¿Puede un mero objeto ayudarte a lidiar con problemas como la ansiedad, la anorexia o la depresión?

Puede parecer ingenuo pero estas 10 personas tienen "amuletos" que los empujan a enfrentar sus demonios.

Estas son sus historias.

Ellie y un hula hula

"Mi hula hula me reconforta y es probablemente la razón por la que sigo viva.

Descubrir el hula hula le dio sentido a mi vida, sobre todo me ayudó a aceptar mi cuerpo".

Caroline y una fotografía

"Para los niños es más fácil ver la victoria e ignorar la derrota. Yo siento que esta foto captura eso.

Aunque acababa de caerme de la bicicleta había logrado balancearme por primera vez.

De adulta con frecuencia me quedo colgada con las derrotas e ignoro las victorias.

Mirar esta foto con regularidad es crucial para mi recuperación porque me ayuda a volver a centrarme en lo que es importante. Aunque a veces me caigo, es la alegría de la victoria lo que hace que me vuelva a levantar".

Cal y un collar de cuentas

"Las cuentas me ayudan a traer mi consciencia intensamente hasta el momento presente, hasta un lugar donde no puedo preocuparme por el futuro ni obcecarme con el pasado.

La primera vez que empecé a usar cuentas fue cuando organizaba grandes eventos. A veces tenía mucho estrés y en situaciones así tu mente de una manera natural tiende a buscar cualquier cosa que potencialmente podría ir mal. Te vuelves catastrofista.

Es como cuando tienes una computadora con demasiadas ventanas abiertas. No te puedes centrar de verdad y con el tiempo la computadora se puede bloquear porque está lidiando con demasiadas cosas a la vez.

Estas cuentas son una manera de ir cerrando todas esas ventanas en mi cabeza y de traerme de vuelta al momento presente, en el que puedo enfocarme en lo que tengo delante".

Millie y un álbum de fotografía

"Mi álbum de fotografía me ayuda cuando siento que mi depresión me sofoca. A veces me agobio pero sé que puedo encontrar consuelo en mi álbum.

Está lleno de fotografías de épocas más felices y me ayuda a recordar que sea lo que sea que estoy experimentando en ese momento, pasará y vendrán muchos días mejores. Me hace poner los pies en la tierra y hace que mi mente deje de correr.

Normalmente analizo demasiado las cosas y mis brotes depresivos están acompañados de ansiedad, así que tener mi álbum a mano evita que piense demasiado las cosas. Me trae de vuelta a la realidad y la realidad es que esto, también, pasará".

Remi y un perfume

"Para mí esto funciona como un amuleto. No tiene precio.

Cuando no puedo descansar bien me hace dormir más profundamente y también me ayuda cuando tengo ansiedad o estoy depresiva.

Me ayuda a seguir adelante. Es algo que me reconforta".

Tommy y un recuerdo

"Mi madre me compró estos anillos y este collar antes de morir para que me acordara de ella.

Significan muchísimo para mí, ya que mi trastorno alimenticio empezó debido a la pérdida de mi madre".

Emma y un libro

"Sufrí depresión post parto y al principio quería soledad. Solía ponerme el pijama y tapones en los oídos y después leía y leía.

Ahora me reconforta, cuando leo lo disfruto. Me relaja y me recuerda cuánto he mejorado.

Es lindo ver dónde estoy ahora comparado con dónde estuve en su momento. Vuelvo a sentirme como era antes".

Gordon y una escalera

"No sé de dónde saqué la idea de una escalera de recuperación pero quise hacer algo que pudiera utilizar para seguir mi progreso con respecto a mi depresión.

Hay siete peldaños en total y coloreo uno cuando siento que he dado un paso importante hacia la recuperación y el bienestar.

Cuando empecé a sentirme mejor lo siguiente que quise hacer fue ayudar a la gente. Me da un empujón en mi propia escalera ver a gente que utiliza la suya.

Son lo suficientemente pequeñas como para caber en un bolso y si las pierdes, la gente no sabe lo que son, lo que significa para ti; en eso son discretas. No parecen gran cosa pero para cada individuo tienen mucho significado".

Ellen y un muñeco

"Cuando tenía cinco años me dieron este muñeco después de que muriera nuestro perro. La llamé Sophie y durante algunos años la llevé conmigo a todas partes.

Para cuando desarrollé mi trastorno alimenticio, a los 12 años, nos habíamos cambiado de casa varias veces y Sophie se había quedado olvidada en alguna caja de algún ático.

Después de 18 años y de haberme ido a más de 500 kilómetros de distancia, y haber regresado de nuevo, la vi mientras caminada en el escaparate de una tienda de segunda mano.

Supe inmediatamente que era ella porque tenía una marca muy distintiva en el hocico. Y Sophie volvió a convertirse en mi leal compañera.

Padezco ansiedad y la abrazo por las noches, que es cuando realmente sufro por mis pensamientos obsesivos. Me ayuda a sentirme un poco más tranquila y es algo suave que me ayuda a mantenerme en tierra".

Abi y una guitarra

"Creo que tocar la guitarra siempre ha sido una vía de escape para todas estas emociones que no puedes expresar con palabras. La gente puede hacer eso.

Cuando estuve realmente enferma por anorexia, era una forma de canalizar energía que de otra manera habría puesto en algo destructivo.

Es algo que disfruto y algo que a otras personas les encanta escuchar.

Así que me ayuda a canalizar todas esas otras cosas malas hacia algo bueno".

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