Entró a trabajar en General Motors cuando tenía 18, como estudiante. Y hoy, ya lleva dos años como la CEO de la empresa que manufactura autos y camiones; es la primera mujer a la cabeza de uno de los tres gigantes de la industria automotora con presencia mundial. No sólo los números de General Motors han ido mejorando bajo su cargo, sino que Barra manejó exitosamente una gran crisis, y se ha transformado en una de las más aplaudidas empresarias a nivel mundial, elegida en el primer lugar del ránking de las mujeres más poderosas de Fortune, la quinta mujer más poderosa según Forbes, y fue portada de los 100 más influyentes de la revista Time.

Mary Teresa Barra se graduó como ingeniera eléctrica en 1985; pero ya desde 1980, como parte de un programa especial de General Motors, se había incorporada a la empresa, en la división Pontiac Motor. Luego, con una beca de GM, estudió un postgrado en Stanford. Desde entonces fue ascendiendo en posiciones y cargos, hasta llegar  en 2014, a ser la mujer al mando del gigante de auto.

Pero no tomó las riendas de GM en un tiempo fácil: se tuvo que requisar 30 millones de vehículos por problemas técnicos, que llevaron a accidentes. La ejecutiva comenzó una seria investigación, despidió a gente y fomentó la política de “Si ves algo, di algo”, además de pagar millones de dólares a familias de las víctimas de accidentes de auto con la falla en cuestión. “Si somos cándidos y transparentes, no hay nada que no podamos resolver”, explicó ella en entrevistas. Desde entonces, Barra ha sacado el negocio adelante, teniendo números récord en 2015, manteniendo ventas en EstadosUnidos, Europa y expandiéndose en China. El consumidor, ha dicho, es su foco y su más importante preocupación, además, por supuesto, de los trabajadores de su empresa. “Si ganamos el corazón y cabeza de nuestros empleados, vamos a tener más éxito en el negocio”, ha declarado.

Sobre ser la primera mujer en un negocio muy masculino, Mary Barra, casada, madre de dos hijos y dueña de dos perros, ha comentado: “Creo que hay más mujeres en puestos importantes que en 1980, cuando empecé. Pero desde la perspectiva de mi carrera, no entro a una sala de reunión y cuento cabezas. Quiero ser reconocida por mi contribución y por lo que hago. Y sí, hay muchas veces que probablemente me benefició, y muchas en que probablemente no me benefició. Pero eso funciona para todos. Siempre hay cosas que potencialmente impactar en cómo eres recibida. Y simplemente no me enfoco en eso. No me enfoco en lo que no puedo controlar”.

En su oficina en Detroit, tiene un afiche con la frase: Keep calm and carry on.  Y cuando le preguntaron cuál era el mejor consejo que le habían dado, contó: “Probablemente es el de mi madre, y es sólo el consejo del trabajo duro -no tiene sustituto”.

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