WeChat es mucho más que una aplicación de mensajería china.

Es un sitio para la interacción social, un tipo de moneda, una aplicación de citas, una herramienta para equipos deportivos y un proveedor de noticias: es como Twitter, Facebook, Google Maps, Tinder y Apple Pay todo en uno.

Pero también es un arma de control social cada vez más poderosa para el gobierno chino.

Recientemente fui bloqueado de WeChat y, para volver a acceder a la aplicación, tuve que pasar por unos pasos tan inquietantemente orwellianos que muchas personas han cuestionado mi voluntad de usarla de nuevo.

La primera razón por la cual lo hice es que la vida en Pekín sería extremadamente difícil sin WeChat.

La segunda es que no podría haber escrito esta pieza sin experimentar las etapas que ahora han puesto claramente mi imagen e incluso mi voz, en algún tipo de base de datos biométrica de personas problemáticas para el gobierno chino.

El día que fui bloqueado

Esta semana estuve en Hong Kong para cubrir la enorme vigilia con velas que marcó los 30 años de la masacre de Tiananmen, cuando el Ejército abrió fuego contra su propia gente para dispersar a los manifestantes, en su mayoría estudiantes.

Este acontecimiento histórico ha sido prácticamente borrado del discurso público en China continental, pero en Hong Kong, gracias a su estatus especial dentro del mundo de habla china, la gente se presenta todos los años para recordar la sangrienta represión.

En este aniversario la multitud fue particularmente enorme, alcanzando las 180.000 personas según algunas estimaciones.

Naturalmente, tomé fotos del mar de personas sosteniendo velas y cantando, y publiqué algunas de estas en mis "momentos" de WeChat.

La publicación no tenía palabras; solo fotos.

Amigos chinos empezaron a preguntarme vía WeChat qué evento era, por qué había tanta gente reunida y dónde estaba.

El hecho de que estas preguntas proviniesen de jóvenes profesionales demuestra hasta qué punto la información sobre lo que pasó en Tiananmen en 1989 se ha eliminado dentro de China.

Respondí a algunos de ellos, de forma bastante críptica, y de repente fui bloqueado de WeChat.

Inicio de sesión rechazado

"Tu inicio de sesión ha sido rechazado debido a restricciones de la cuenta. Intente iniciar sesión de nuevo y siga las instrucciones", decía un mensaje que apareció en la pantalla.

Luego, cuando intenté volver a iniciar sesión, apareció un nuevo mensaje: "Se sospecha que esta cuenta de WeChat ha propagado rumores maliciosos y ha sido bloqueada temporalmente".

Parece que publicar fotos de un evento real que se está llevando a cabo, sin comentarios, equivale a "propagar rumores maliciosos" en China.

Al día siguiente me volvieron a dar la oportunidad de iniciar sesión, después de que mi penalización finalizara.

Para ello, tuve que presionar en "aceptar y desbloquear", asumiendo que la cuenta había sido suspendida por "propagar rumores maliciosos".

Así que este agente propagador de rumores hizo clic en el botón que decía: "De acuerdo".

Fue entonces cuando vino una etapa para la cual no estaba preparado.

Mi voz e imagen

"Se requiere de un reconocimiento facial por razones de seguridad", decía el nuevo mensaje.

Se me indicó que sostuviera mi teléfono en alto y que me colocara "derecho frente a la cámara frontal", mirando directamente a la imagen de una cabeza humana.

Luego las instrucciones fueron: "Leer los números en voz alta en chino mandarín".

Mi voz fue capturada por la aplicación al mismo tiempo que escaneaba mi cara.

Entonces, apareció un tic verde y un mensaje de "aprobado".

Además de ser espeluznante, es posible imaginar el uso potencial de este tipo de datos.

No caben dudas de que ahora integro una lista de personas sospechosas, que se encuentra en manos de la bondad de quién sabe qué agencias gubernamentales chinas.

La importancia de WeChat

En China, casi todo el mundo tiene WeChat. De hecho, no conozco a una sola persona que no tenga esta aplicación desarrollada por el gigante tecnológico Tencent.

Es una aplicación increíble. Es conveniente. Funciona. Es divertida.

Supo estar por delante de sus competidores globales y abrirse paso para ocupar cada uno de los rincones de la vida de sus usuarios.

Pero también podría aportar al Partido Comunista chino un mapa de vida de casi todas las personas dentro del país, ciudadanos y extranjeros por igual.

Capturar la cara y voz de todos los que fuimos suspendidos por mencionar el aniversario de la represión de Tiananmen en los últimos días podría ser muy útil para aquellos que desean monitorear a cualquier persona que pueda causar problemas.

Cuando conté en Twitter los detalles de todo el proceso que tuve que hacer para recuperar mi cuenta de WeChat muchos me preguntaron cómo permití que Gran Hermano se entrometiese así en mi privacidad.

Si lo preguntan es porque probablemente nunca vivieron en China.

Es difícil imaginar la vida aquí sin WeChat.

Cuando conoces a alguien en un contexto laboral, ya no te dan una tarjeta personal, sino que te comparten su WeChat.

Si juegas para un equipo de fútbol, los detalles de los partidos están en WeChat.

¿Coordinación con la escuela por los niños? WeChat. ¿Citas al estilo Tinder? WeChat. ¿Entradas de cine? WeChat. ¿Hilo de noticias? WeChat. ¿Ubicaciones de restaurantes? WeChat. ¿Pagar absolutamente todo, desde una sopa hasta ropa y una mesa de comedor? Sí, lo adivinaste: WeChat.

La gente no podría hablar con sus amigos o familiares sin esta app.

Así que los censores que poseen la capacidad de bloquearte, tienen un poder real sobre ti.

WeChat, considerada la aplicación menos segura del mundo de su tipo por las agencias de inteligencia occidentales, esencialmente te tiene entre la espada y la pared.

Si quieres tener una vida normal en China, lo mejor es que no digas nada controversial sobre el Partido Comunista y, especialmente, su líder, Xi Jinping.

Esto es China 2019.

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