Tener un padre famoso nunca es fácil al minuto de delinear un camino propio, pero Stella McCartney, hija del enorme Paul y su esposa fotógrafa Linda, ha triunfado con méritos propios; hoy, es uno de los nombres fundamentales en la moda de Gran Bretaña, y del mundo. Además, ha llevado a la pasarela el activismo con un sello reconocido de sustentabilidad y animalismo.

Aun siendo hija de un ex Beatle, la infancia de Stella y sus hermanos en Inglaterra transcurrió con aparente normalidad. Pero ya en la adolescencia, comenzó a dar sus primeros pasos en la moda, con pasantías en Christian Lacroix o en Saville Row, en el sastre de su padre. Fue a perfeccionarse a la prestigiosa escuela de arte y diseño Saint Martins, y desde entonces se lanzó al estrellato; su primer gran logro fue ser nombrada diseñadora al mando de la casa Chloe. Aunque algunos dudaban de sus talentos más allá del famoso apellido, Stella McCartney se convirtió en una líder de la moda, y en un éxito de ventas. Ya en los 2000, lanzó su propia marca, la que hoy se ha expandido a perfumes, niños, lencería y alianzas para ropa deportiva con Adidas, entre otros. Fue además elegida para diseñar los uniformes de la delegación británica para los Juegos Olímpicos.

Los diseños de Stella McCartney buscan resaltar la feminidad, comodidad y confianza de la mujer, con sastrería de primer nivel. Pero, además, ha dejado un sello en la industria desde el primer minuto: es famosa por jamás usar cueros o pieles, además de promover el mismo estilo de vida vegetariano y de amor a los animales que le inculcaron sus famosos padres. Para Stella McCartney, el preocuparse de la sustentabilidad de sus diseños es parte de ser una casa de moda inserta en el siglo XXI. Entre ganar premios como mujer del año, diseñadora del año y más, McCartney -quien además es madre de cuatro hijos-, ha hecho campañas ecológicas, como en 2017, cuando llamó a la industria de  la moda como “increíblemente dañina para el medio ambiente”, y se asoció con ONGs y estudios para llamar a producir la ropa de manera diferente y usarla más, ya que la huella de carbono de la industria es enorme. Al mismo tiempo, presentó telas viscosas sustentables y alternativas al cuero en su desfile de la semana de la moda de París, donde la invitación a los asistentes venía en contenedores de reciclaje con el logo de McCartney. También se ha sumado al uso de, por ejemplo, plástico reciclado para hacer carteras y bolsos. Es así, la diseñadora más comprometida con el medio ambiente, y la que busca demostrar que la alta moda y el lujo pueden ser también ecológicos.

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