Scott Tilley se había embarcado en la misión de encontrar el Zuma, un satélite espía lanzado por el gobierno de los Estados Unidos a principios de enero, cuando tuvo un golpe de suerte.

Astrónomo aficionado que vive en British Columbia, Canadá, Tilley se había propuesto dar con el satélite que según el Pentágono no logró entrar en órbita y había desaparecido poco después de su lanzamiento.

Su búsqueda, sin embargo, se interrumpió el 20 de enero por un feliz accidente: Tilley se topó con Image, un satélite que la NASA había lanzado en 2000 y del cual se había perdido rastro en 2007.

Image era parte de una misión para analizar el impacto de los vientos solares sobre la atmósfera terrestre

Luego de ver y escuchar las primeras señales en el centro de observación que tiene en su casa, Tilley confirmó que había encontrado el satélite 11 años después de que la NASA dejara de buscarlo.

"Durante la cena se lo conté a mi esposa y le pregunté qué debía hacer", le contó Tilley a BBC Mundo.

El consejo de ella fue que contactara a quienes habían lanzado el Image.

"Si fuiste capaz de encontrar un satélite en el cielo, seguro eres capaz de encontrar a quien lo puso ahí", cuenta Tilley que le dijo su esposa.

Luego de que Tilley los contactara, la NASA finalmente confirmó el 30 de enero que efectivamente el hallazgo correspondía a Image.

Científicos del Centro Espacial Goddard de la NASA en Maryland, han confirmado que el sistema de control principal del satélite aún funciona, pero que les tomará entre una y dos semanas para terminar de analizar el estado y adaptar sus programas obsoletos y bases de datos a sistemas más modernos.

Un astrónomo artesanal

Tilley, de 47 años, ha dedicado la mayor parte de su vida a observar el espacio.

En su casa diseñó su propio centro de operaciones, que el describe como "bastante modesto".

En total, Tilley calcula que entre telescopios, computadores y radios, su estudio, diseñado especialmente para rastrear radiofrecuencias de satélites, no cuesta más de US$5.000.

Tilley está especialmente interesado en hallar satélites espías.

"El espacio es como un parque nacional, nos pertenece a todos", dice Tilley.

"Ningún país tiene derecho a enviar cosas al espacio sin decirle a la gente qué es y dónde está. Me aseguro de que lo que hay allá arriba no vaya a hacerle daño a la gente".

Luego de su hallazgo, la NASA ha contactado a Tilley para intercambiar información.

"No me han ofrecido ninguna recompensa", dice. "Pero no la estoy esperando", aclara.

"Para mí es suficiente satisfacción saber que he contribuido a algo importante".

Luego de este golpe de suerte, Tilley planea continuar con la misión que dejó inconclusa: encontrar el Zuma.

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