La ciencia como un juego. Ese es el concepto imperante en el laboratorio de investigación del científico Andrew Pelling en la Universidad de Ottawa, Canadá.

Aquí no se hace ciencia para resolver problemas específicos, sino para fomentar un entorno donde cualquiera pueda "venir a hacer preguntas fascinantes y encontrar respuestas".

Fue así como una de las ideas que se les ocurrió fue hacer orejas… a partir de manzanas.

A partir de su afición reciclar objetos, desarmarlos y reorganizarlos, a Pelling se le ocurrió traspasar todo ese conocimiento a la biología, en lo que hoy se conoce como biohacking.

"Me pregunté: '¿Puedo tratar la biología como un hardware¿Puedo tomar, sacar piezas, mezclarlas y crear algo completamente distinto?'", contó Pelling en una charla TED que dio en 2016.

Con esta inspiración, su siguiente paso fue tratar el método en tejido orgánico.

La manzana de la salvación

Pelling y su equipo tomaron una manzana, separaron sus componentes, los reordenaron, cambiaron y convirtieron en otro objeto.

Extrajeron todas las células y el ADN de manzana e implantaron células humanas en los andamios celulósicos.

Y para probar si este tejido podía concretarse en una parte específica del cuerpo, Pelling diseñó una oreja con el tejido de manzana e hizo crecer células humanas en ellas.

"Esto abre un montón de posibilidades a la medicina regenerativa e incluso para la especulación sobre el diseño del cuerpo", le dijo Pelling a la BBC.

"El próximo desafío es saber si podemos trabajar en sistemas más complicados: órganos, huesos, músculos", aseguró el científico.

 Un laboratorio cosmopolita

Como el propio Pelling cuenta en su charla TED, su laboratorio comenzó a hacerse conocido no sólo entre sus pares.

"Artistas y científicos de todo el mundo empezaron a venir a mi laboratorio. No es porque valoramos ideas poco convencionales, sino porque las probamos y validamos desde un punto de vista científico".

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