Si las teorías de agujeros de gusanos del astrofísico Kip Thorne sirvieron para crear la premiada cinta "Interestelar", podríamos aventurar que los estudios de Anil Seth inspiraran algunos capítulos de la exitosa serie británica Black Mirror y películas como Matrix, Her o Ex Machine.

Y es que a juicio del editor de la revista Neuroscience of Consciousness "todos estamos alucinando constantemente y cuando nos ponemos de acuerdo en esas alucinaciones lo llamamos realidad".

Algo similar a lo que ocurre, por ejemplo, en Men Against Fire el episodio de Black Mirror donde soldados llevan un chip que altera lo que perciben sus sentidos, modificando la apariencia de sus enemigos y manejando lo que ven o sueñan. En palabras de Seth, creando otra realidad consciente.

Este tema, que parece sacado de una película de ciencia ficción, ha sido discutido llanamente por la filosofía durante siglos, pero ahora Seth lo centra en el cerebro y afirma que es fundamental para entender quiénes somos y qué hacemos en el Universo.

"Predigo, luego existo"

"Como vemos las cosas no es como realmente son" postula Seth, para explicar que el cerebro funciona como una máquina predictiva que nos permite "ver más rápido aquello que pretendemos ver", aunque eso no sea lo que realmente ocurra.

Si estás esperando a un amigo, por ejemplo, y ves a lo lejos la silueta de alguien, probablemente creas que sea tu amigo, aunque cuando la persona se acerque más, puedas corroborar que no era así. De la misma forma, nuestro cerebro puede hacernos ver sombras donde no las hay o incluso llevarnos a sentir que un brazo de plástico es "realmente" parte de nuestro cuerpo.

En todos los casos la realidad no ha cambiado: La persona no era quien esperabas, las sombras nunca estuvieron ahí y el brazo siempre fue falso. Según Seth, no es la información que recibe el cerebro la que cambia, sino la percepción que se tiene de esa información.

Con estos ejemplos sobre la mesa, y los resultados de más de dos décadas de estudios, Anil Seth desafía la tesis "pienso luego existo" del filósofo René Descartes para proponer su propia sentencia: "Predigo, luego existo" y explica que "nuestras experiencias en el mundo y de nosotros dentro de él son alucinaciones controladas que han sido moldeadas a lo largo de millones de años de evolución como método de supervivencia".

El problema es que las predicciones pueden variar de persona en persona, debido a que se basan en recuerdos que nos ayudan a anticipar los hechos. Entonces ¿hay una realidad común?

El mundo solo llega a ser real cuando estamos de acuerdo con la alucinación, dice y agrega que el arte es importante para conocer este mundo, ya que la ciencia tiene limitaciones.

Ciencia de película

"La ciencia es creativa, pero el tipo de creatividad que tiene es restrictiva. Al contrario, cuando vemos ficciones como Black Mirror o Ex máquina la gente tiene libertad, es como un experimento", comenta Anil Seth, quien confiesa además ser fan de este último film por su filosofía y narración.

El científico añade que desde su adolescencia escucha a Bob Dylan y disfruta del arte en general y del cine en particular que cataloga como “un gran medio para explorar visualmente y conceptualmente estas ideas” pues, a su juicio, la conciencia y la percepción de la realidad son uno los grandes temas del siglo XXI.

Volver al origen

Sin embargo, y mientras la ficción continúa proponiendo relatos sobre inteligencia artificial, Anil plantea que es urgente volver al origen.

Al respecto dice que tal como en las películas hoy "creemos avanzar hacia mentes más tecnológicas, pero en el otro lado de la moneda tenemos que solo somos seres sin entender dónde estamos. Somos animales, nuestra conciencia es sólo una forma de ser conscientes en el mundo y ese debe el ser el centro de la discusión sobre qué especie queremos ser. Los seres humanos nos hemos separado de la naturaleza y necesitamos dejar de hacerlo", aseguró.

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