Testigo 1: “Me encontraba en el interior de mi casa, a las seis de la mañana, cuando escuché que una vecina empezó a gritar que había una cabeza en la basura”.

Las declaraciones corresponden a testigos de un hecho que ocurrió en la comuna de Maipú. Son leídas por la fiscal Paola Zarate en una audiencia realizada el lunes 17 de abril, a las 13:10 horas, en el Centro de Justicia. En el registro de audio también está presente el imputado Renato Barraza, de 19 años.

En la madrugada de ese lunes, vecinos de la calle El Olimpo llamaron a Carabineros tras la alerta de una persona en situación de calle que revisaba la basura. Al interior de un carro de feria, de color rojo, encontró una cabeza humana.

Testigo 1: “El sujeto que transportaba el bolso rojo, debo decir que lo ubico como un residente del sector, con quien mantuve una conversación hace un par de días (…) Recuerdo que mencionó que su padre había fallecido en Brasil mientras que su padrastro golpeaba a su madre”.

Minutos más tarde y a 200 metros del lugar, los policías encontraron el resto del cuerpo en una maleta negra. Tras realizar las pericias correspondientes, la Brigada de Homicidios de la PDI identificó el cadáver: David Cornejo. El hombre de 61 años era pareja de Marcela Carabantes, madre de su asesino. Los tres vivían juntos en un block en la calle El Olimpo.

Testigo 2: “Había ocurrido, anteriormente, algún tipo de problema. Incluso, recuerdo que, en alguna oportunidad, llegó Carabineros y había sido por violencia intrafamiliar”.

Según la declaración de Marcela Carabantes —también leída durante la audiencia—, el sábado 15 de abril, cerca de las 10 de la noche, estaba tomando cerveza con David Cornejo, en el living de su casa, cuando comenzaron a discutir. Ella se trasladó hasta su pieza y su pareja la siguió. Allí comenzó a insultarla y golpearla, momento en que llamó a su hijo Renato Barraza para que la ayudara.

Testigo 2: “Estaba acostado en mi pieza y, pasadas las diez de la noche, comencé a escuchar, desde el departamento de mi vecino, muchos gritos y muchos ruidos contra el piso. Gritos de mujer que decían: ‘no le pegues’”.

Renato, con sus brazos y piernas, ahorcó a David hasta que perdió el conocimiento. Marcela, al ver la escena, le dijo a su hijo: “Mira la embarrá que te mandaste. No era para tanto, lo mataste”. Después, Renato escondió el cuerpo en el baño y ambos se fueron a dormir.

Al otro día, el domingo 16 de abril, Renato descuartizó a su padrastro.

Testigo 3: “Alrededor de las cuatro de la tarde, nos encontrábamos realizando un asado en el sector común del piso, cuando sale Marcela de su departamento y me pregunta dónde podía ubicar una comisaría de Carabineros, ya que David se encontraba desaparecido y quería poner una denuncia por presunta desgracia”.

 Renato distribuyó el cuerpo en dos partes. En una maleta negra escondió los brazos, las piernas y el torso.

Testigo 3: “A las horas después, cuando regresó, comenzaron a escucharse gritos y una discusión entre Marcela y su hijo (…) Él le comenzó a gritar y a preguntarle dónde estaba el cloro y el neopreno”.

 Luego, en un carro de feria rojo, puso la cabeza y las manos. El mismo que dejó en la basura, pero al interior del block . Después, una vecina y testigo, trasladó el carro hasta la calle, sin saber lo que había en su interior.

 Testigo 4: “Se encontraba pesado y le faltaba una rueda. Pensé que eran tarros de pintura, pero no me atreví a abrirlo. Luego de dejarlos en la calle, regresé a mi domicilio”.

En la audiencia de control de detención de Renato Barraza, a puertas cerradas en la sala 904 del Centro de Justicia, la magistrada Claudia Burgos decretó prisión preventiva para el imputado. Agregó que: “lo cierto es que la forma en cómo cometió el ilícito, demuestra y denota una mayor peligrosidad”.

No era la primera vez que se advertía una situación así de Renato. “Reportajes T13” tuvo acceso a informes del imputado que advertían de los problemas psicológicos que vivía. Sin embargo, decenas de instituciones públicas ignoraron o no pudieron responder a los diversos síntomas y alertas del joven. Documentos que coinciden en una sola advertencia: “recurrentes ideas homicidas”.

 Testigo 2: Él es conocido en el sector por contarle historias tristes a la gente.

Reportajes T13: Las alertas del descuartizador que nadie escuchó

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Renato Barraza nació un sábado de junio de 2003. Su familia está compuesta por su hermana mayor Belén —su nombre ha sido cambiado—; Carlos Barraza y Marcela Carabantes, sus padres, los que se casaron en 1997.

