Un reciente estudio científico ha encendido las alertas por el avance de un tipo de hongo potencialmente letal, cuya capacidad de propagación aumentaría significativamente debido al cambio climático.
Aunque suena a una trama de ficción como The Last of Us, la advertencia es real y proviene de expertos de la Universidad de Manchester, respaldados por la fundación Wellcome Trust.
El hongo que concentra la preocupación de los investigadores pertenece al género Aspergillus, un grupo de organismos presentes en el aire, el suelo e incluso en el cuerpo humano. Algunas de sus especies pueden provocar infecciones graves en el cerebro, además de causar daños en animales, contaminar cultivos y mostrar una creciente resistencia a los tratamientos médicos existentes.
El avance de este hongo no es una amenaza ajena en Chile
A inicios de abril, el Ministerio de Salud cerró temporalmente cinco pabellones del Hospital El Pino, en San Bernardo, luego de que se detectaran dos casos de aspergilosis pulmonar, una infección causada por este hongo. Aunque la medida fue preventiva y los casos fueron controlados, el episodio mostró que el riesgo ya no es hipotético.
Los hongos del tipo Aspergillus, entre ellos fumigatus, flavus y niger, pueden desencadenar infecciones respiratorias e incluso afectar el cerebro, sobre todo en personas con sistemas inmunológicos debilitados.
“El estudio utilizó modelos de proyección climática para anticipar cómo podría cambiar el hábitat de los hongos patógenos a medida que aumentan las temperaturas”, explican los investigadores. Incluso en un escenario moderado, con un aumento de 2 °C, ya se proyecta un crecimiento significativo de estos hongos en zonas como Escandinavia y el Reino Unido.
En un contexto más probable, donde el calentamiento global supere los 2,6 °C, los efectos podrían ser mucho más graves. Según el estudio, solo Aspergillus niger podría afectar a 10 millones de personas más en Europa.
“La mayoría de los hongos viven en el medio ambiente”, afirmó el doctor Norman van Rhijn, autor principal del estudio. “Dado que este cambia rápidamente, sin duda veremos surgir diferentes tipos de enfermedades e infecciones en los próximos 50 años, aproximadamente”.
Estas esporas están presentes en el aire, el suelo e incluso en el cuerpo humano, y se transmiten a través de la respiración. Mientras una persona sana puede eliminarlas fácilmente, en pacientes inmunocomprometidos, como personas que padecen cáncer, VIH o que han sido transplantadas, pueden causar infecciones severas.
La forma más grave es la aspergilosis invasiva, que inicia en los pulmones y puede diseminarse al cerebro. Esta enfermedad, según estimaciones, provoca aproximadamente 1,8 millones de muertes anuales, dentro de un total de 2,5 millones atribuidas a infecciones por hongos.
El problema, advierte van Rhijn, es que son “extremadamente difíciles” de tratar. “Existen muy pocos medicamentos antifúngicos eficaces”, explicó en entrevista con Sky News, donde agregó que “la realidad ya es suficientemente aterradora”.
La gravedad del asunto aumenta por otro dato, si se tiene en cuenta que más del 90% de los hongos aún no han sido identificados ni estudiados por la ciencia, lo que significa que nuevas amenazas podrían surgir sin herramientas médicas disponibles para enfrentarlas.