Estruendoso. Provocativo. Dramático. Desde que una voz salida desde lo profundo del escenario preguntara "Chile, ¿están listos?", cada uno de esos calificativos retrató lo hecho por Aerosmith dentro del Movistar Arena. Como parte de su gira de despedida de los escenarios latinoamericanos, el combo de Boston, Massachusetts, desató pasiones y un rock de alto calibre ante 14 mil personas que agotaron los tickets para el show hace varias semanas.

Desde la apertura con "Back in the saddle", el quinteto estadounidense pone a sus fanáticos con los pelos de punta, debido a la electricidad librada por la guitarra de Joe Perry y la performance teatral del protagonista indiscutido llamado Steven Tyler. El frontman que lleva a otro nivel las artimañas de un rockstar.

Porque canciones como "Love in an elevator", "Cryin'", "Jaded" y "Crazy" -interpretadas en posta, como un recordatorio infalible de sus 46 años de carrera- son las excusas del vocalista para forzar su voz al límite, lanzarse al suelo a cantar con furia y ponerse al frente de la banda mientras el aire juega con su larga cabellera. 

Y ese toque de glamour que Aerosmith le dio al hard rock hace décadas estiliza una propuesta en la que Tyler nunca se despreocupa de las cámaras. Espectáculo para el directo y también para las pantallas, como parte del relato grandilocuente y tan ensayando que parece impulsivo.  

"¿Quieren más?", pregunta el cantante antes de lanzar "Dude (looks like a lady)". Desfachatado en el mensaje y en sus pantalones dorados, su brillante camisa sin mangas y el pelo que cae sobre sus hombros, con el que juega como si se lo estuviese rizando. Mientras juega espalda con espalda con Joe Perry, en una de las parejas más rentables del rock.

Y el protagonismo pasa directo al guitarrista en una versión de "Stop messin' around" (original de Fleetwood Mac), como tomada directamente desde Las Vegas. Pero trasladada al Mercado Central de Santiago, por las imágenes del músico compartiendo en ese sector de la capital mostradas en la pantalla Central.

Después de una hora y 25 minutos de show, todavía tenían guardados varios hits. Se sucedieron "I don't want to miss a thing", "Come together" de The Beatles y "Walk this way". Esta última, con todo el público moviendo las manos de lado a lado y gritando junto a Steven Tyler en un juego de pregunta respuesta.  

Pero uno de los mejores momentos de la noche quedaría guardado con recelo para el final del espectáculo, con el frontman transformando el "Olé olé olé, Chile, Chile" en el drama de "Dream on". Facturada con Perry haciendo un solo sobre el piano de su compañero y tres columnas de humo saliendo desde el escenario. 

Energía incombustible que solo es detenida a la fuerza por el último acorde de "Sweet emotion", después de casi dos horas de show. El confeti cayendo sobre el público y Steven Tyler gritando el nombre de sus compañeros de banda. El recuerdo que dejan en nuestro país los "chicos malos" de Boston. 

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