Parece algo poco creíble, pero es un método que se utiliza en el entrenamiento de alta competición para mejorar la fortaleza y técnica de los atletas.

Lo que busca el llamado "motor imaginario" es activar al cuerpo con la mente, simplemente pensando en hacer el ejercicio, pero sin mover un dedo.

Pero ¿cuán efectivo es?

Para saber los efectos que tendría en un grupo de personas con una vida predominantemente sedentaria, el programa de la BBC "Confía en mí, soy médico" participó en un experimento con el profesor Tony Kay de la Universidad de Northampton en Reino Unido.

El especialista de la biomecánica en el deporte y el ejercicio reclutó a siete voluntarios que no hacen más de dos horas de actividad física a la semana para someterlos a una serie de pruebas en un área determinada del cuerpo: la pantorrilla.

El profesor primero midió la fortaleza de la pantorrilla con una dinamómetro, su tamaño con un ultrasonido y el porcentaje del músculo que realmente utilizan a través de electrodos. Para ello, el grupo de control tuvo que realizar un ejercicio básico para contraer lo máximo que podían la pantorrilla.

Una vez establecido el punto de referencia de cada uno de los voluntarios, se les pidió que pasaran 15 minutos al día pensando en ese ejercicio, imaginando que lo estaban haciendo.

Después de un mes, la fortaleza de las pantorrillas había aumentando en promedio un 8%, mientras que uno de lo voluntarios logró un incremento de hasta un 33,9% la fuerza de su músculo.

Eso no sucedió porque el músculo aumentó de tamaño, si no que al pensar en un ejercicio en particular durante un mes los participantes fueron aprendiendo a estimular mejor las fibras de los músculos cuando requerían utilizarlo.

De un 46,3% que utilizaban en promedio al comienzo del experimento, el grupo pasó a utilizar un 68,8% de su masa muscular en la pantorrilla.

"Ellos mejoraron en exigir más al músculo", explicó el profesor Kay.

"Con eso activan un porcentaje mucho mayor del músculo al hacer ejercicio, lo que les permite producir más fuerza y por ende logran estar más fuertes".

Es por eso que el "motor imaginario" es utilizado por deportistas de élite para mejorar su rendimiento, pero también es ideal para aquellas personas que están lesionadas o no pueden realizar una actividad física para evitar perder fuerza en sus músculos.

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