Su voz fue la que llevó los sonidos de África al resto del mundo; además, la cantante nacida en complejos tiempos en Sudáfrica, fue una luchadora por los derechos civiles y en contra del apartheid; por lo mismo, fue exiliada de su país. Se le quitó el pasaporte y el derecho de volver desde los años 60 hasta 1990. Para ese entonces, era conocida en todo el mundo como Mama Africa.

Miriam Makeba nació en la pobreza; su madre fue a la cárcel por vender cerveza casera en tiempos de depresión económica, y tuvo que llevar a su hija, de 18 días de vida con ella. Más adelante, Miriam creció ayudando a su madre con sus trabajos de empleada doméstica, mientras se daba cuenta que amaba cantar en la iglesia y en su escuela.

A los 18 años comenzó a unirse a bandas, los que mezclaban jazz y música tradicional africana. Con The skylarks difundió el single Pata Pata, fruto de esta mezcla musical, que se transformó en hit y la hizo famosa en su país; una década después sería la canción con que la conocerían en todo el resto del mundo.

Makeba participó en un documental anti apartheid llamado Come back África; la cinta se estrenó en el festival de Venecia y la producción hizo viajar a la actriz hasta Italia para que la promocionara y cantara. Fue entonces cuando su pasaporte fue revocado en Sudáfrica, y Makeba se convirtió en la primera artista del país exiliada por ser anti apartheid.

Comenzó una amistad con Harry Belafonte en los años 60, que la ayudó a trasladarse a EEUU. En 1962 cantó con Belafonte en Madison Square Garden para el cumpleaños de John F. Kennedy, y a pesar de no querer ir a la celebración posterior por estar enferma, el mismo presidente insistió que no podía dejar de conocerla; Makeba se convirtió en un éxito. Por ese entonces, mientras lanzaba discos, fue ante las Naciones Unidas para testificar contra las injusticias que sucedían en su país; Sudáfrica le contestó al revocar su nacionalidad y derecho de entrar al país. A través de sus discos, incluidos entonces en la categoría World Musica por llevar los cantos y ritmos de su tierra, fue que la música africana comenzó a aparecer en los ránkings de popularidad.

En 1967 se casó, por tercera vez, con uno de los líderes de las panteras negras, lo que causó controversia en EEUU, así que Makeba dejó el país y se instaló por más de una década en Guinea, donde se convirtió en delegada del país en las Naciones Unidas. En los años 80 uniría fuerzas con Paul Simon, que recién exploraba los sonidos alegres de Africa en su  álbum Graceland; Makeba se sumó a la mítica gira mundial del cantante.

Cuando los vientos de cambio a aparecieron en Sudáfrica, con la liberación de Nelson Mandela en 1990, Makeba también pudo volver entonces a su país de origen, por primera vez en tres décadas. Seguiría cantando y lanzando discos hasta 2005 donde anunció un retiro a actividades musicales más esporádicas y calmas, y así fue hasta su muerte. Makeba murió en 2008 de un infarto, a minutos de bajar del escenario en Italia, en un concierto para apoyar al escritor Roberto Saviano, perseguido por la Camorra.

“Mantuve mi cultura, mantuve la música de mis raíces. A través de mi música, me convertí en esta voz e imagen de África y su gente sin darme cuenta”.

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