De entrada, Lollapalooza Chile 2019 se movió al ritmo de la música urbana. Este viernes, en la jornada inaugural, DrefQuila y Paulo Londra pusieron la cuota de trap -lo propio hizo Gianluca este sábado-; pero no fue hasta la llegada de Tomasa del Real que el reggaetón se instaló en el evento.

La denominada reina del neoperreo, destacada por la revista Rolling Stone estadounidense y número del próximo festival Coachella, subió al escenario del Lotus Stage con una temática sacada de las discotecas y los clubes nocturnos.

Conductora de los márgenes de la era digital, la tatuadora iquiqueña levantó un show diseñado para el perreo intenso, el movimiento de caderas "hasta abajo" como una fiesta que encuentra seducción en su desprolijidad.

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En las pantallas, mujeres en bikini hechas por computadora y el payaso de la comida rápida haciendo coreografías imposibles. Delante de esas animaciones, bailarines y bailarinas en poca ropa simulando en parte sus mejores pasos en el acto amatorio y canciones que hablan de desenfreno y poca luz.

Y allí, Tomasa del Real se luce como maestra de ceremonias, porque no brilla sola en su coqueteo con el autotune y los movimientos hipnóticos del dembow, sino que les deja espacio a sus productoras y a su equipo artístico que hagan el resto. De paso, el trapper Ceaese (entre otros invitados) alienta al público con éxito, demostrando que la escena underground urbana chilena es una realidad a considerar.

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