"Sin esta rana, yo sería un Don Nadie", dice Sathyabbama Das Biju, sentado en su laboratorio en la Universidad de Delhi, en una tarde fría y nublada.

Los teléfonos no han dejado de sonar desde que el doctor Biju y su equipo de científicos anunciaron su último descubrimiento: una rana arbórea extraordinaria que los científicos creían que se había extinguido hace más de un siglo.

El normalmente tranquilo y agradable laboratorio, lleno de libros y con una puerta de cristal en la que dice "La gente de las ranas" está inusualmente frenético.

Pero ahora, el investigador de anfibios, de 52 años -al que el semanario The Economist llamó, en 2011, "lo más cercano a una celebridad en la herpetología india"- está hablando de la rana púrpura, una nueva familia de anfibios que él descubrió en 2003.

Esta rana extraña, encontrada en Western Ghats, una cadena montañosa y centro de biodiversidad en la costa occidental de India, utiliza sus ancas en forma de pala para excavar y vive a unos seis metros bajo tierra.

La revista National Geographic la describió como una rana con "un cuerpo púrpura, rechoncho y un hocico puntiagudo, como los de los cerdos…y distinta a todas las otras ranas del mundo".

"La gente dice que es una rana con aspecto extraño, pero yo la encuentro hermosa. Parece una tortuga y suena como un pollo. Son muy listas, además", dice el doctor Biju. Emergen durante las primeras lluvias del monzón para aparearse, y los machos hacen sonidos para atraer a las hembras.

"Cambió mi vida"

"Esta rana cambió mi vida, me hizo lo que soy hoy en día".

Esto fue dos años después de que el investigador publicara un controvertido artículo que decía que en India, donde el anfibio se asocia generalmente con una rana de charco o un sapo común, todavía faltaban por descubrir unas 200 especies de rana.

"Mucha gente pensó que iba de farol", dice Biju.

Más de una década después, el inconformista investigador se siente reivindicado.

En los últimos 15 años, el doctor Biju -llamado el hombre de las ranas y el fanático de las ranas, entre otras cosas- y su equipo de científicos han descubierto 89 de las 388 especies de rana de la India.

Él cree que todavía hay unas 100 especies que continúan sin ser descubiertas, suficiente para seguir trabajando por un tiempo.

Ha sido un viaje largo y extraño para el doctor Biju.

Nació en una familia de agricultores en un pueblo remoto de Kerala en los márgenes de un bosque, que es ahora un pequeño pueblo.

Creció bañando vacas, dando de comer a los pollos, viviendo en la naturaleza y protegiendo las cosechas de los depredadores salvajes.

Empezó a ir a la escuela primaria tarde, cuando tenía 11 años. "Esto me ayudó", dice con una sonrisa irónica.

"Pasé mucho tiempo en la naturaleza, observando animales. Esto me enseñó más que los libros de ciencia".

Biju viajó entonces a Trivandrum para graduarse en botánica en una de las universidades más antiguas de India.

También acabó un doctorado en evolución de plantas antes de obtener un trabajo como científico en un centro de investigación estatal.

Su trabajo era explorar plantas y descubrir más sobre su utilidad.

Descubrimientos favoritos

"Pero las plantas me aburrieron, no estaba contento con ellas. Quería estudiar algo que se moviera", dice con un candor infantil encantador.

Biju utilizó su modesto salario para comprar una cámara y una motocicleta y empezó viajando a los bosques del sur de India, donde descubrió que las ranas lo atraían más que cualquier otra cosa.

En el camino hizo su segunda tesis: esta vez sobre la evolución de los anfibios y la conservación de la región rica en ranas Western Ghats, para una universidad en Bruselas.

Biju cree que decidió dedicarse a las ranas porque los indios están obsesionados con los tigres, los elefantes, los leopardos -"nuestros tres animales más carismáticos"- y los pájaros.

"Negamos nuestra biodiversidad. Al menos he conseguido que la gente hable de ranas".

Si escuchas a Biju hablar de sus descubrimientos, te das cuenta de que no es un pedante, sino un hombre de ciencia erudito, energético y apasionado sobre estos animales.

Le pido que me explique sus descubrimientos favoritos de ranas.

Entre ellos, la rana más pequeña de India, con menos de 11 milímetros, que cabe sobre una moneda.

Y esta semana, anunció una rana del tamaño de una pelota de golf que vive en huecos en árboles unos seis metros por encima del nivel del suelo, lo cual puede haber ayudado a que tardasen tanto en descubrirla.

Las ranas tienen una historia extraordinaria de evolución de más de 350 millones de años, añade, "posiblemente el animal más antiguo con columna vertebral, que ha sido testigo de cinco extinciones".

El Frankixalus jerdonii, como ha sido bautizado el último descubrimiento en honor al asesor de Biju Franky Bossuyt, fue un descubrimiento fortuito cuando el investigador y sus estudiantes estaban un día excavando en busca de ranas en el estado de Meghalaya.

A medida que caía la tarde, Biju dice, oyeron "una orquesta musical completa que provenía de las copas de los árboles".

"Fue mágico".

Búsqueda de respuestas

"Así que empezamos a escalar el árbol. Subimos unos dos metros y vimos los renacuajos. Más tarde nos dimos cuenta de que habíamos hecho un gran descubrimiento". La mayor parte de las ranas arbóreas viven más cerca del suelo.

En los siete años siguientes, el hombre de las ranas y sus estudiantes coleccionaron más especímenes, los compararon con otras ranas arbóreas de otros sitios del mundo, examinaron su comportamiento, su apariencia externa y su esqueleto, y secuenciaron su código genético.

Luego, identificaron las ranas como parte de un nuevo género, lo que significa que tiene un nuevo nombre.

Y descubrieron una increíble peculiaridad: las mujeres ponen sus huevos fecundados en hoyos en los árboles rellenos con agua, para volver luego cuando salen los renacuajos y alimentarlos con huevos no fecundados.

Pero el último descubrimiento está en proceso, dice Biju.

"¿Cómo crían? ¿Bajan del árbol? ¿Se queda la madre con los bebés? Todavía estamos intentando contestar muchas preguntas".

La búsqueda de respuestas continuará, así como los viajes de Biju.

Cada monzón, el investigador y sus estudiantes viajarán a las selvas montañosas del sur de India y del noreste para buscar ranas.

Ahí es donde las ranas, muy sensibles a los cambios climáticos y de hábitat, luchan contra la extinción.

Hay unas 7.000 especies de ranas en el mundo y Biju cree que la mitad están al límite de la extinción.

"Es por esto que tenemos que seguir trabajando. Todos mis descubrimientos son accidentales. No planeamos encontrar nuevas ranas. Vas a los bosques y pasas tiempo ahí".

Biju dice que no tiene otros intereses en la vida.

La última vez que fue a ver una película fue cuando sus estudiantes lo arrastraron a ver Avatar.

Su esposa tiene un doctorado en reproducción de plantas y genética.

Sus dos hijas no están interesadas en las ranas: probablemente harán carreras en arte y medicina.

"Tengo a mis amigos y tengo mis ranas. A veces me pregunto cómo será mi vida después de las ranas".

Publicidad