Si a principios de la década de 1970 decías que estabas sufriendo de "burnout", es posible que nadie supiera de qué hablabas.

En ese momento, el término se usaba de manera informal para describir los efectos secundarios que experimentaban los consumidores de drogas: el debilitamiento general de las facultades mentales, por ejemplo.

Sin embargo, cuando el psicólogo germano-estadounidense Herbert Freudenberger reconoció por primera vez el problema del burnout -quemado, fundido- en la ciudad de Nueva York en 1974, en una clínica para adictos y personas sin hogar, Freudenberger no estaba pensando en los consumidores de drogas.

Los voluntarios de la clínica también estaban sufriendo: su trabajo era intenso y muchos empezaban a sentirse desmotivados y emocionalmente agotados.

Aunque anteriormente pensaban que sus trabajos eran gratificantes, se habían vuelto cínicos y deprimidos; no estaban dando a sus pacientes la atención que merecían.

Freudenberger definió esta nueva condición alarmante como un estado de agotamiento causado por un exceso de trabajo prolongado, y tomó prestado el término burnout para describirlo.

Su popularidad fue en aumento, y hoy el burnout es un fenómeno global. Aunque las estadísticas sobre la prevalencia del agotamiento específicamente son difíciles de obtener, solo en Reino Unido 595.000 personas sufrieron por estrés en el lugar de trabajo en 2018.

Los deportistas lo sufren. Las estrellas de YouTube lo sufren. Los empresarios lo sufren. Incluso Freudenberger lo sufrió.

A finales del mes pasado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció que el problema de moda se reconocerá en el último manual de Clasificación Internacional de Enfermedades, donde se describe como un síndrome "resultante del estrés crónico en el lugar de trabajo que no se ha manejado con éxito".

Según la OMS, el síndrome burnout o del trabajador quemado tiene tres elementos: sensación de agotamiento, desapego mental del trabajo y peor desempeño en el trabajo.

Pero esperar hasta que ya estés completamente agotado para hacer algo al respecto no ayuda en absoluto, de la misma forma que no esperarías para tratar cualquier otra enfermedad hasta que sea demasiado tarde.

Sentirse "quemado"

Entonces, ¿cómo saber si el trabajo está a punto de quemarte o dejarte fundido?

"Muchos de los signos y síntomas del pre-burnout son muy similares a la depresión", dice Siobhán Murray, psicoterapeuta irlandesa y autora de un libro sobre el síndrome, The Burnout Solution.

Murray sugiere vigilar los malos hábitos, como el aumento del consumo de alcohol y la dependencia del azúcar para pasar el día. También hay que tener en cuenta los sentimientos de cansancio que no desaparecen. "Incluso si duermes bien, a las 10 de la mañana ya estás contando las horas para ir a la cama. O no tienes la energía para hacer ejercicio o salir a caminar".

Tan pronto como empieces a sentirte así, acude a ver a tu médico, aconseja Murray.

"La depresión y el pre-burnout son muy similares, pero recientemente hubo mucho interés por el hecho de que el burnout ahora se ha convertido en una condición médica, aunque todavía no lo es, todavía está clasificado como un fenómeno ocupacional".

Es importante obtener ayuda de un profesional médico que pueda distinguir entre los dos, porque aunque existen muchas opciones de tratamiento para la depresión, el agotamiento se puede tratar mediante cambios en el estilo de vida.

¿Y cómo sabes si realmente estás en la cúspide del agotamiento, o simplemente estás atravesando un mes difícil?

"Es cuando estamos continuamente expuestos al estrés y a la ansiedad, no los dejamos ir y comienza a convertirse en burnout", dice Murray.

Mira ese gran proyecto en el que has estado trabajando. Es normal sentir un poco de adrenalina cuando piensas en ello, y tal vez te mantenga despierto por la noche.

Pero, sugiere Murray, si aún te sientes inquieto una vez que termina, es hora de considerar si corres el riesgo de sufrir el síndrome por agotamiento. "Es cuando traes eso contigo a la siguiente etapa de tu día", agrega la psicoterapeuta.

Otro signo clásico de acercamiento al síndrome del trabajador quemado es el cinismo: sentir que tu trabajo tiene poco valor, evitar compromisos sociales y volverse más susceptible a la decepción.

"Alguien a punto de sufrirlo probablemente comenzará a sentirse emocionalmente adormecido o mentalmente distante", dice Jacky Francis Walker, psicoterapeuta en Londres especializada en burnout. "Como si no tuvieran la capacidad de involucrarse tanto en las cosas comunes de la vida".

También recomienda buscar el último signo de agotamiento, que es la firme sensación de que la calidad de tu trabajo está comenzando a disminuir.

"La gente dice '¡pero este no soy yo!', 'no soy así' ', 'generalmente puedo hacer x, y, z'. Pero obviamente si están en un estado de agotamiento físico, entonces no pueden trabajar en su rango normal de capacidades", dice Walker.

Estás en la frase previa al "burnout": ¿qué hacer?

La única manera de detenerlo, y desterrarlo para siempre, es eliminar el problema subyacente.

"¿Qué es lo que está sucediendo en tu vida que puedes dejar de lado de manera temporal o permanente?", dice Murray.

Walker tiene un programa de tres pasos, que incluye averiguar por qué hay una discrepancia entre lo que una persona puede ofrecer y lo que siente que se le pide que ofrezca.

"Algunas veces es porque sienten la necesidad de ser demasiado perfectos, o pueden tener el síndrome del impostor por el que tienen que trabajar muy duro para encubrir que no son tan buenos como todos piensan".

Sin embargo, a veces el ambiente de trabajo es el problema. Según un estudio de Gallup realizado en 2018 con 7.500 trabajadores estadounidenses, el burnout se debe a un trato injusto en el trabajo, a una carga de trabajo inmanejable y a una falta de claridad sobre lo que debe involucrar el rol de una persona.

Los trabajadores también se sintieron estresados por la falta de apoyo de su jefe y una no razonable presión temporal.

"Otro problema puede ser que los valores de la empresa están seriamente en desacuerdo con los propios valores de la persona, lo que crea una sensación de tensión y disonancia, porque están haciendo algo en lo que no creen", dice Walker.

En algunos casos, el problema se puede resolver haciendo algo que realmente llene a la persona fuera del trabajo, pero en ocasiones se opta por un cambio más radical, como cambiar de empresa o incluso asumir una nueva profesión.

Cualquiera que sea la causa de tu sensación de sentirte "quemado" o "fundido", la mejor recomendación de Murray es ser amable contigo mismo.

Según la experiencia de Murray, un factor clave de la epidemia de burnout es la cultura actual de quererlo todo.

A menudo, simplemente no es posible tener una vida social saludable y realizar un gran proyecto, y cumplir con todos tus objetivos personales de ejercicio físico al mismo tiempo.

Para la psicoterapeuta es crucial establecer prioridades y no esperar demasiado de ti mismo: cuando otros parecen el padre, el jefe y el amigo perfecto, con el físico perfecto al mismo tiempo, es probable que nos engañen, o al menos tengan mucha ayuda.

Si sientes que puedes estar cerca de unirte al club del burnout, da un paso atrás, averigua qué está mal, y sal de ahí.

Publicidad