Un 2015 complicado es el que ha tenido Jorge González, el ex líder de Los Prisioneros, quien ha visto cómo su vida pasó a estar al borde de llegar a su fin desde que a principios de febrero sufriera un infarto cerebrovascular.

Según un reportaje publicado por el diario La Tercera, lo que ha acontecido con la salud del artista de 50 años ha sido mucho más grave de lo que se ha dado a conocer. Todo partió cuando uno de sus músicos se dio cuenta, en plena gira por Chile, que González tenía problemas de movilidad con su mano izquierda, aunque todo se intensificó el sábado 7 de febrero en el Festival de Nacimiento. Allí ofreció un breve show producto de que apenas podía cantar y caminar.

Tras el concierto, empezó el peregrinar por instancias médicas, en donde se arrojó la existencia de un infarto cerebrovascular. Eso sí, en Santiago, en el Instituto de Neurocirugía, se determinó que había sufrido una seguidilla de infartos cerebrales en los últimos siete meses, es decir, estos partieron en Berlín, Alemania, ciudad en la que el músico residía desde el año 2011.

Además, los médicos lo encontraron con bajas defensas, producto de, entre otros factores, una mala alimentación en su estadía en Europa, en donde ya Jorge había mostrado algunas dolencias físicas, pero que él minimizó. De hecho, no hizo caso de la instrucción médica de no viajar en el verano a nuestro país a realizar shows, los que terminarían con su participación en Lollapalooza.

Con el diagnóstico y el tratamiento ya resuelto por el Instituto de Neurocirugía, el que incluía sesiones con kinesiólogos y fonoaudiólogos, el hombre detrás de canciones como "Por qué no se van", "El baile de los que sobran" y "Tren al sur" debió comenzar a superar otro problema: el bajón anímico provocado por la situación, lo que, entre otros efectos, le había alterado su habla y su capacidad motriz. Además, prácticamente debió aprender a cantar y vocalizar de nuevo.

Para balancear el estado emocional, la rehabilitación incluyó antidepresivos y también se le empezó a recetar corticoides con el objetivo de desinflamar las lesiones cerebrales. No obstante, como la evolución era relativa, el músico -que había materializado gran parte de su terapia en la Clínica Santa María- fue llevado en junio a la clínica UC San Carlos de Apoquindo, donde están algunos de los mejores especialistas en el área neurológica. Ahí se le dio el dignóstico más grave y menos esperado.

Una resonancia determinó que Jorge González tenía un daño severo en el lóbulo frontal del cerebro, el área encargada del lenguaje, la memoria y el razonamiento, por lo que su expectativa de vida era de alrededor de seis meses.

Tras esto, se dio un vuelco en el tratamiento del cantante, bajando la dosis de corticoides, se determinó no volver a Alemania y se fortalecieron los lazos con sus más cercanos, además de hacerlo sentir cómodo y en paz. Es así como se fue a vivir a una amplia casa en La Reina, en donde toma sol, lee, dibuja y escribe cuentos para su pareja, Daniela. También ha compartido más con sus padres y sus hijos, los cuales volvieron desde Europa.

A eso se suma que hoy sus clases de fonoaudiología son lideradas por una coach de canto y sus terapias físicas las realizará en un gimnasio cercano a su residencia. De esta manera, las perspectivas de vida del músico son más alentadoras. Es más, la lesión en el lóbulo frontal está menos inflamada, y si bien sigue caminando con dificultad, él quiere volver a los escenarios a fines de noviembre para ofrecer un breve show.

Es la lucha que Jorge González está dando día a día para seguir vivo y en lo alto de la música. Cabe recordar que recientemente lanzó el videoclip de su tema "Trenes, trenes, trenes", demostrándole a la gente que no para en su batalla por dejar atrás su complejo escenario de salud, el mismo que lo ha tenido al borde de la muerte, pero que él y sus cercanos no están dispuestos a permitir que se dé.

“Fue un terremoto para todos. Fue grave y su vida estuvo en riesgo, pero hoy todo apunta a que, gracias a su actual tratamiento y, sobre todo, gracias a su actitud y su empeño, su estado puede ir presentando grandes mejorías”, señaló a La Tercera Alfonso Carbone, su mánager.

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