A primera vista, Golden Balls ("Bolas Doradas") era como cualquier otro programa de concurso de televisión.

Tenía un presentador gracioso, una asistente bonita, un tema musical compuesto para intensificar las emociones y un escenario colorido y reluciente. Muy reluciente: tenía 700 focos programables que se encendían en momentos clave.

Sin embargo, desde que salió al aire en la cadena de televisión británica ITV en el verano de 2007 atrajo la atención de científicos sociales, pues lo que el programa había creado era un laboratorio en el cual estudiar una de las dinámicas más profundas de las relaciones humanas.

Es más: uno de los episodios ahora se usa como herramienta de enseñanza en varias universidades, entre ellas la prestigiosa Harvard.

"¡Hasta el economista del presidente Barack Obama lo incluyó en su libro!", le dijo a la BBC Nick Corrigan, un concursante que hizo historia en el programa.

Las reglas del juego

El concurso empezaba con un grupo de cuatro miembros del público. De ellos sobrevivían dos, tras tres rondas que involucraban estrategia, cooperación y muchas bolas doradas.

Los finalistas se enfrentaban en el último segmento, que fue el que llamó particularmente la atención de científicos.

Esos dos últimos concursantes tenían que tomar una decisión que definía si se iban a casa con una gran cantidad de dinero o, como les advertía el presentador, "con lo que llegaron aquí: nada".

La prueba, en la que estaba en juego todo el dinero acumulado como premio, era sencilla.

Debían tomar una decisión individual sobre qué hacer con el botín, escogiendo entre dos bolas doradas que contenían una palabra: "dividir" o "robar".

  1. Si escogían la bola que llevaba escondida la palabra "Dividir", indicaban que querían dividir el premio con su oponente, o...
  2. Si elegían "Robar", declaraban que habían decidido quedarse con todo.

Aquí es donde las cosas se ponen interesantes:

  • Si ambos concursantes elegían "dividir", el dinero se dividía 50/50.
  • Si ambos elegían "robar", ambos de iban a casa sin nada.
  • Pero si un concursante elegía "dividir" y el otro, "robar", el concursante que robaba se llevaba todo.

¡Sencillo!

El único problema era que, aunque tenían tiempo para hablar antes de tomar la decisión, ninguno de los dos finalistas sabía por cuál bola optaría su contraparte hasta el momento de la revelación.

¿Qué harías tú?

Frente a ti está tu oponente, alguien a quien acabas de conocer y probablemente nunca volverás a ver.

¿Confiarías en un completo desconocido para que coopere contigo cuando hay dinero en juego? ¿O lo engañarías para quedarte con todo?

Es difícil saberlo a menos que te encuentres en esa situación, pero uno de los estudios que se hicieron quizás te dé una pista.

Aprovechando que el programa ofrecía una excelente oportunidad para estudiar el comportamiento cooperativo (ya que las reglas fijadas y las circunstancias lo hacían parecido a experimentos de psicología y economía, aunque con varias ventajas difíciles de obtener en pruebas diseñadas con fines científicos), un equipo de economistas analizó las elecciones de 574 finalistas.

Martijn van den Assem, Dennie van Dolder y Richard Thaler encontraron, entre otras cosas, que:

  • Aproximadamente la mitad de los concursantes -el 53%- optaron por la alternativa de cooperación ("dividir").
  • Cuando el premio era relativamente pequeño -de cientos en vez de miles de libras esterlinas-, el grado de cooperación era llamativamente alto: 70% de los concursantes eligió "dividir".
  • Los hombres jóvenes eran menos cooperativos que las mujeres jóvenes, pero este efecto de género se invertía con los concursantes mayores, ya que los hombres se volvían cada vez más cooperativos con la edad.

El dilema

Quizás a estas alturas ya habrás reconocido en la situación de los finalistas de "Bolas doradas" algo similar uno de los juegos de estrategia más conocidos: "el dilema del prisionero".

La situación imaginaria que originalmente desarrollaron los teóricos del juego Merrill Flood y Melvin Dresher en 1950 se refiere, como su nombre indica, a la situación de dos prisioneros.

Como en ella, al igual que en "Bolas doradas", mejor te va cuanto más egoísta seas.

Y si ese 53% que aparece en los resultados del estudio que citamos te reconfortó, no te engañes: eso no quiere decir que las personas cooperativas estaban aparejadas... recuerda que había un 47% optando por "robar".

No siempre es bueno ser bueno

En realidad, el programa tendía a reafirmar lo dicho por el filósofo inglés Thomas Hobbes en su obra cumbre, "Leviatán" (1651).

Él partía de que a lo último básico y fundamental a lo que se puede reducir la naturaleza humana es a un instinto de conservación:

"Si dos hombres cualesquiera desean un mismo bien social que no puede ser gozado por ambos, devienen enemigos y en su camino hacia el fin (que es principalmente su propia conservación, y a veces solo su delectación) se esfuerzan mutuamente en destruirse o subyugarse".

Algo que supuso un ejemplo perfecto de esta teoría fue el enfrentamiento entre dos concursantes de "Bolas doradas", Stephen y Sarah, en 2008.

Stephen había traicionado dos veces a Sarah en una ronda anterior.

