Se trata de una situación que, según las autoridades competentes, está "fuera de control".

Los castores llegaron por primera vez a la provincia de Tierra de Fuego, en Argentina, en 1946 a fin de que los locales iniciaran un comercio de pieles.

El problema es que ante la falta de depredadores naturales -como osos y coyotes- estos roedores semiacuáticos se han reproducido rápidamente y son ahora una especie invasora que, según ambientalistas, amenazan el bosque local.

Ahora se estima que hay más de 100.000 castores.

Así que el plan es erradicar completamente de Tierra del Fuego a estos colonizadores de América del Norte.

Según las autoridades argentinas, los roedores han destruido un área equivalente al doble del tamaño de Buenos Aires.

Amenaza al ecosistema

Adrian Schiavini, a cargo de la Estrategia Nacional sobre Especies Exóticas Invasoras, le dijo a la prensa local que los castores serán sacrificados de una forma "humana, rápida y efectiva".

También explicó que estas especies habían hecho un gran daño a Tierra de Fuego, ubicada en el extremo sur de Argentina, al construir diques en el sistema de ríos de la región.

"El castor roe el árbol hasta que lo derriba, luego lo troza y lo usa para alimentarse y para construir su madriguera", explicó a Infobae Schiavini.

"Lo que era un arroyo de montaña se convierte en una serie de embalses de agua quieta y muchos seres vivos que vivían ahí dejan de poder moverse", agregó.

El otro inconveniente que presentan los castores es que, si bien los árboles en América del Norte pueden crecer otra vez después de haber sido afectados por estos roedores, los de Sudamérica mueren una vez que son roídos por los animales.

Además, los diques que construyen crean pantanos en los que muchos árboles nativos son incapaces de crecer -y las presas construidas por los castores pueden alcanzar unos 100m de longitud.

Schiavini señaló que quieren traer de América del Norte cazadores expertos de castores.

"La idea es entrenar a un grupo de cazadores y elegir a los mejores para que trabajen en siete áreas piloto de Isla Grande, en Tierra del Fuego".

Schiavini espera que dentro de cuatro años se haya sacrificado a la mayor cantidad de castores.

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