Había una vez, un pequeño negocio que terminó convirtiéndose en un gigante de más de US$1.000 millones.

Esa es la historia de la serie de televisión infantil británica Peppa Pig, que después de 15 años de éxito internacional, sigue ganando adeptos en distintas partes del mundo y generando millonarias ganancias.

Creada hacia fines de los 90 por la empresa Astley Baker Davies, su primer capítulo fue transmitido en 2014 en los canales Channel 5 de Reino Unido y Nick Jr.

Desde entonces, se ha expandido a 180 territorios y se ha vuelto muy popular en China.

Tanto así, que una buena parte de sus ventas globales en 2018, equivalentes a US$1.300 millones, provienen del gigante asiático.

Desde que en 2015 el grupo canadiense Entertainment One adquirió el 70% de la serie por US$212 millones, el negocio ha crecido velozmente.

Su jefe de finanzas, Giles Willits, anunció que las ventas de la serie llegarán a los US$2.000 millones en los próximos tres a cinco años.

La cerdita tiene sus propios parques temáticos, juguetes y productos asociados a la marca, y un canal oficial en YouTube con 7,3 millones de suscriptores.

Eso explica por qué los animadores están trabajando a toda máquina en más de 100 nuevos capítulos, que se sumarán a los 300 que ya existen.

La locura en China

Conocida en China como Pei Pei Zhu, la protagonista de la serie se convirtió un fenómeno comercial en el país, gracias al Año del Cerdo.

Pero estuvo a punto de perderse ese mercado, cuando el gobierno censuró la serie el año pasado por haberse convertido en un símbolo entre grupos de jóvenes críticos del sistema.

Repentinamente desaparecieron miles de videos de internet y hasta la etiqueta #PeppaPig vivió los efectos de la intervención estatal.

"Estos son elementos que no conducen a un desarrollo saludable de las industrias culturales y debemos estar vigilantes", decía el editorial de un periódico oficialista.

"Después de todo, no importa lo gánster que sea Peppa Pig. No se puede permitir que destruya la juventud de los niños y que rompa las reglas".

La historia dio un giro radical cuando este año el gobierno decidió que no había nada malo con el dibujo animado y eliminó la censura.

La película "Peppa Pig celebra el Año Nuevo Chino" fue todo un éxito.

Se vendieron más de 40 millones de libros en mandarín con los personajes de la serie, y fue desplegado un gigantesco merchandising con todo tipo de productos, como mochilas, relojes y ropa, dirigidos al público infantil.

Crecimiento global

En 2018 Merlin Entertainments, la empresa detrás de Legoland y Alton Towers, abrió un parque temático de Peppa Pig en Shanghái, mientras que en el resto del mundo la fiebre por la serie sigue avanzando.

Este año se han abierto dos parques adicionales en Estados Unidos y están proyectados una docena más en varios países.

La industria ha reaccionado rápidamente para aprovechar el impulso, expandiendo la marca a todo tipo de productos.

"Enemigo número 1 de los médicos"

Pero el éxito de la cerdita también ha venido acompañado de críticas.

La serie ha sido acusada de reforzar estereotipos de género o de promover que los niños tengan malas conductas.

Peppa llegó incluso a ser declarada por una doctora británica como "el enemigo público número" de la lucha por reducir las visitas innecesarias a los centros de salud.

Catherine Bell le dijo a la BBC que el uso inapropiado que la familia Pig hacía de los servicios médicos, generaba expectativas "poco realistas" en la gente.

Ello debido a que entre las atenciones prestadas por el personaje del doctor Brown Bear, había desde atención telefónica hasta visitas a domicilio a cualquier hora.

 

 

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