Durante su infancia, Renato presenció numerosas situaciones de violencia intrafamiliar. Si bien, las agresiones eran de ambas partes, Marcela nunca realizó una denuncia. Sí lo hizo Carlos. El primer registro de estos hechos, que involucró a Renato y su hermana, ocurrió cuando él tenía siete años. En enero de 2011, el padre denunció que su esposa había golpeado a la hija de ambos.

Según su declaración en la Fiscalía de San Antonio, Carlos se encontraba “profundamente preocupado por la situación que afecta a mis hijos, ya que en el caso de Belén, el daño es evidente. Tiene un gran temor de volver con su madre y ser agredida, y en el caso de Renato, entiendo que aún permanece con su madre. Es pequeño como para defenderse o comunicarse conmigo, temo por su integridad física y emocional”.

En esa ocasión, Belén también declaró en la fiscalía. Al regresar a su hogar, después de haber pasado la noche en la casa de una amiga —con permiso de su mamá—, la mujer comenzó a golpearla sin motivo ni justificación alguna.

“Yo le decía por qué me está pegando. Ella me respondía, porque me hacía la tonta. Sabía todo lo que había hecho anoche (...) No es la primera vez que ocurre. Hace cuatro meses, no recuerdo el día, mi madre también me pegó, me tiró contra la muralla y me pegó cachetadas. En esa oportunidad también me fui de mi casa. Eso fue como a las 4 de la madrugada. En esa oportunidad estaba con alcohol. Quiero estar ahora con mi padre, no quiero que me vuelva a pegar”.

La Fiscalía de San Antonio decretó, durante un mes, dos rondas diarias de Carabineros y Marcela fue derivada al Centro de Diagnóstico DAM San Antonio, para una evaluación psicosocial. Sus hijos quedaron con una medida de protección por vulneración de derechos. Un año después, el matrimonio se separó. El tribunal de familia otorgó el cuidado personal de Belén a Carlos Barraza, su padre. Y Renato quedó a cargo de Marcela Carabantes, su madre.

***

Cuando Renato Barraza tenía 15 años ingresó a un programa para adolescentes con consumo problemático en el Centro de Salud Mental (Cosam) de la Municipalidad de Santiago. Allí, en su evaluación inicial, fue diagnosticado con “policonsumo, sintomatología anímica reactiva a eventos contextuales, rasgos disociales, disfuncionalidad familiar alta y vulnerabilidad psicosocial severa”.

También se destacó que “la gravedad del caso, tanto a nivel clínico como psicosocial, requiere intervención efectiva por equipo multidisciplinario, siendo de riesgo sostener solo la intervención psiquiátrica (...) Dado los aspectos señalados, se sugiere una supervisión constante del proceso, desde los distintos dispositivos involucrados, así como de una coordinación constante”.

Aparte de ser atendido en el Cosam, Renato también formaba parte de un Programa de Intervención Especializado (PIE), derivado por el tribunal de familia, a raíz de su vulneración de derechos. En él, se destacó que el joven tenía “gustos intelectuales y elevados, en comparación a jóvenes en la misma etapa de ciclo vital”.

Sobre su situación psicológica, se detalló que, al momento de tener relación con los profesionales del programa, sus compañeros de colegio y autoridades, “Renato muestra distintas versiones de sí mismo (...) esto mantiene al adolescente visualizado desde el temor, la angustia, debido a que sus pensamientos, ideaciones y planificaciones suicidas, se hacen latentes”.

Su madre Marcela Carabantes también tuvo que participar del proceso de reparación de su hijo en el programa PIE. En su evaluación quedó en evidencia las consecuencias de las violencia intrafamiliar que vivió.

“Padece de un trastorno cognitivo, producto de una lesión cerebral. Se debe a los constantes episodios de violencia física por parte de su ex pareja, quien al propinarle varios golpes, con diversos objetos, genera que Marcela padezca de lesiones cerebrales (...) A medida que la violencia fue aumentando, fue influyendo en su funcionamiento cognitivo, desencadenando un accidente cerebrovascular (ACV), lo cual dificulta su ejercicio de parentalidad, visualizándose como competente en términos operativos, pero distanciado de la emoción y afectividad”, detalla el documento.

También se evidenció cómo era la dinámica entre Marcela y su hijo Renato al interior del hogar. Tras una visita de los profesionales del programa, notaron en mal estado algunos electrodomésticos y elementos del hogar, “donde Renato ha realizado golpes a los mismos aparatos (...) Producto de las dificultades y conflictos que se han desencadenado en torno a la convivencia con Renato y los intentos por quemar su antigua habitación, se ha dispuesto que pernocte en el living, utilizando un sofá tipo futón, donde dormiría el adolescente y así evitar que pueda encerrarse en su anterior habitación y exponerse a situaciones de riesgo”.

A pesar de llevar un tiempo en el Cosam de la comuna de Santiago, Renato Barraza no presentaba mejoras en su situación. “Da cuenta de sensación de ineficacia para controlar ideas suicidas y homicidas, con fantasías de ejecución, por lo que fue derivado de urgencia al Hospital Psiquiátrico Horwitz para evaluar eventual hospitalización donde descartan riesgo e indican mantener controles ambulatorios”.

