Un potente antioxidante encontrado en la cáscara de la cebolla podría contribuir a la lucha contra el cáncer, según el descubrimiento de dos investigadores y académicos de la Universidad de Chile.

Esto es lo que reveló el estudio realizado por Jocelyn Fuentes, jefa del Laboratorio de Análisis de Antioxidantes, y por Hernán Speisky, director del Laboratorio de Antioxidantes, ambos investigadores del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA) de la Universidad de Chile.

El estudio tuvo sus inicios en el año 2017, cuando los dos científicos se interesaron por descubrir qué le ocurría a los antioxidantes cuando se oxidan, específicamente a los polifenoles, hallados en la cáscara de las diferentes especies de cebolla.

Para analizar este proceso, usaron la piel seca de la cebolla para crear un extracto que fue administrado en pequeñas dosis a ratones de laboratorios. Fue entonces cuando descubrieron que el extracto protegía la mucosa intestinal de los roedores, cumpliendo una función de barrera para agentes oxidantes.

“Encontramos e identificamos en la piel de la cebolla que la molécula de benzofuranona (BZF), la forma oxidada del polifenol quercetina, tiene una potencia antioxidante 1.000 veces superior a la del mismo polifenol sin oxidar”, explica Fuentes sobre la elección de esta verdura.

Con estos resultados, los científicos chilenos afirman que la piel seca de cebolla podría usarse para combatir enfermedades como el cáncer, además de ser útil en el tratamiento de diabetes y la obesidad mórbida, tras pasar por cierto proceso.

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