En medio del ajetreo del centro santiaguino, de la abarrotada Plaza de Armas, del ir y venir de desconocidos que apuran el paso, de extraños personajes llamativos, algunos por su comportamiento, otros por sus atuendos, otros siemplemente por ser turistas, existe un grupo de pensadores que parecieran vivir a otro ritmo: los ajedrecistas. 

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Si pasaste por ese punto capitalino, seguramente pudiste apreciar a un grupo de personas, generalmente hombres mayores, que desempeñan una función casi ajena al ajetreo ahí reinante. Y de todos ellos, destaca Juan Hernández. 

Una foto se viralizó rápidamente por Twitter luego que en ella se pudiera apreciar a un sujeto elegantemente vestido, con un sombrero, barba y pelo gris, ofreciendo clases de ajedrez en La Vega Central y de forma gratuita.

En el cartel se puede leer lo siguiente: "Niñas y niños: enseñanza gratis. También pueden jugar", además de añadir su número de teléfono. 

"Casi toda la vida he estado en la Plaza de Armas jugando. Pero desde hace un par de semanas, estoy también en La Vega Central", cuenta Juan a T13.cl. 

"Hablé con el encargado de relaciones públicas y de cultura y él me ofreció el espacio. A mí me encanta enseñar y aprender. Y acá a veces me dejan a los niños mientras hacen sus compras", agrega Hernández. 

Con 78 años a cuestas, no tiene problemas en pasar sus días entregado a una de sus grandes pasiones: el ajedrez. 

"Hago clases a domicilio en la población Yungay de La Granja. Ahí lo único que cobro es la lomoción, si es que es muy lejos", asegura el ex estudiante de la Universidad Católica y de la Universidad de Chile, en donde cursó años de pedagogía en inglés y en matemáticas, antes de partir el año 1973 con rumbo a Argentina. 

Pero aparte de sus actividades, Juan está dedicado a investigar sobre la Biblia, además de escribir sus propios libros de novelas y cuentos, que tratan sobre historias reales. 

"Me encanta aprender. Me gusta conversar. Yo feliz de que me vengan a ver", expresa, mientras detalla que a las 17.00 horas pasa de La Vega a la Plaza de Armas. 

Además, cuenta que tiene varios hijos e hijas (la menor tiene apenas 8 años), algunas ya tituladas profesionalmente, y que están orgullosos de él y de lo que hace. 

"Los padres debemos saber apreciar y valorar a nuestros hijos. Y darles todo nuestro amor. Más que reglas o paseos, necesitan que se les demuestre que le aman", asegura. 

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