El tráfico vehicular es un problema que sale muy caro.

Un informe publicado por la consultora internacional Inrix en el que se analiza la situación en 1.064 ciudades en todo el planeta, estima que la ciudad de Los Ángeles (EE.UU.), es la más congestionada del mundo.

Los costos asociados con los problemas de tráfico le cuestan a la ciudad californiana US$9.700 millones anuales.

Esto se da como resultado de factores tales como la pérdida de productividad de los empleados, mayores costos de transporte y más contaminación.

Los ciudadanos de Los Ángeles pasan en promedio el 12,7% del tiempo que conducen su vehículo atascados en congestiones

Preocupantemente, dos ciudades latinoamericanas aparecen en el "top diez" global de la congestión creado por la consultora.

Se trata de Bogotá (Colombia), en el quinto lugar, y Sao Paulo (Brasil) en el sexto, que enfrentan problemas de tráfico particularmente serios, asegura el estudio.

Mientras, a nivel nacional Colombia aparece como el segundo país entre 38 naciones de todo el mundo con mayores problemas de congestión, de acuerdo al mismo informe.

¿Ciudades modelo?

Bogotá y Sao Paulo parecen ocupar una categoría especial en el triste escalafón de ciudades con el peor tráfico vehicular.

Los bogotanos gastan en promedio 80 horas anuales en atascos durante la "hora punta", indica el estudio titulado Global Traffic Scorecard (Tabla de resultados de tráfico global).

Esto se compara con 104 horas en Los Ángeles, 77 en Sao Paulo, 73 en Londres y 65 en Miami.

De Sao Paulo se sabe hace tiempo que su descomunal tamaño combinado con su formidable poderío económico hacen que la clase empresarial de la ciudad prefiera muchas veces desplazarse en helicóptero para evitar el tráfico, por lo que tiene una de las flotillas privadas de estos aparatos voladores más grande del mundo.

La inclusión de Bogotá en esta lista negra del tráfico causa un poco más de sorpresa, teniendo en cuenta que la capital colombiana ha sido repetidamente presentada como un ejemplo internacional de innovación en tránsito público, gracias a programas como el sistema de autobuses Transmilenio.

Sin embargo, el también impresionante crecimiento económico de esta urbe de más de 8 millones de personas no se ha visto acompañado por mejoras equivalentes en infraestructura. Bogotá sigue siendo una de las mayores ciudades en el mundo que no cuenta con un metro.

Aunque el alcalde actual Enrique Peñalosa se ha comprometido a iniciar en los próximos años la construcción de un sistema de tren para el transporte masivo.

Entre 38 naciones de la muestra, Colombia ocupa el segundo puesto por horas de sus ciudadanos perdidos a la congestión, apenas superado por Tailandia.

Los tailandeses gastan en promedio 61 horas anuales en esas congestiones de hora punta, frente a 47 en Colombia y 42 en Rusia.

Venezuela está en el sexto puesto del ranking y Brasil el octavo, empatado con el territorio de Puerto Rico.

Con cuatro naciones entre las primeras diez de la congestión, está claro que América Latina no sale bien librada en este estudio.

Un costo extremo

El informe no especifica el costo en dinero de la congestión vehicular en América Latina, le dice Bob Pishue, uno de los autores del estudio, a BBC Mundo.

Pero nadie duda que el costo financiero del tráfico congestionado en América Latina es también muy elevado.

En 2014, según informa el diario colombiano El Heraldo, la Federación Nacional de Comerciantes de Colombia, usando la misma metodología de la consultora Inrix, estimó el costo anual para ese país en más de US$1.000 millones.

Pishue le dice a BBC Mundo que Bogotá sobresale en los estudios de tráfico por tener elevados índices de congestión en sus calles y en sus autopistas a lo largo del día.

El celebrado sistema de transporte masivo bogotano Transmilenio no ha eliminado esos problemas de tráfico, dice.

"Pero ahí puede estar la razón de su éxito, como una alternativa atractiva para evitar estos grandes problemas con los autos privados en las calles", señala Pishue a BBC Mundo.

En cualquier caso, el consultor es optimista frente a lo que revelan estos informes.

"A medida que tenemos más datos sobre el tráfico, aumentan las posibilidades de aplicar soluciones tecnológicas a estos problemas, no necesariamente más carreteras, pero tal vez mejores sistemas de administración, que puedan ayudar a aliviar la situación", puntualiza.

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