Apple dice que pierde más dinero del que gana con las reparaciones de los dispositivos de los clientes, como los iPhone y Macbook.

Así loaseguró al contestar un cuestionario del comité del Congreso de Estados Unidos que investigaba prácticas anticompetitivas.

Es más, el gigante tecnológico afirmó que lleva perdiendo dinero con el servicio de reparación desde 2009.

Apple suele cobrar más que los establecimientos no oficiales por arreglar pantallas rotas etcétera, aunque asegura que sus clientes están en "libertad de optar por otras tiendas para las reparaciones".

Sin embargo, observadores de la industria y críticos de la compañía apuntan que ésta diseña sus dispositivos con la intención de que no sean reparados, sino que se reemplacen por uno nuevo, ya que esto le deja más ganancias.

El tema aborda la supuesta obsolescencia programada (OP) de la cual acusan no sólo a Apple, sino también a Samsung y otros fabricantes; esto es,que programan el fin de la vida útil de sus productos.

Alto costo de reparación

En septiembre Apple recibió una lista de preguntas del Comité Judicial de la Cámara de Representantes de EE.UU., que investiga la "competencia en los mercados digitales".

En respuesta a la pregunta de cuánto recauda la empresa de sus servicios de reparación, Apple afirmó: "Cada año, desde 2009, los costos de ofrecer servicios de reparación han sobrepasado los ingresos generados por los arreglos".

Actualmente, en EE.UU., la compañía cobra US$329 por reemplazar la pantalla de su nuevo iPhone 11 Pro Max, y hasta US$599 por otras reparaciones de ese dispositivo, si la garantía está vencida o el cliente no adquirió el plan de protección AppleCare+.

El costo de la pantalla nueva para un iPhone 8 plus es de US$169.

Los precios de las tiendas de reparación no oficiales varían, pero generalmente son significativamente más bajos que los oficiales.

La BBC encontró unos vendedores independientes que sustituyen la pantalla de un iPhone 8 por sólo US$65.

Contabilidad compleja

No hay manera de verificar la contabilidad de las reparaciones de Apple, debido a los conceptos bajo los que registra los ingresos y los gastos.

Así se lo señala a BBC Mundo Benito Muros, el presidente de la Fundación Energía e Innovación Sostenible Sin Obsolescencia Programada (Feniss), un organismo independiente creado en España por un grupo de empresarios que aboga por un nuevo modelo industrial más sostenible.

"Para que Apple diga que al cobrar US$600 (por reparación) no gana dinero, solo puede ser por una razón: porque fabricar un teléfono nuevo le cueste menos de US$1.000", explica Muros.

Según él, el iPhone es fabricado en China, por lo que su costo real sería menor que US$100.

Con ese costo de fabricación, como Apple cobra unos US$1.000 por el aparato, la ganancia para la empresa debería ser de US$900. Pero esa ganancia no se refleja como tal en la contabilidad, sino que se incluye como inversión en investigación y desarrollo, señala el experto.

Cuando la BBC se comunicó con Apple para más detalles, la empresa dijo que no tenía nada que añadir a las respuestas escritas entregadas al comité del Congreso.

Diseño con reparación fácil en mente

Otros fabricantes y empresas de reparación también ponen en duda que Apple no gane dinero con los arreglos de sus productos.

"Parece increíble que no esté haciendo dinero con los servicios de reparación", le dijo a la BBC el sitio de reparaciones independientes iFixitt.

En el caso de Fairphone, la empresa holandesa que produce el llamado primer celular "ético" -un teléfono que el mismo usuario puede abrir y reparar- las metas de Apple son diferentes.

"Sólo puedo hacer comentarios en el contexto de lo que hacemos", le dijo a BBC Mundo Fabian Hühne, gerente global de relaciones públicas de Fairphone. "Pero si pegas la batería fijamente al teléfono, el producto está siendo diseñado para dificultar las reparaciones".

Hühne resalta que es muy difícil comprobar que un producto esté fabricado con obsolescencia programada, y que un dispositivo tarde o temprano se va a dañar.

"Pero sí se puede fabricar algo que se pueda reparar si se daña, lo que ahorra dinero al usuario y es mejor para el medio ambiente".

La solución para reducir los costos, dice Hühne, es que desde el mismo proceso de diseño, Apple incorpore la posibilidad de reparación fácil.

Pero la empresa ha sido acusada de desentenderse de los dispositivos que hayan pasado por las manos de terceros.

A ese respecto, en su respuesta al comité del Congreso de EE.UU., Apple dijo: "Las reparaciones realizadas por técnicos no capacitados podrían no seguir los procedimientos de seguridad y reparación correctos y podría resultar en funcionamiento fallido, problemas de calidad del producto o situaciones de seguridad".

No obstante añadió: "Apple no toma acción alguna para bloquear a los consumidores en su búsqueda de otras tiendas de reparaciones que ofrecen una gama más amplia de reparaciones que las que ofrecen los técnicos autorizados por Apple".

¿Qué puede hacer el consumidor?

La fundación FENISS sugiere una serie de medidas que pueden motivar un cambio en las prácticas de fabricación y políticas de reparación de dispositivos de Apple, empezando por la ley de garantías.

"Como consumidores deberíamos exigir que se amplíe la duración de las garantías primero a cinco años y luego a siete y 10. Sin letra pequeña, que de ninguna manera se pueda manipular los productos practicando la obsolescencia programada", dice su presidente, Benito Muros.

"También (deberíamos pedir) que después del período de garantías, la reparación del dispositivo no supere el 20% del valor del producto nuevo". Eso se podría lograr en la fase de diseño, dice.

FENISS tiene un sistema de monitoreo de la obsolescencia programada (OP) reconocida por la Unión Europea y hay países que tienen leyes contra esta práctica.

Sin embargo, la OP no es fácil de probar. "Las empresas invierten más dinero en la obsolescencia programada de lo que las universidades en ingeniería para contrarrestarla. Así que un juez no puede sancionar algo que no sabe".

Habría que tener mejores conocimientos sobre el tema, explicó Muros, "para que las empresas que la practican tengan una fiscalidad mucho más alta y para las que hagan las cosas bien sea más baja".

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