"Ahora llámame Caitlyn Jenner", tituló la revista estadounidense Vanity Fair en su edición de marzo con la imagen de una mujer que antes el mundo entero conocía como Bruce Jenner, un excampeón olímpico y miembro del famoso clan Kardashian.

Esa imagen era el golpe del final de un proceso de cambio de sexo que había generado atención en Estados Unidos debido a la popularidad de la mediática familia y al prestigio como deportista que cargaba Jenner sobre sus hombros.

Y esta semana Jenner volvió a estar en los titulares del mundo después de su emocionante discurso al recibir la distinción al coraje Arthur Ashe en la ceremonia de los premios ESPY que se entregan anualmente en la ciudad de Los Ángeles.

"Si alguien quería insultarme eso no era un problema porque jugaba al fútbol. Y lo mismo ocurre esta noche. Si queréis insultarme, adelante. La realidad es que lo puedo sobrellevar. Pero cientos de jóvenes ahí fuera que están intentando entender quiénes son… ellos no se merecen eso", dijo Jenner ante un público que no paró de ovacionarla.

Pero entonces, al revisar su vida y escribir sobre ella, resulta difícil no detenerse en un par de detalles que son más que un capricho idiomático: ¿cómo nos referimos a Jenner, como UNA campeona olímpica o UN campeón olímpico?¿Y cuando hablamos de su condición de padre o padrastro, cómo lo hacemos ahora?

"Llamame Caitlyn", fue el momento decisivo del cambio de la campeona olímpica.

En los medios está planteado el debate: dentro de la redacción de BBC Mundo algunos argumentos apuntan a que los títulos que había conseguido en el atletismo ocurrieron cuando era hombre y se llamaba Bruce Jenner.

Otra línea, en cambio, sostiene que al cambiar de género, toda su actividad anterior también queda modificada y debe ajustarse al género que Jenner ha elegido, o sea, el femenino.

Por eso decidimos consultar a varias entidades y expertos en gramática para aclarar estas dudas.

¿Quién decide el sexo?

Para comenzar a entender este tema hay que introducir un término científico: disforia de género.

De acuerdo a la Asociación Estadounidense de Psiquiatría la disforia de género es "la angustia que sufre la persona que no está identificada con su sexo masculino o femenino".

La ganadora del concurso musical Eurovisión en 2014, fue la mujer transexual Conchita Wurst.

Lo mismo ocurre en el lenguaje. La Fundación del Español Urgente, Fundéu BBVA, en un documento entregado a BBC Mundo, cita un trabajo hecho por la periodista Olga Berrios para la Federación de Asociaciones de la Prensa de España sobre el tema.

"Lo que debe hacerse es referirse a una persona transexual con el sexo con el que se siente identificado y no referirse a una persona transexual con el sexo con el que no siente identificación", se lee en los primeros puntos del texto titulado "Una reflexión sobre la identidad".

En el caso de Jenner, ha dejado claro que desde el momento en que dio a conocer su nuevo nombre, quiere ser tratada como una mujer.

"¿Quién decide quién eres?, ¿podemos juzgar y disponer los demás qué es una persona o es ella misma quien tiene la última palabra en cuanto a su identidad? Estos puntos exhortan a que se reconozca al individuo como el propietario de su identidad", escribió Berrios.

Otras dudas

Pero a la hora de tratar el tema de transexuales como Caitlyn Jenner o el caso de la cantante austriaca Conchita Wurst –que se hizo famosa por ganar el concurso de Eurovisión de 2014- se pueden cometer en varios errores.

Dos comunes tienen que ver con la confusión de términos y con un malentendido médico.

En el primer caso, el malentendido más frecuente citado por la Fundéu y la Real Academia de la Lengua Española (RAE) es la confusión de los significados entre transexual y travesti.

Transexual, de acuerdo a la definición de la RAE, es una "persona que se siente del sexo opuesto, se viste y se comporta en consecuencia y aspira a adquirir o ha adquirido los caracteres físicos correspondientes mediante tratamiento hormonal o intervención quirúrgica".

Una de las recomendaciones al escribir sobre transexuales es llamarlos con el género con el que se sienten identificados.

Por su parte, travesti es aquella "persona que, por inclinación natural o como parte de un espectáculo, se viste con ropas del sexo contrario".

"Un transexual es una persona que se siente del sexo opuesto a aquel con el que ha nacido, mientras que un travesti es alguien que se viste con ropas del sexo contrario", afirma Fundéu.

El segundo aspecto tiene que ver con la posible ligereza con la que se puede hablar o escribir sobre la operación de "cambio de sexo” en el tema transgénero.

"Una persona transexual considera que siempre ha sido un hombre o una mujer, luego es incorrecto hablar de 'cambio de sexo', por lo tanto (hay que decir que) desean una "reasignación de sexo", señaló Berrios.

Uno de los aspectos que se deben considerar para evitar las confusiones es que al hablar de operación, solo nos referimos al aspecto físico, sin involucrar los otros cambios que ocurren en la persona.

"Queremos enfatizar la idea de 'proceso' y no reducir la cuestión de la transexualidad a una simple 'operación', puesto que lo segundo no incluye conceptos como el tratamiento psicológico, el tratamiento hormonal, avatares sociales y jurídicos", concluyó.

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