A pesar de las advertencias de los expertos sobre los peligros del uso de pantallas por la noche, muchos siguen utilizando celulares, tablets y otros dispositivos antes de dormir. Este comportamiento se asocia con una disminución de la calidad del descanso, y un reciente estudio realizado en Noruega ha revelado datos alarmantes sobre este hábito.

El estudio, basado en una encuesta a 45.202 adultos jóvenes, publicada en la revista científica Frontiers in Psychiatry, encontró que cada hora adicional de exposición a pantallas se correlaciona con un aumento del 59% en el riesgo de insomnio y con una reducción de 24 minutos en la cantidad total de sueño. No solo las redes sociales son responsables, sino que cualquier actividad realizada frente a una pantalla, como ver películas, jugar videojuegos o leer en tabletas, tiene un impacto negativo en la calidad del sueño.

Efecto de la luz artificial en el sueño

Uno de los principales culpables detrás de este fenómeno es la luz artificial emitida por los dispositivos electrónicos. Vivimos rodeados de fuentes de luz artificial, desde las luces urbanas hasta las pantallas de nuestros dispositivos, lo que altera nuestro reloj biológico natural. Aunque la luz solar durante el día no representa un peligro, la luz artificial por la noche puede tener efectos nocivos, especialmente cuando estamos expuestos a ella justo antes de dormir.

Cuando utilizamos dispositivos electrónicos por la noche, la luz artificial interfiere con la producción de melatonina, la hormona que nuestro cuerpo necesita para conciliar el sueño. Esto dificulta la inducción al descanso y puede retrasar la hora de dormir. Por esta razón, muchos dispositivos actuales incluyen un filtro de luz azul, conocido como “modo noche”, que reduce la emisión de luz perjudicial para el sueño.

Luz azul y su efecto en el mal dormir

La luz azul, especialmente la que emiten las pantallas de smartphones y tablets, es una de las mayores responsables de alterar nuestro ciclo de sueño. Cuanto más intensa y azul sea la luz, mayor será el impacto en la liberación de melatonina, y por lo tanto, mayor será la alteración en el sueño. Por ejemplo, el uso de una tablet o un celular antes de dormir puede retrasar el inicio del sueño en hasta 96 y 67 minutos respectivamente.

En contraste, fuentes de luz menos intensas y con menos componente azul, como las ampolletas tradicionales o los libros electrónicos también retrasan el sueño, pero en menor medida que aquellas con luz azul intensa. 

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