Reuters

La película de suspenso sobre inmigración "Desierto" depende de una apasionante acción para enviar un duro mensaje sobre la acalorada retórica que planta las semillas de la violencia, pero la estrella del filme, el mexicano Gael García Bernal, no tiene problemas en expresarlo en palabras.

"El principal problema ahora mismo con ese tema es que lo vemos como un problema. No lo es", dijo el actor, quien tuvo dificultades con su visa para asistir al Festival de Cine de Toronto para el estreno de la película.

"La inmigración es algo que ha ocurrido desde el comienzo de la humanidad", agregó.

Europa está intentando lidiar con la mayor crisis de inmigrantes y refugiados desde la Segunda Guerra Mundial en medio de estremecedoras imágenes de niños ahogados y el crecimiento de populistas anti inmigración.

En tanto, en Estados Unidos el precandidato presidencial Donald Trump propuso deportaciones masivas y un muro para frenar el flujo de personas que cruzan la frontera sur del país.

"Hay un discurso de odio", dijo García Bernal sobre los debates relacionados con la seguridad fronteriza y la persecución de los trabajadores indocumentados.

En "Desierto", su personaje Moisés enfrenta la personificación de ese odio en el peligroso vigilante Sam, interpretado por Jeffrey Dean Morgan, quien reduce a un número de personas que intentan cruzar la frontera con ayuda de un rifle de largo alcance y un perro feroz.

"Esto es lo que sucede cuando alguien valida esa conversación, ese discurso", dijo García Bernal. "Así es como comienza un genocidio, así es como comienza una guerra civil, validando ese discurso ignorante, repulsivo, intolerante", agregó.

El director Jonás Cuarón dijo que evitó darle a Moisés, Sam y a los otros viajantes de un pasado para enfocar la atención en el peligroso trayecto a través de inolvidables paisajes.

"El desierto no tiene los prejuicios que nosotros tenemos. Para él todos son iguales", dijo el cineasta, hijo del galardonado director Alfonso Cuarón.

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