Una familia neozelandesa quedó sorprendida (y algo asustada) luego de descubrir una gigantesca telaraña que prácticamente cubría todo un campo de hierba, en un extraño espectáculo de la vida natural.

Tracey Maris, su esposo y una de sus hijas habían salido de paseo en bicicleta el domingo de Pascua y llegaron al parque Gordon Spratt Reserve, en Papamoa, en Bahía Plenty, una zona costera ubicada a 168 kilómetros al sur de Auckland.

Allí notaron un extraño resplandor en una zona de lomas altas destinada a  evacuación en caso de tsunami. Se acercaron para ver y se dieron cuenta que el resplandor lo producía algo similar a un velo de unos 30 metros de largo por unos tres de ancho, y que la brisa levantaba y hacia flamear sobre el pasto.

Se dieron cuenta que era una telaraña y en un primer vistazo no vieron a ninguna araña.  Tracey y su hija caminaron hacia la telaraña y sus pies comenzaron a enredarse en la fina seda, fue entonces cuando notaron pequeñas cosas negras que se movían por sus piernas.

“Como imaginarán comenzamos a gritar… ¡Mi Dios! Estaban por todas partes y literalmente eran cientos de ellas”, dijo a The New Zealand Herald.  Su esposo se acercó a ver qué ocurría y las diminutas arañas también comenzaron a trepar por sus piernas.

Tracey hizo un video con su celular, entre asustada y fascinada por algo que jamás había visto en su vida.

Al llegar a casa buscaron en Google y descubrieron que el fenómeno ocurre con frecuencia en zonas inundables de Hikurangi, en Northland, en el norte de la la isla.

 Allí las crías de algunas especies de arañas sueltan pequeños hilos de seda que el viento arrastra con ellas. Es una técnica que les permite llegar a tierras más altas durante las inundaciones.

Después, las miles de diminutas arañas congregadas en un mismo lugar comienzan a tejer sus telarañas las que terminan fusionando.

Tracey Maris cree que en Papamoa pudo ocurrir el mismo fenómeno después del paso del ciclón Cook.

La telaraña gigante tuvo una corta vida, pues una tormenta posterior la destruyó. 

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