Después de vivir aislados por ocho meses a la vera de un volcán en Hawái, simulando vivir en Marte, James Bevington y sus cinco compañeros de tripulación volvieron a mediados de septiembre a reencontrarse con sus familiares y amigos y a disfrutar nuevamente de las ventajas de vivir en la Tierra.

El objetivo del proyecto organizado en un centro de la Universidad de Hawái llamado Exploración Espacial Análoga y Simulación (HI-SEAS por sus siglas en inglés) y financiado por la NASA- era analizar el impacto psicológico en los astronautas en una misión de largo plazo.

James Bevington, comandante de esta exitosa y quinta misión que hace la NASA, respondió las inquietudes de los lectores de BBC Mundo sobre esta singular e increíble experiencia.


-¿Cómo era la alimentación? (Mauricio E. Salazar, San Salvador, El Salvador)

Todo lo que comíamos era comida no perecedera o criodisecada, porque si tuvieses que enviar alimentos a Marte, tendrían que durar por mucho tiempo.

La mayor parte del tiempo comíamos carne, vegetales y frutas criodisecadas, a las que le agregábamos agua para rehidratarla y otros ingredientes básicos que encuentras en cualquier tienda para preparar recetas normales.

La comida era bastante buena porque teníamos mucha variedad.

-Luego de pasar por un período de aislamiento y con retraso simulado en las comunicaciones, ¿Qué avance significativo tecnológico le gustaría ver para hacer más fácil la vida en Marte? (Sebastián Aliaga, Santiago de Chile)

Me gustaría tener la capacidad de buscar información por mí mismo. No podíamos buscar algo en Google y obtener muchas respuestas.

Para ello necesitábamos la ayuda del centro de control de la misión.

Si pudiésemos usar Google en Marte, incluso aunque las respuestas llegasen con retraso, sería muy bueno.

-¿Cuán importante era poder salir y caminar y ver el exterior? (Josef Arias, San José, Costa Rica)

Por un lado era muy importante, pero por otro no.

Antes de la misión yo pensaba que íbamos a querer salir afuera todo el tiempo, porque nos íbamos a sentir muy encerrados.

Pero lo cierto es que muchos de nosotros nos quedamos dentro por largos períodos durante la misión y no me impactó de la forma en que yo pensaba.

Salir era una experiencia muy linda. Algunos días queríamos salir a estirar un poco las piernas porque era un día lindo.

Pero para salir hay que hacer un montón de trámites.

Tienes que planearlo el día anterior, el control central de la misión debe aprobarlo y luego te tardas media hora en ponerte el traje espacial.

Es mucho trabajo para salir quizás por 30 minutos o una hora. Si lo haces muy seguido te agotas.

-¿Cuál fue la mayor dificultad durante el experimento? (Rafael Reyes, Tunja Colombia)

Lo más difícil fue la demora en las comunicaciones. El no tener un contexto en las comunicaciones, como cuando hablas por teléfono, que puedes describir lo que pasa y la otra persona te puede hacer preguntas y entender cosas a partir de tu tono de voz.

Cuando hay demora, la única forma de comunicarte es grabando videos y por texto.

Después de 8 meses, se van acumulando pequeños malos entendidos, y nuestra visión sobre lo que estaba pasando comparada con la de la gente de afuera era muy distinta.

-Después de esta experiencia extrema, y con total honestidad, ¿crees que realmente un grupo humano puede colonizar Marte, y mantener un estado de salud físico y mental realmente bueno? (Manuel, Valparaíso, Chile)

Definitivamente sí. Lo interesante de este experimento de HI-SEAS para entender cómo sería la experiencia en Marte es la elección del grupo.

Los investigadores hicieron un muy buen trabajo eligiendo a la tripulación.

Nosotros no tuvimos que hacer mucho par ver cómo relacionarnos entre nosotros, porque ellos lo hicieron antes que nosotros, juntando a este grupo de seis personas.

