La costumbre de hacer tronar sus nudillos casi le quita la vida Antoine Boylston, un hombre de 31 años. Todo comenzó un día de abril, en 2016, cuando realizó uno de sus movimientos favoritos. Sin embargo, esta vez, el acto le provocó que una herida que tenía en el dedo se reabriera. 

Si bien pensó que se le había roto el dedo meñique, poco a poco comenzó a sentir un dolor que lo obligó a acudir a un hospital. "Cuando llegué, mi mano derecha había empezado a oscurecerse y a hincharse", contó el hombre, en declaraciones consignadas por Metro. 

Tras revisar su caso, los especialistas concluyeron que su costumbre de hacer crujir los nudillos había desencadenado una fascitis necrosante, como se conoce las infecciones que ingresan a través de lesiones en la piel y cuya propagación avanza rápidamente. Una situación que, de haber esperado más tiempo, podría haberle provocado la muerte. 

"Todo ese tiempo pensé que solo tenía un dedo roto que me estaba haciendo sentir mal del estómago. No fue hasta que desperté de la cirugía y me dijeron que tenía fascitis necrosante cuando me di cuenta de la gravedad de la situación", afirmó el hombre.

Antoine agrega que "si bien los médicos me advirtieron que podía perder la mano, pero si hubiera esperado mucho más podría haber perdido todo el brazo o incluso haber muerto".

La fascitis necrosante se conoce también como la "bacteria comecarne", por su intensa propagación. Las imágenes del brazo del hombre han sido divulgadas por algunos medios como el Mirror y pueden herir sensibilidades.  

"Pensé que las bacterias carnívoras era algo que le pasaba a la gente en las películas, y no por crujir demasiado sus nudillos. Lo hacía frecuentemente y no pensaba en nada de eso, pero ahora voy a vivir para arrepentirme de ello", concluyó el paciente. 

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