No obstante, el joven no fue ingresado a urgencias e intentó quitarse la vida. Tras el hecho, el servicio de salud derivó a Renato, otra vez, al Hospital Psiquiátrico Horwitz. Más de un mes demoró en concretarse la medida, pero esta vez se hizo en una lista de espera. Durante ese tiempo, Renato Barraza nuevamente intentó suicidarse.

Finalmente, después de 84 días, el hospital le informó al joven que su hospitalización no se concretaría. Los motivos: “debido a la pronta estabilización emocional de Renato, la ausencia de síndrome de abstinencia y la necesidad de contar con cupos disponibles en la unidad para jóvenes con compromiso vital significativo”, explica el informe. Días después, Barraza intentó, una vez más, quitarse la vida.

“Reportajes T13” solicitó una entrevista a la Municipalidad de Santiago y al Hospital Psiquiátrico Horwitz para conocer más detalles del caso, sin embargo, ambas instituciones se excusaron de participar en la investigación periodística.

Renato no solo asistía a terapia en el Cosam de Santiago, además era parte de un Programa de Libertad Especial, a raíz de un robo con intimidación que cometió en 2019, cuando tenía 16 años. En él, también se alertó de lo que podía ocurrir en el futuro.

“Es un joven que presenta conductas relacionadas a ideaciones suicidas, ideaciones homicidas, maltrato de animales, alteraciones de la realidad, consumo intermitente de drogas, y un historial familiar marcado por hechos de violencia intrafamiliar, inestabilidad económica y condiciones de hacinamiento”, precisa el texto.

En noviembre de 2020, el Programa de Libertad Especial entrevistó a Marcela Carabantes para saber de su estado y el de su hijo. En esa oportunidad, ella declaró que “están tranquilos, sin mayores complicaciones”. Se advirtió que esa situación “puede cambiar de forma abrupta, por lo que se mantiene monitor de las dinámicas familiares”. También se pidió que no se realizaran más informes sobre Renato y su madre, “salvo que surjan nuevos episodios de riesgo y/o vulneraciones de derechos”.

Y así fue. Un mes después, el programa alertó que Renato “presentaría nuevamente complicaciones emocionales y pensando en atentar contra su vida, lo que se debe a nuevas diferencias con su padrastro (...) Se recomienda mantener cuidados las 24 horas respecto al estado emocional o actos que pueda realizar”.

Ese padrastro era David Cornejo, la última pareja de Marcela Carabantes.

***

En febrero de este año, David Cornejo denunció a Carabineros una situación de violencia intrafamiliar con Renato Barraza. Según el parte de la 25va. comisaría de Maipú, el hombre declaró que “Renato lo agrede verbalmente y realiza malos tratos, vejándolo como persona”.

Esa denuncia de agresión escaló hasta la municipalidad de Maipú. Felipe Fernández, director de la Dirección de Desarrollo Comunitario, explica que “cuando tomamos conocimiento de este tipo de situaciones, por parte de tribunales de familia, activamos todos los protocolos correspondientes. Desde nuestro departamento de personas mayores, se intenta tomar contacto, por distintas vías, con las personas afectadas, ya sea a través de contacto telefónico o visitas domiciliarias. En este caso, se intentó por ambas vías, pero la persona no fue encontrada”.

Dos meses después del incidente, el cuerpo de David Cornejo apareció descuartizado en la calle El Olimpo, en la comuna de Maipú. Su cabeza al interior de un carro de feria rojo y el resto del cuerpo, en una maleta negra.

Ese lunes 17 de abril, horas después de que encontraran los restos de su padrastro, en la sala 904 del Centro de Justicia, Renato Barraza está acompañado de Héctor Aceituno, abogado de la Defensoría Penal Pública. En el registro de audio se escucha que el abogado le pregunta si está cómodo en la silla. Renato le responde: “Sí, estoy bien”. Minutos más tarde ingresa la magistrada Claudia Burgos.

—Buenas tarde, siendo las 13:10 horas se da inicio a la audiencia por orden de detención vigente —dice la jueza.

Después de presentarse la fiscal y el defensor público, la magistrada conversa con Renato.

—¿Nacionalidad?

—Chilena

—¿A qué se dedica? ¿qué hace?

—Iba a ir a trabajar hoy día en una corporación para ayudar niños quemados, con la piel quemada y cosas así...

—Ya, ¿pero no tiene entonces profesión u oficio?

—No.

Tras escuchar los alegatos entre la fiscal y el defensor público, junto con repasar los detalles del crimen de David Cornejo, la jueza Claudia Burgos conversa una última vez con el joven.

—Señor, ¿entiende los hechos que se le están imputando? Solo si los entiende, no si son verdad.

Antes de responder, Renato titubea. Luego dice:

—Sí, sí los entiendo.

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