A pocos pasos de la entrada de la catedral del Buen Pastor, uno de los lugares más visibles de San Sebastián por su alta aguja gótica, se encuentra un sencillo monolito de dos caras.

En este rincón del País Vasco, en el norte de España, parece un tanto fuera de lugar. En uno de los lados, muestra una cruz apostólica tallada; en el otro, caracteres de un alfabeto no latino, por lo que obviamente no es euskera, la enigmática lengua vasca famosa por no tener vínculos claros con otras lenguas vivas.

Es un 'jachkar' armenio (una estela conmemorativa), que fue colocado ahí en 2017 por la comunidad armenia de la ciudad para conmemorar el centenario de la matanza de armenios por los turcos otomanos, la cual es reconocida oficialmente por cinco parlamentos en España, entre ellos el del País Vasco.

Lo cierto es que pareciera haber una insólita razón para la buena relación entre estos dos pequeños y distantes grupos étnicos que provienen de lados opuestos de Europa.

Aunque sus idiomas no muestran parecidos a primera vista, sí comparten una serie de palabras y elementos gramaticales que son reconocidos por estudiosos armenios y vascos, aunque no deja de causar polémica.

Cuando vi por primera vez el 'jachkar' acababa de llegar de Biarritz, en el País Vasco francés, donde la asociación armenio-vasca AgurArménie proclama de igual manera la fuerte amistad entre dos grupos aparentemente muy distintos.

Es más, cuando pasé junto al monumento con la maleta en la mano, noté que el 'jachkar' de San Sebastián me resultaba familiar.

En el Museo Vasco de Bayona, a poca distancia de Biarritz, había visto estelas funerarias medievales vascas con motivos artísticos parecidos a los que encontré en San Sebastián.

¿Era solo una coincidencia? Muchos armenios creen que no.

Idioma y ADN "únicos"

Contraria a la creencia popular de que los vascos son una especie de isla cultural, la teoría del vínculo armenio destaca los vínculos lingüísticos, toponímicos, mitológicos e incluso de ADN entre armenios y vascos.

Aunque existe desde hace siglos, la idea recobró fuerza por el trabajo del lingüista armenio Vahan Sargsyan, quien publicó numerosos libros y estudios sobre el tema, incluido el primer diccionario armenio-euskera en 2001.

Pero es una hipótesis controversial: para la mayoría de los vascos, su lengua tiene un origen etnolingüístico aislado.

Esto significa que su idioma y ADN son únicos, y derivan directamente de los cazadores que llegaron a esta área mucho antes de que la agricultura neolítica se instalara en la región hace 7.500 años.

Sin embargo, según la revista Science, en 2015 las pruebas del genetista de poblaciones Mattias Jakobsson, de la Universidad de Upsala en Suecia, hicieron mella en esta teoría cuando su equipo encontró fuertes coincidencias de ADN entre los esqueletos de los agricultores neolíticos ibéricos, de entre 5.500 y 3.500 años de antigüedad, y los vascos de hoy.

Pero el descubrimiento no fue concluyente.

Los investigadores también admitieron que no podían "descartar por completo la posibilidad de que el euskera tenga sus orígenes en un idioma de cazadores-recolectores que se conservó y consolidó a medida que la agricultura se extendía por toda Iberia".

Lo que deja el misterio sin resolver.

Palabras en común

Pero la teoría armenio-vasca tiene sus adeptos y durante mucho tiempo ha sido apoyada por investigaciones lingüísticas.

Un artículo del lingüista vasco-británico Edward Spencer Dodgson en 1884, y después estudios del filólogo alemán Joseph Karst en 1928, descubrieron más de 300 coincidencias léxicas, gramaticales y fonéticas entre el euskera y el armenio, como por ejemplo en tegi ("lugar") y zati / zat ("porción", "parte"en euskera y armenio, respectivamente).

Más recientemente, en 1998 el trabajo en equipo de Sargsyan con lingüistas armenios y vascos identificó casi 600 palabras compartidas entre los dos idiomas, que el experto sugiere se introdujeron a través de la metalurgia y la agricultura, gracias a una antigua migración de armenios a esta zona.

