Son dos de las terapias más comunes para aliviar los dolores musculares o las molestías en las articulaciones. El problema es que la mayoría de las personas que hacen ejercicio no tienen muy claro cuál deben usar: frío o calor.

La respuesta rápida es depende de cuán reciente es el dolor o de si se trata de un malestar recurrente.

Por lo general, una lesión nueva suele causar una inflamación en la zona afectada, por lo que el frío puede actuar para reducir el flujo sanguíneo y por lo tanto, evitar que se produzca una mayor inflamación.

El frío reduce el flujo de la sangre y el calor dilata los vasos sanguíneos.

El calor, por su parte, es más recomendado para los dolores crónicos ya que al generar un efecto opuesto, de mayor flujo de sangre, permite que haya una curación más rápida.

Una investigación reciente de la Clínica Mayo, de Estados Unidos, recomienda la fórmula general de optar por la terapia fría primero y luego por un tratamiento con calor.

Cuándo el frío

En un artículo publicado por la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, un grupo de expertos en medicina deportiva explicaron cómo aplicar frío puede ser crucial durante las primeras 48 a 72 horas de que se haya producido la lesión.

Según el doctor Cayce Onks, del Centro Médico Penn State Hershey, el hielo puede reducir el daño del tejido secundario y aliviar el dolor de la zona afectada.

Si se trata de una lesión reciente, es mejor evitar que aumente la inflamación con la aplicación de hielo.

Le recomendación es aplicar el hielo durante 20 minutos por cada hora, para evitar que se produzca daño en la piel.

El centro médico de la Universidad de Rochester, por su parte, recomienda en su departamento de salud el uso de parches fríos o hielo en áreas que están inflamadas o donde haya una contusión.

Este tipo de terapia es buena para esguinces, para cuando se fuerza mucho una zona del cuerpo, chichones y morados en la piel.

Cuándo el calor

"El calor transporta sangre a la zona afectada, la cual suministra los nutrientes que el tejido necesita para sanar", dijo el doctor Onks. "También puede incrementar la flexibilidad de los tendones y los músculos".

El calor ayuda al flujo de oxígeno y nutrientes a través de la sangre.

Al permitir una dilatación de los vasos sanguíneos, el calor acelera el flujo y facilita la llegada de oxígeno y nutrientes que reduce la presión sobre las articulaciones y alivia el dolor en los de músculos.

Los parches calientes también reducen la aparición de espasmos musculares y mejoran la flexibilidad de ligamentos y tendones.

La terapia de calor es uno de los tratamientos más efectivos para problemas crónicos como la artritis.

En cualquier caso, el método que se recomienda que se aplique inicialmente cuando se sufre una lesión es el programa conocido como RICE (Rest, Ice, Compression and Elevation), es decir, reposo, hielo, aplicar presión y enelevación.

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