Este viernes 14 de noviembre se conmemora el Día Mundial de la Diabetes, establecido por la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) en 2006.

Al respecto, un reciente estudio de la Escuela de Ciencias y Políticas de Nutrición de la Universidad de Tufts, en Massachusetts, Estados Unidos, reveló que el 24% de los nuevos casos de diabetes en América Latina y el Caribe están asociados al consumo de bebidas azucaradas, encendiendo la alerta sobre los peligros de este hábito.

Este alarmante dato resalta no sólo el impacto directo de estas bebidas, sino que también la importancia de considerar cómo se consumen y con qué se acompañan.

Según la doctora Karina Elgueta, diabetóloga de la Clínica Alemana, la alta cantidad de azúcar en estos refrescos supera ampliamente lo que una persona necesita en su dieta diaria.

"La problemática no radica únicamente en el contenido de azúcar de las bebidas, sino también en la frecuencia de su consumo y en los alimentos que las suelen acompañar", afirmó. 

La doctora advirtió que estas bebidas suelen ser parte de comidas ricas en azúcares; lo que contribuye el aumento de peso, la acumulación de tejido adiposo y, en última instancia, incrementa el riesgo de desarrollar diabetes.

En nuestro país la cultura alimentaria juega un papel fundamental. "Muchas personas adquieren el hábito de consumir bebidas azucaradas desde la infancia. Es crucial cambiar esta práctica desde temprana edad, fomentando el consumo de agua como bebida principal durante las comidas y reservando las gaseosas para ocasiones especiales", enfatizó la especialista.

Día Mundial de la Diabetes: ¿Qué pasa con las bebidas sin azúcar?

Respecto a las bebidas con endulzantes no calóricos o sin azúcar, la doctora Elgueta señaló que, aunque los estudios sobre su impacto en la secreción de insulina son aún inconclusos, se recomienza priorizar el agua, especialmente en niños. Para los adultos, particularmente aquellos con sobrepeso, obesidad o predisposición a la diabetes, la versión sin azúcar de estas bebidas podría ser una alternativa más adecuada.

Este llamado a la reflexión destaca la necesidad de abordar los hábitos alimentarios desde una perspectiva integral, considerando tanto las elecciones individuales como los patrones culturales y educativos. Cambiar el enfoque hacia opciones más saludables puede marcar una diferencia significativa en la prevención de enfermedades como la diabetes.

Publicidad