.

-¿Piñera tiene esa muñeca política?

-Yo no se la he visto, pero nos puede sorprender.

-¿Qué le parece el liderazgo de Ossandón?

-Él ha logrado una conexión con el mundo popular, al que en general no llega la derecha, aunque es muy torpe políticamente, le cuesta mucho construir confianzas y pensar en colectivo. El propio Ossandón ha dinamitado sus posibilidades por su mal manejo y lenguaje poco amistoso. No sé cuántos dirigentes de la derecha confían realmente en él.

-¿Ossandón puede ser la gran “piedra en el zapato” para Piñera?

-Puede serlo, ya demostró que tiene capacidad de daño, pero también lo puede ser Felipe Kast. Ambos jugarán sus propios juegos.

-¿Cuáles son los límites de estos juegos?

-Habrá que ver cuánto estiran la cuerda. Ossandón es bastante más obcecado y está dispuesto a llegar muy lejos. Kast entiende que está en una coalición y que eso implica ciertas responsabilidades.

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