Cuando tuvo la oportunidad de hablar con ella, le aseguró que iba a escoger la bola "dividir" y que estaría feliz con los £50.000 (US$61.400) que le corresponderían como premio.

- "Si te robara -dijo Stephen-, cada una de las personas que está aquí me lincharía".

- "Todos los que me conocen se disgustarían si robara", contestó Sarah.

- "Sarah, puedo mirarte a los ojos y decirte que voy a dividir".

- "¡Por favor!... ¿Me lo prometes?", pregunta Sarah.

- "Te lo juro", responde Stephen.

Mira qué pasa en este video (en inglés, la negociación empieza después del minuto 2.00):

https://www.youtube.com/watch?v=p3Uos2fzIJ0

Efectivamente: esa chica con carita de inocente escogió "robar" y se quedó con todo el botín para el asombro de todos.

Es difícil no juzgar a la concursante aparentemente inocente y generosa que se gana nuestra confianza para después sorprendernos con su elección.

Sin embargo, como el productor ejecutivo del programa Andy Rowe le explicó a Radio Lab en 2014, el programa usó mucho dinero y un conjunto de reglas sencillas para obligar al público a enfrentar el hecho de que "no siempre es bueno ser bueno".

Vencer el dilema

Efectivamente, el programa hizo flaquear la fe en la humanidad de muchos, entre ellos Nick Corrigan, concursante del show y actualmente director de la "Academia de Medios de Cardiff", una organización sin fines de lucro que ayuda a los jóvenes a desarrollar habilidades.

"Cuando lo vi pensé que era horrible porque, básicamente, eras recompensado por engañar a las personas", le dijo al programa de la BBC The joy of winning.

Entonces ¿se podía hacer algo con esa trampa del programa que, a fin de cuentas, es muy lógica? ¿Habría manera de asegurar esa esquiva victoria para todos?

Parece difícil, pero Nick, sin embargo, lo logró.

¿Cómo?

Este fue el diálogo que Nick (N) sostuvo con el otro finalista, Ibrahim Hussein (I).

Recuerda que...

Si ambos escogen "Dividir", cada uno se lleva el 50%.

Si ambos escogen "Robar", los dos se van sin nada.

Si uno escoge "Robar" y el otro "Dividir", el que roba gana el 100%.

N- Ibrahim, quiero que confíes en mí: te aseguro 100%, que voy a escoger la bola que dice "robar".

I- ¿Perdón, vas a...?

N- Voy a elegir la bola "robar". Quiero que escojas "dividir", y te prometo que dividiré el dinero contigo.

I- ¿Después de haber robado?

N- Sí.

I- ¿Después del programa?

N- Sí.

I- ¿Por qué no elegimos "dividir" los dos?

N- No voy a elegir "dividir", voy a robar, Ibrahim. Honestamente, 100% voy a robar. Yo soy honesto...

I- Eres honesto...

N- Lo soy, por eso te estoy diciendo que voy a robar. Si divides, repartiré el dinero.

I- No me veo haciendo eso.

N- Bueno, yo voy a robar, así que nos iremos sin nada.

I- ¿Dónde tienes el cerebro? Mi papá me enseñó que si un hombre no cumple su palabra no es un hombre y...

N- Estoy de acuerdo y te digo que voy a robar.

I- Nos vamos a ir sin nada porque eres un idiota... eres un idiota, eres un idiota... Eso es lo que eres. Eres un idiota.

"Nick, elige dividir o robar. Ibrahim, elige dividir o robar. Ahora por favor", les dice el presentador.

Mira qué ocurrió (en el video en inglés, la negociación empieza a partir de 2'35"):

https://www.youtube.com/watch?v=AbXQJikHSSg

Al final, ambos eligieron 'dividir' y cada uno se llevó la mitad del premio.

"¿Por qué me hiciste pasar por eso?", le preguntó confundido Ibrahim a Nick.

Un hito

Recapitulemos:

Al prometer que robaría por adelantado, Nick eliminó dos posibles resultados del juego.

  1. Ibrahim solo podía "Robar" e irse sin nada,
  2. o "Dividir", entregándole todo el dinero a Nick con la esperanza de que lo compartiera después del programa.

Nick sabía que Ibrahim quería el dinero, así que iba a escoger "Dividir".

La intención de Nick siempre fue compartir el premio, pero tenía que asegurarse de que su oponente no se lo robara. Y encontró una estrategia brillante para forzar la cooperación.

"Yo sólo quería demostrar que si confías en alguien, en realidad, la mayoría de las veces, la gente responde bien. Esa fue la motivación detrás de esto", le dijo Nick a la BBC.

Lo que lo sorprendió fue que su estrategia llamara tanto la atención como para llegar a ser estudiada en prestigiosas universidades, citada en varios libros y en numerosos estudios.

"¡Hasta me invitaron a dar charlas en Nueva York! Nadie podría haber previsto todo esto... es un poco loco".

Pero no lo es: lo que Nick logró fue resolver el dilema del prisionero.

En un escenario en el que sólo parecía haber la posibilidad de engañar o perder, encontró la manera de forzar la cooperación y eso fue una victoria para todos.

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