-¿Cómo fue la relación con tus compañeros teniendo en cuenta todas las limitaciones que tenían? ¿Hubo conflictos? ¿Cómo los resolvieron? (Oriana, Santiago, Chile)

Nuestras relaciones eran excelentes. Creo que todos seremos amigos de por vida. Es gente con la que voy a estar en contacto.

Claro que cuando encierras a seis personas en una burbuja vas a tener conflictos. Eso es normal.

Una de las lecciones clave que aprendimos es que en el momento en que cambias el chip en tu cabeza y te das cuenta de que eres tu y la otra persona contra eso que está en medio, puedes resolver cualquier problema.

No eres tu contra la otra persona, sino los dos contra lo que está en medio.

Cuando te das cuenta, pasas a ser un equipo trabajando para resolver un problema en vez de dos personas compitiendo por recursos o lo que sea.

Eso fue fundamental para llevarnos bien. Tuvimos pocos conflictos, y los que tuvimos los resolvimos rápidamente.

-¿Qué efectos tuvo sobre el cuerpo y la mente el estar en un espacio pequeño, alejados de la familia por un largo tiempo? (Fermín Rivera, Guatemala)

Lo interesante es que como no podíamos recurrir a gente de afuera, como nuestras familias y amigos, para buscar apoyo emocional, lo que empezó a pasar es que empezamos a depender los unos de los otros para este tipo de apoyo.

Eso fue fundamental no solo para resolver conflictos sino porque nos convertimos en una familia que podía resolver situaciones difíciles, todos juntos.

Nos damos cuenta ahora que volvimos a nuestro entorno, con familia y amigos. Ahora cuando pasa algo, mi primer instinto todavía es llamar a la tripulación.

Estoy aprendiendo ahora lo importante que fue esta gente para mí, en cuando a mis mecanismos para salir adelante.

-¿Hasta qué punto este experimento es fiable o puede arrojar información sobre lo que sería la experiencia real de un viaje y estancia en Marte, sabiendo que la gravedad no es la misma y que en el experimento la vida no está comprometida? (Claudio José Ortega López, Valverde del Camino, Huelva, España)

Es difícil responder esto porque yo no soy uno de los investigadores, pero lo que puedo decir es que esta es una pregunta muy frecuente sobre la fidelidad de las simulaciones.

Muchas cosas no se pueden estudiar directamente sino a través de un sistema simplificado.

Lo que hay es una solución intermedia entre la complejidad y la frecuencia con la que puedes estudiar (una situación).

Si tuvieses que ir al espacio para estudiar esto, sería muy caro y no lo podrías hacer con tanta frecuencia.

Un proyecto como el de HI-SEAS es un buen punto de partida para entender qué cosas debemos tomar en cuenta cuando vayamos al espacio en simulaciones de mayor fidelidad.

Este es un gran paso (hacia ese objetivo).

-¿Crees qué el saber que aún te encontrabas en la Tierra fue una garantía para tu mantener tu control psicológico y emocional? (Manuel Castellanos, Valencia, Venezuela)

No sé realmente cómo habría sido estando en Marte. Pero lo que puedo decir es que sí me sentí definitivamente aislado.

Pero sí es cierto que, al final de cuentas, estás en la Tierra y si tu nave se rompe no te vas a morir.

Hay algo de esto pero, en el día a día, que tienes que lidiar con el aislamiento y la demora en la comunicación, que no son fundamentalmente diferentes (a cómo sería si estás en el espacio).

-¿Estarías dispuesto a replicar la misión pero en Marte, sabiendo que las probabilidades de volver a la tierra son muy pocas? (Seidy, Hereda, Costa Rica)

¿Si me iría a Marte? Sí, por supuesto.

¿Iría si sé que no puedo volver? Eso es algo muy distinto.

Creo que es poco probable que enviemos gente a Marte con escenarios de alto riesgo. Si pensamos que no podemos traerlos de vuelta, no los enviaríamos.

Si se trata de una misión -con algunos riesgos mínimos- de la que después regresaríamos, definitivamente iría.

Uno no podría negarse. Si la humanidad te pide ser una de las primeras personas en poner un pie en otro planeta, sería un honor tan grande que no puedes no hacerlo.

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