La cita fue en el Hotel Plaza de la 5º Avenida de Nueva York. La invitación decía que el atuendo apropiado era blanco y negro. Apropiado, porque la gala celebraba un gran evento en la vida de uno de los juegos más antiguos: el Campeonato Mundial de Ajedrez.

Apropiadamente también, los meseros ofrecían cocteles con vodka, la bebida nacional del país que ostentó el título por casi toda la segunda mitad del siglo XX y que lo quiere de vuelta: Rusia.

Así que no sólo las bebidas eran rusas, sino también Sergei Karjakin, el retador al trono que ocupa el noruego Magnus Carlsen de Noruega, y muchos de los periodistas que asistieron al evento, además de hombres de negocios y diplomáticos que asistieron a la gala.

El ajedrez importa: hay 600 millones de jugadores, es decir, casi una de cada12 personas del planeta lo juegan.

Y la Federación Internacional de Ajedrez -más conocida como FIDE, por sus siglas en francés- es la única organización deportiva internacional liderada por un ruso, Kirsan Ilyumzhinov.

Ilyumzhinov fue presidente de Kalmukia de 1993 a 2010, y de FIDE desde 1995.

Lo extraordinario en esa ocasión fue que precisamente él no estaba entre los invitados: recientemente el Departamento del Tesoro de Estados Unidos le prohibió la entrada al país pues lo acusa de ayudar al gobierno de Basar al Asad de Siria.

En el mundo de ajedrez, el juego político es feroz y su rey parece estar en riesgo de jaque mate.

Aunque quizás lo rescate Donald Trump, el peón que ahora reina EE.UU. y ha expresado su simpatía por Vladimir Putin.

Una de las personas más extrañas del ámbito internacional

Mi historia con Kirsan Ilyumzhinov es larga. Hace 20 años, viajé a su país, un lugar tan inusual y remoto que es difícil creer que realmente existe.

En la República de Kalmukia -el único territorio de Europa donde la mayoría de la población es budista- pastorean cabras y le cantan a antiguos héroes.

Pero en 1993 tenían un nuevo héroe, Kirsan, un joven multimillonario que habían elegido como presidente.

No estuvo presente, pero eso no quiere decir que estuvo ausente.

Muchos lamentan que nunca cumplió con su promesa de enriquecer a Kalmukia.

Lo que sí hizo en 1995 fue empezar a liderar un reino mucho más grande, en el que ciertamente invirtió dinero: el mundo del ajedrez, que si tuviera fronteras sería el tercer país más poblado del planeta.

Aunque sus 20 años como presidente de FIDE han estado marcada por acusaciones de corrupción y fraude electoral, en esa gestión sí tiene seguidores y algunos de mucho peso.

¿Por qué no lo invitaron a la fiesta?

Todos estos años más tarde, poco antes del campeonato, me encontré con él en Moscú.

A sus 54 años de edad, aún retiene su apariencia juvenil y sigue siendo probablemente la única personalidad en el ámbito internacional que cree haber sido secuestrado por extraterrestres.

"En septiembre de 1997 conocí extraterrestres, efectivamente. Muy interesante. Eran como personas normales con trajes espaciales amarillos", me contó.

"Sonrieron y se rieron, y dijeron que todavía éramos como bebés, que aún no habíamos hecho la gran evolución. Que nos comíamos a nuestros hermanos, los animales, en restaurantes".

El documento que le envió el Departamento de Tesoro de EE.UU. no daba muchos detalles de la razón de las sanciones.

Por supuesto, eso no tuvo nada que ver con que no le permitieran ir a EE.UU.

"Cuando me incluyeron en la lista de sancionados pedí que me informaran por qué".

Me mostró el documento del Departamento del Tesoro en el que dice que "Kirsan Ilyumzhinov asistió materialmente y/o actuó o pretendió actuar para o en nombre del gobierno de Siria", sin más detalles.

En el sitio web del Departamento del Tesoro de EE.UU. mencionan que Kirsan es propietario de parte del banco Russian Financial Alliance -junto con Mudalal Khoury, que ya había sancionado por sus vínculos comerciales con Siria- y la relación de Kirsan con dos funcionarios del Banco Central de Siria.

Encontré también dos advertencias oficiales del Banco Central de Rusia al banco de Kirsan sobre sospechas de lavado de dinero; una de 2014 y otra de agosto de este año.

¿Será Trump un peón de Putin?

Lo llamé y, tras ir a consultar, me respondió: "Mi abogado dice que en marzo dejé oficialmente ese banco".

Cuando le dije que él aparecía en la lista de accionistas en los documentos del banco del 30 de mayo de este año, respondió que era un error.

"En todo caso, una de las advertencias es de 2014", repliqué.

"Hace dos años pedí que prepararan los documentos y me retiré".

"¿Dos años?".

"Dos, uno... no me acuerdo. Pero no tengo intereses en ese banco".

