Su nombre es apenas conocido y sus inventos han quedado en el olvido.

Pero Thomas Bromley, un ingeniero e inventor aficionado británico, diseñó en su cobertizo de Hull, en el norte de Inglaterra, uno de los primeros relojes digitales del mundo.

Su modelo, creado en 1961, fue vendido este fin de semana en una subasta.

El diseño nunca se reprodujo, pero, de acuerdo con varios historiadores, el reloj eléctrico Digitron que diseñó fue la base "idéntica" para los modelos posteriores que todavía se comercializan en el mundo.

El olvido de su modelo se debió, básica y tristemente, a una cuestión de dinero.

El dinero de la patente

Cuando creó el Digitron, Bromley lo patentó por tres años, pero, pasado ese tiempo, optó por no renovarla, porque le habría salido demasiado caro.

Aunque había recibido un premio en el Salon des Inventors (Salón de los inventores) de Bruselas, al parecer, no tenía mucha fe en el futuro de su reloj.

Su idea, no obstante, fue expuesta ante otros miles de inventores.

Un año después de que se agotara la patente, los japoneses comenzaron a fabricar "un relojprácticamente idéntico y lo vendieron en muchos miles de dólares", cuenta John Hawley, el subastador de la pieza.

"Si Bromley hubiera renovado la patente de su prototipo hubiera sido multimillonario", afirma.

'Profesor loco'

David, el hijo de Bromley, recuerda que el inventor recibió una orden comercial para "hacer 20 en Navidad, pero no tenía la facilidad para comenzar a fabricarlos".

Recordó que su padre estaba "siempre en su cobertizo" y que era "un ingeniero eléctrico de día e inventor de noche".

"Salía a las nueve o diez de la noche. Estaba como un profesor loco allí. Tenía todo tipo de equipos y aparatos. Esa era su vida", sostuvo.

Bromley, quien murió en 1990, también inventó cortinas que se cerraban automáticamente cuando se ponía el sol.

Publicidad