"No es casual que los idiomas armenio y vasco tengan una cantidad de palabras casi idénticas relacionadas con la agricultura", escribió en un artículo de 2006 en la revista Yerevan, refiriéndose a las palabras en comúnardi ("oveja"), urti ("agua abundante") y gari ("trigo" en euskera; "cebada" en armenio).

Tenía curiosidad por probar el vocabulario armenio-vasco para ver si era comprensible para ambos,así que le pregunté a hablantes de euskera en ambos lados de la frontera hispano-francesa.

El fuerte vínculo a la vida rural que prevalece en el País Vasco ha creado numerosos dialectos del euskera, pero en las escuelas e instituciones públicas vascas se emplea uno estandarizado llamado batua ("unificado").

Términos obsoletos

Le mostré a Manex Otegi, nacido en San Sebastián, a quien conocí a través del apartamento que alquilé para mis vacaciones, una lista de 26 palabras compartidas entre el armenio y el euskera de la recopilación de Sargsyan.

"Es euskera, pero es un poco raro; parece muy antiguo", dijo refiriéndose a la lista. "Sólo seis palabras en esta lista son batua", agregó, como zati ("porción") y txar ("malo").

"No estoy seguro de dónde vienen las demás, y creo que las que no conozco es porque son muy antiguas y quizás se hayan perdido debido a la falta de uso a lo largo de los años y a la población poco numerosa".

Repetí el mismo experimento con algunos amigos armenios en Bayona, quienes solo reconocieron una palabra de la lista, ovejas (ardi), como un término armenio anticuado.

A partir de conversaciones en trenes y bares de "pintxos", y más tarde con académicos, parece deducirse que las palabras más compartidas entre armenio y euskera están obsoletas y no forman parte de ninguno de los idiomas contemporáneos.

Desafortunadamente, no hay oradores vivos conocidos que hablen con fluidez ambos idiomas, y Sargsyan, quien fue autodidacta a la hora de aprender euskera, falleció después de un repentino ataque al corazón en 2011 a la edad de 54 años.

Según su hija Arevik, dejó atrás cientos de palabras adicionales compartidas entre ambos idiomas, que aún no se han publicado.

Pero ¿es realmente posible que dos culturas etno-lingüísticas tan aisladas comparten tantas palabras?

Comparación inválida

Muchos académicos tanto armenios como vascos, incluido el lingüista vasco Charles Videgain, me dirigieron hacia Bilbao, donde se encuentra la sede de Euskaltzaindia (Real Academia de la Lengua Vasca), para hablar con las mentes más notables sobre la historia de la lengua vasca.

Todos los expertos con los que hablé ahí rechazaron oficialmente cualquier vínculo entre los vascos y los pueblos del Cáucaso (incluidos los armenios o los georgianos).

El secretario de Euskaltzaindia, Xabier Kintana, me dijo que las palabras compartidas de la lista de Sargsyan "se toman al azar de los diferentes dialectos modernos de la lengua vasca" y "son seguramente antiguos préstamos del latín, celta y otros idiomas, en su momento vecinos del vasco, lo que invalida su comparación".

Insistió en que para que un estudio de este tipo pueda encontrar con éxito un origen compartido se deberían hacer comparaciones entre las formas antiguas de ambos idiomas para eliminar los préstamos de otros idiomas, tanto en el caso vasco (latín, íbero, celtíbero, etc.) como en el armenio (árabe, turco, siríaco, etc.).

Sin embargo, comparar idiomas antiguos a menudo depende de muestras muy pequeñas a partir excavaciones arqueológicas, lo que se traduce en que obtener una imagen completa sea prácticamente imposible.

Incluso si se encuentra una conexión entre idiomas, en última instancia no existe evidencia física sólida que vincule a los dos pueblos.

"La única relación entre estos pueblos es la similitud de algunas palabras", me dijo la arqueóloga vasca Mertxe Urteaga. "No hay pruebas arqueológicas de la presencia armenia en el País Vasco y Navarra".

Eso me dejó en el lugar donde empecé, sin poder encontrar pruebas de un vínculo entre los dos grupos étnicos, pero aún no estoy convencido de que el hecho de que dos idiomas compartan cientos de palabras pueda ser pura coincidencia.

Por ahora, parece que la historia de la génesis vasca sigue siendo uno de los enigmas más grandes de Europa: un raro tesoro por descubrir en un mundo que ya está en gran parte trazado, esperando a que alguien finalmente lo abra.

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