Por sus amistades

Kirsan asegura que el banco no tenía negocios con Siria, que nunca conoció a uno de los funcionarios sirios mencionados por el Tesoro y que al otro lo ayudó con un problema de familia.

Estados Unidos, dice, lo acusa sólo porque él es amigo del presidente sirio Bashar al Asad y lo ha visitado desde que empezó la guerra en Siria.

La visita fue para organizar torneos de ajedrez y no para hablar en nombre de Rusia sobre la guerra, asegura.

"La gente dice que Al Asad es un criminal que mata a su propia gente, que no lo debo visitar por razones morales", cuenta.

"400.000 terroristas de 100 países fueron a Siria. Bashar los mató. Por eso pienso que es un hombre al que el comité del premio Nobel debería darle el Premio Nobel de la Paz. Esa es mi posición".

Kirsan dice que fue a Siria a organizar torneos de ajedrez. Y que ese fue el mismo propósito que lo llevó a estrechar manos con Saddam Hussein en Irak cuando el ataque liderado por EE.UU. empezó, así como con el coronel Gadafi durante los bombardeos de la OTAN a Libia.

Todas operaciones que Rusia condenó.

¿Enviado de Vladimir Putin?

Amigos pero ¿algo más?

Algunos de los amantes del ajedrez piensan que el juego pierde patrocinadores no rusos potenciales pues los espanta que el presidente de la FIDE se relaciona con extraterrestres y gobiernos autoritarios.

Otros, como el ex líder rebelde checheno Ahmed Zakayev exiliado en Londres, no dudan que Kirsan ha actuado como enviado de Putin, ya sea de manera personal o como presidente de la FIDE.

Zakayev cuenta que en 2008 Kirsan lo visitó por encargo de Putin para ofrecerle trabajo en Rusia si regresaba.

En el caso de las visitas a Saddam, Gadafi y Asad, no lo mandó a nombre personal, en su opinión, sino como el dirigente de la FIDE.

"El mundo entero había declarado que Assad era un paria, pero el presidente de la federación mundial de ajedrez fue a verlo, jugó con él, charlaron. Eso mostró que no sólo Rusia sino hasta el presidente de una organización global podía estrechar la mano de Assad".

Aunque venga de alguien bien versado en los tejemanejes del Kremlin, lo anterior es una opinión. De manera que volví a preguntarle a Kirsan qué estaba haciendo realmente.

La visita a Libia, cuando estrechó la mano del fallecido líder Gadafi, coincidió con la operación de la OTAN.

"Ajedrez", me contestó.

"Hasta el Kremlin dijo que sabían que usted estaba allá transmitiendo la posición de Rusia", apunté.

"No, yo no represento a ningún país. Los presidentes son amigos y hablamos durante horas y a veces me preguntan mi opinión como hombre que viaja mucho. Si siento que puedo cambiar algo por la paz, lo hago", afirmó.

"Yo trabajo para el ajedrez. ¡Organizo torneos, no organizo guerras!", agregó.

Entre tanto, en Manhattan

En el torneo que Kirsan organizó, los espectadores -que pagaron US$1.200 para acercarse a la acción- no se pierden una movida de los dos grandes maestros.

El campeón reinante Magnus Carlsen de Noruega (der) y el pretendiente al trono Sergei Karjakin, de Rusia.

El campeonato es un partido de 12 juegos que tienen lugar durante tres semanas.

El final es el 30 de noviembre, el último día del mes en el que también cambiaron las posiciones de las fichas en el tablero de ajedrez global.

Con la sensacional victoria en las elecciones de Donald Trump, un admirador de Putin, la ventaja ahora la tiene Kirsan. Al menos eso es lo que piensa el magnate.

Cuando la televisión rusa le preguntó si pensaba que sus chances de que le levantaran las sanciones aumentaban con Trump en el poder, contestó: "Sí. Ahora EE.UU. interferirá mucho menos en otros países".

Por supuesto que nadie sabe si Trump presidente será tan prorruso como Trump candidato, pero dado su aparente deseo de manejar la situación en Siria de la mano del Kremlin, parece posible que las sanciones contra los rusos por supuestos vínculos con Assad eventualmente serán relajadas.

Las piezas del ajedrez geopolítico se están moviendo.

Kirsan está feliz además porque, según me dijo en Moscú, él mismo es una especie de Trump.

"Trump es un hombre de negocios, como yo".

Y es más, dijo: "Que me hayan sancionado me ha ayudado mucho, porque en muchos lugares que critican a EE.UU. ahora tengo una mejor imagen. ¡Soy un hombre de verdad! Quiero ir a EE.UU. y responder a las preguntas del FBI... ¡me tienen miedo!".

En unos días se sabrá quién saldrá victorioso en la batalla entre el este y oeste que se está lidiando en ese campo de 64 cuadros en Manhattan, sede del Campeonato Mundial de Ajedrez 2016.

En el ajedrez geopolítico habrá que esperar un poco más.

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